El comienzo de todo.

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-10 años antes-.

Hoy era mi octavo cumpleaños, ese día iría al parque de atracciones con mis padres. Estaba muy emocionada, ya que sería la primera vez que iba a uno, ya que mis padres no tenían mucho dinero, digamos que éramos bastante pobres. Mis padres estuvieron trabajando meses antes muy duro para poder permitirse traerme a un sitio así. Nos montamos en el coche y nos dirigimos hasta el parque. Desde la ventanilla de atrás veía todo pasar rápido. Hasta que vi todas las altas atracciones desde lejos mi boca se abría poco a poco de la emoción. 

-Ya hemos llegado.-Dijo mi padre y todos nos bajamos del coche-.

-Mi madre me agarró la mano-. ¿A dónde quieres ir primero?.

-Corrí hacia delante agarrando a mi madre de la mano-. ¡Quiero a ese!.-Dije señalando hacia una atracción bastante alta-.

-Pero cariño, esa es demasiado peligrosa, eres muy pequeña para eso.-Dijo mi madre y me arrastró hasta otra atracción mientras miraba la que yo quería con tristeza-.

Miré la atracción a la cual mi madre me llevó, estaba bien para mi edad, pero parecía muy aburrida. Después de montarme en muchas atracciones mi padre se acercó a nosotras.

-¿Queréis algo de beber?.-Dijo mi padre sonriéndonos-.

-¡Sí!.-Grité mientras sonreía-.

Mi madre asintió también sonriendo, mi padre se adelantó hacia el puesto de bebidas mientras nosotras mirábamos un puesto de accesorios. Mi padre estaba tardando bastante así que nosotras decidimos ir a buscarle. Me solté de la mano de mi madre y corrí hacia el puesto de bebidas en el que debía de estar mi padre, pero al llegar allí el no estaba. Miré hacia el lado y pude ver a mi padre hablando con tres hombres muy grandes. Iba a chillar ¨papᨠcuando mi padre se puso de rodillas al frente de aquellos hombres. Los miré extrañada. Mi madre comenzó a gritar mi nombre, mientras me buscaba. Uno de los tres hombres sacó un arma y apuntó en la cabeza a mi padre. Mi cuerpo comenzó a temblar, iba a correr pero alguien me agarró del brazo. Miré hacia atrás y era mi madre, intenté soltarme, pero ella no me dejó.

-¿Qué haces aquí?.-Mi madre me miró confundida-.

-Señalé hacia donde vi a mi padre con los otros tres hombres-. Le van a hacer daño a papá...

Mi madre miró hacia donde le señalé y su cara cambió por completo. Se puso pálida. 

-Se agachó, para mirarme a la cara. Y con una cara muy triste acarició mi mejilla-. Cariño, prométeme que te quedarás aquí y no te moverás-.

-Te lo prometo mamá...-Toqué la mano de mi madre-.

Ella se separó de mi y comenzó a correr hacia donde estaba mi padre. Aún el hombre apuntaba hacia mi padre con su arma, ellos estaban tan alejados que nadie podía verlos. Mi madre llegó hacia ellos y comenzó a hablar mientras agitaba sus manos con rapidez. Entonces, el hombre cambió su objetivo, esta vez era mi madre. Se escucho un pequeño estallido desde lejos, mi madre cayó al suelo desplomada. Mis lágrimas comenzaron a caer una tras otra, mi padre se echó sobre mi madre mientras lloraba  y pedía por su vida. Pero otro estallido sonó y esta vez fue mi padre quien estiró los brazos contra el suelo y no volvió a moverse. Estiré mi brazo y abrí mi mano, cubrí a mis padres con mi mano y luego la apreté. Lo siento mamá, pero necesito veros. Los hombres ya se habían ido. Corrí hacia mis padres y al llegar hacia donde estaban, me agaché y me senté a su lado.

-Eh, mamá, no he podido mantener nuestra promesa, ¿podrás perdonarme?.-Al ver que mi madre no hablaba ni se movía acaricié su cara y moví su pelo a un lado-.

-Papá, al final no trajiste nuestra bebida...-Miré ami padre y me tiré sobre ellos mientras lloraba con el alma desgarrada, me habían arrebatado lo más importante, lo único que tenía en la vida. A partir de ese día no volví a celebrar mi cumpleaños, incluso lo odiaba-.

Varios policías llegaron alarmados, varias personas del parque habían llamado por escuchar sonidos parecidos a disparos. Un policía me agarró para que soltara a mis padres.

-¡No!, ¡No me separen de ellos!.-Grité mientras pataleaba y lloraba-. 

-Vamos pequeña, no puedes estar aquí...-Me dijo un policía mientras me levantaba del suelo como si fuera una pluma-.

-Por favor señor, quiero estar con ellos.-Lloré abrazando al policía-.

Después de este suceso, me llevaron a un lugar para acogidas, ya que era huérfana y no tenía ningún familiar más. Estuve 2 años esperando a que alguien me acogiera y cuando sucedió me tocó una familia increíblemente despiadada. Mi madre era alcohólica y mi padre era un agresor. ¿La familia perfecta verdad?...

-4 años más tarde-.

Agarré mi mochila y me arreglé para ir a clases, salí de la habitación. Mi madre ya estaba con su vaso de whisky, al menos tiene gusto la perra, pensé. Agarré algo para comer  y abrí la puerta de mi casa. No quiero ir a clases, es todo una mierda. A pesar de que llegaba tarde, andaba con tranquilidad. Llegué a la escuela. Subí las grandes escaleras que daban hacia mi aula. Llamé a la puerta y abrí con fuerza. Entré sin esperar a que la profesora me dijera que podía pasar.  Me dirigí hacia mi pupitre. Había llegado media hora tarde.

-¿Qué hora son estas de llegar?.-Me miró la profesora enfadada-. ¿Y encima entras como si nada y sin pedir disculpas?.

-Deja de molestar vieja.-Me crucé de brazos y resoplé-. 

-¡Baja ahora mismo a dirección jovencita!.-Me gritó la profesora-.

Me levanté rápido de la silla y tiré la mesa al suelo. Me dirigí hacia la puerta y antes de salir miré hacia la profesora.

-No seas tan amargada, morirás con más arrugas.-Le sonreí , levanté mi dedo en forma obscena y  cerré la puerta de un portazo mientras la profesora se quedaba con la cara descompuesta y todos los de la clase reían-.

Crucé el pasillo que daba hacia la dirección. Andaba sin importarme nada. Llamé a la puerta y luego abrí. El director me miró y cruzó sus brazos.

-¿Tú de nuevo?.-Resopló-.

-Sí, esa mujer no me aprecia mucho.-Sonreí sarcásticamente-.


|Jodida venganza.|Where stories live. Discover now