Diario del desamor

Llegas tarde, una vez más.

Llegaste tarde y ya cerré la puerta, llegaste tarde y no la pienso abrir. Una vez más decides que es oportuno volver, sin saber lo que ocurre detrás de esa puerta que tocas, sin nada de inocencia, sin nada de piedad. Llegas tarde y eso te divierte, te gusta saber que aunque sea así te voy a abrir, siempre llegas tarde y nunca digo nada, pero creo que llegó el tiempo de soltar lo que tengo por decir. Llegaste tarde y no pensaste en mis noches en vela, llegaste tarde y no consideraste mi dolor, todo lo haces sin pensar en nadie que no seas tú, no te puedo reclamar por algo que también hago yo, pero por lo menos se reconocer mi error. Llegas tarde y no te afecta en lo más mínimo, porque siempre terminas saliéndote con la tuya, porque no hay nada que detenga esa sonrisa tuya, más que las noches en soledad cuando recuerdas la mierda que eres, pero eso solo pasa cuando no hay nadie a tu alrededor. Pareciera que todo te sale bien, como si fueras el perfecto criminal, pero todos sabemos que te da miedo la soledad y que aunque sea tarde siempre volverás, aunque esta vez la puerta no la vaya a abrir yo.