Capitulo V

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-Así que... por qué trabajo vienes?- dijo irónicamente, creí yo.

-No es algo obvio?.-

-Por qué algo obvio? Adivino no soy.-

-Por el trabajo de bibliotecaria, acaso hay otra oficina de empelo en éste piso?- dije yo algo frustrada.

-De hecho sí, hay dos- repuso Él.

-Bueno, el caso es que no lo sabía, disculpa.-

-No hay problema... Yo tambien vengo por éste puesto- dijo sonriendome.

Ahora tenía que competir por el trabajo con éste chico tan lindo de ojos marrón claro? No quería. Aunque pensandolo bien no lo conocía, pero...

-Será algo difícil, pero al final del camino si no obtienes el empleo, algo que dudo por tu presencia, estoy dispuesto a cederte el lugar- dijo él.

-No, gracias.-

-Pero por qué no? A una chica cómo tu no se le acepta un no como respuesta. Insisto, hay otros trabajos. Además, ser bibliotecario suena trabajo femenino, sin ofender.-

-No, igualmente gracias nuevamente, pero prefiero ganarmelo yo, aunque esté desesperada económicamente- dije casi exclamando.

-Como quieras. A que horario tienes?-

-10:15, y tu?

-10:05. Parece que yo entro primero. Bueno, mucha suerte si no quedo y un gusto conocerte preciosa.-

Me sonrojé. En ese momento supuse que Félix era un tipo como Max, mi ex compañero. Piropeando a todas las chicas con la que se cruzara, y queriendo hacerse el guapo ofreciendome el puesto de trabajo para conquistarme y luego acostarse conmigo.

Pensaba muchas cosas a la vez, cuando a los 10 minutos salió Félix de la oficina con una mujer que contrataba a los empleados.

Ella era alta, esbelta, con los labios rojos y una falda algo más arriba de las rodillas. Tenía puesta una camisa blanca muy bien planchada. Supuse que tendría unos 20 años más que yo.

Creí que diría que nos retiraramos todos, ya que habían elegido al nuevo empleado. Pero no fue así. En un flash de segundos escuché mi apellido claramente, y tras eso la frase: adelante señorita. Mientras pasaba, a lo lejos vi a Félix esbozar una media sonrisa, y yo perdida en sus ojos brillantes le contesté con otra un tanto falsa.

Al entrar, la señorita me explicó cómo funcionaba todo, y yo le entregué mi curriculum. Lo hojeó a simple vista y luego lo dejó sobre la mesa.

-Bien, señorita Vonshock... Usted está a la altura de éste empleo, además de tener un curriculum muy bueno, usted tiene una increíble presencia.-

Recordé las palabras de Félix en ese instante. Por qué lo recordaba tanto si no habíamos visto tan solo una vez? Él no era nadie en mi vida.

La mujer siguió:

-El muchacho anterior se arrepintió a último momento, sin razón alguna. Es su oportunidad. Lo acepta si o no?-

Moví mis dedos sobre la mesa unos cuantos segundos, y luego dí mi veredicto.

-Sabe que? Yo tampoco lo acepto. Adiós-

Me retiré con elegancia y bajé por las esclaeras. Ésta vez no tomé el ascensor. Las tomé porque quería detenerme unos segundos a pensar en lo dicho ante la mujer. Se que había tomado la decisión correcta. Yo no quería un trabajo regalado, pero se que se lo había hecho perder a Félix. Aunque pensandolo bien, el me lo ofreció y además ya no lo volvería a ver con suerte. Aunque admito que me encantaría volver a verlo, es mejor sacar a los mujeriegos de mi vista.

Al salir del edificio, crucé la calle en busca de mi auto y trás el estaba parado Félix. Qué sorpresa. Me reí y el se quedó mirandome.

-Me preguntp cómo supiste que éste era mi auto... acaso me viste cuando lo estacioné?- dije yo algo sorprendida.

-Me dejé guiar por mi intuición. Tu aura decía Mustang 1999. Y parece que no me equivoqué.-

-Al parecer no. Bueno, no entiendo porqué no aceptaste el trabajo, te dije que no me lo dieras.-

-Al menos hice un bien. Tu conseguiste un lindo trabajo y dinero del cuál estás algo escasa, por lo que has dicho antes.-

-Yo no lo acepté Félix. Te dije que no lo quería... Y tu insististe. No me conoces.-

-Se ve que no- repuso Félix algo dubitativo de sus palabras.-

-Bueno, adiós. Y lo siento por hacerte creer que lo aceptaría. Si eso creiste. Y lamento que ahora no tengas empleo justamente por mi culpa.-

-No es tu culpa- dijo Él como comprendiendome.

-Como quieras. Hasta luego.-

-¿Cómo quiera?.-

Me agarró de la cintura y me acercó hacia Él. Podía sentir su respiración. Sabía que me besaría. Me aparté.

-Si, yo no te obligué. Pero se que tu esperabas que te diera las gracias y me rindiera a tus pies- dije algo agresiva

-No. Cómo dices eso Miranda.-

-Se que haces eso con cada chica con la que te cruzas- me defendí yo.

-Pues, estás equivocada. Y te lo probaré. No se si alguna vez oíste hablar del amor a primera vista-

Dió media vuelta y se marchó hacia la esquina.

Y me dejó hablando sola... 

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora