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La melodía sonaba agradable, tan delicada y no muy desafinada, una que otra nota se bajaba la afinación, pero es algo que pude arreglar fácilmente. Todo marchaba bien hasta que llegue al pasaje donde tengo que ir un poco más rápido y es ahí cuando todo valió y sonaba como una especie de maullidos de perro. Ya llevaba más de seis veces intentándolo y no quedaba. Ya me había cansado.

–Una vez más.– me dije a mí misma, mientras volvía a empezar dos compases antes de ese pasaje y grandioso, seguía igual.  Ya me había cansado de intento tras intento, suspiré y volví a intentar y seguía sonando feo.

–Ya no sirvo para ésta mierda.– dejé el violín de lado y me senté en la silla de escritorio. Escuché que alguien tocaba la puerta, a lo que indiqué que pasase.

La persona abrió la puerta y era quien menos esperaba.– Tu hermano me prestó un atril y me dijo que aquí están.– pintó un delgada sonrisa en sus delgados labios.

–¿Eh? Ah, sí, sí. En esa esquina de ahí hay varios, elige el que más te acomode.– le indiqué donde. Cierto, olvidaba que estaba en el mini estudio de mi hermano.

Mientras elegía uno, empecé a apuntar unas cosas en la partitura cuando sentí una presencia detrás mío y pues, ya sabía quién es.– Está mal esa arcada ¿Puedo?– preguntó para pedirme el lápiz y apuntar las correctas en la partitura, veía que hacía mal y porque el arco no caía donde debía al final de eso.

–Mira, sí aquí aplicas punta, punta, al final caerá en talón y podrás empezar de nuevo en punta para que pueda acomodarte más, y al momento de pasar al pasaje que escuché que se te dificulta no te afectará mucho.– dijo mientras terminaba de hacer unas anotaciones.– Mira, aquí es mejor ligarlo, para que no suene tan sucio.– pintó una ligadura en las notas.

–¿Pero eso no afectaría en nada?– pregunté con cierta duda, a lo que el negó.

–¿Puedo mostrartelo?– cuestionó mientras señalaba mi violín, a lo que asentí y empezó a tocarlo, indicándome que hacer, cosa que le entendí un poco.

–Ahora inténtalo.– me regresó el violín. Lo hice y sonó un poco mejor, aunque me confundí un poco pero ya lo "tenía".

–¿Ves? Así queda mejor– sonrió y tomo rumbo a la puerta.

–Gracias por tu ayuda.–dije antes de que se fuese.

–De nada, y, no creo que seas una "mierda" en ésto como dijiste hace unos momentos. Es normal cometer errores y yo creo que vas muy bien, todos empezamos así.–dicho eso se esfumó.

Eso fue... ¿Extraño?

Nunca había cruzado más de tres palabras con el mejor amigo de mi hermano que son; "hola" y "buenas tardes".












:D






–¿Entonces ya estás lista?– preguntó Kaleb mientras hacía unas anotaciones en su libreta.

–¿Eh? ¿Para qué?

–Boba, para tu audición.

–Ah, cierto, cierto. Del uno al diez, me doy cuatro.– me quedé pensativa– Espera ¿Cómo sabes eso?

–Iziar.

–Que informativa salió.– me quejé, mientras golpea con desinterés el lápiz en la mesa.

–¿Acaso no pensabas decirme?

–Da igual, no es la gran cosa.

–¿Cuándo dejarás de ser tan reservada con tus cosas? ¿Acaso no confías en mí?– aquí vamos... Papel de víctima activado.

–Tú igual eres así.– Rode los ojos.

–¿Y? Pero te lo acabo diciendo, después de todo somos amigos ¿No?– detuvo mi mano que seguía haciendo la misma acción con el lápiz.

–Pero, no me entero por ti. Bueno ya, no importa, da igual.

–¿Algún día dejarás de decir "da igual" por cualquier cosa que  trate de ti?– suspiró mientras se borraba su pequeña sonrisa amigable que ya había formado.

–No, es como decirte a ti ¿Algún día dejarás de ser tan idiota? Y eso es algo que no se puede cambiar.– abrió su boca sorprendido.

–¿Y ahora que ya traes en contra mía? – negó con la cabeza.

–Nada, yo mejor me voy.– dije mientras me levantaba de la silla y abandonaba la mesa, ya que note que venía Iziar, no es como si la estuviese evitando o algo así. Solo que quería estar sola y sabía que estando ahí solo estaría de más. Siempre, pero siempre, cuando estamos los tres juntos es como si solo Kaleb existiese. No es como si quisiese toda sí atención, pero, aveces me resulta incómodo.

Cuando salí del salón lo último que logré escuchar fue un "¿Y ahora que le hiciste?". Realmente nadie me hizo nada, más bien, solo son sentimientos que quiero compartir en soledad.

Me dirigí a una de las bancas de los pequeños espacios que hay en la escuela para el descanso. Me senté y me quedé mirando el cielo un buen rato, se veía realmente bonito y despejado.

¿Por qué el hecho de "querer" a alguien puede llegar a doler tanto?

Aveces eso me dejaba algo dispersa, el hecho de no poder mostrar mis sentimientos o hacerlos notar para que la otra persona sepa. Siempre cuando intentó hacer algo así, sale todo lo contrario y no es nada cool.

Siempre me toman por alguien insensible, cuando soy todo lo contrario. Pero, solo me cuesta trabajo decirlo...






















Ya no tiene sentido nada de esto skdlflglgkg
Karla-san fuerans 🐥

Punta y talón, son  técnicas que se usan para tocar y por estética igual c:

David.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora