Raptada | 1 | ✔

Capítulo veintiuno ✔

021:  Mi nombre es Elena...

Narra Elena.

El chico entró en la zona más humilde de la ciudad, vine sólo una vez aquí con mamá cuando era pequeña. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar en ella, espero que se encuentre bien.
Nos detuvimos en una casa de un color beige viejo, tenía unas palmeras en el frente en un buen estado.

─Aquí vivo. ¿Quieres entrar?

Lo miré con desconfianza, ¿Debería entrar?, ¿Y si sólo quiere hacerme daño?

─No me mires así, no te voy a hacer daño, sólo quiero ayudarte. ¿Vas a desconfiar de mí cuando te he dejado subir en ese estado? ─Me repasó con la mirada.

Tenía razón, me bajé de la camioneta y luego lo hizo él, caminó hasta la puerta y se detuvo.

─Tranquila, no te haré daño. ─Sacó las llaves y abrió la casa.

Entró y yo lo seguí. Era una casa pequeña pero estaba bien acomodada.

─Buscaré para curarte eso.

Desapareció por la primera puerta de madera del lado izquierdo. Escruté el lugar mientras regresaba.

─Puedes tomar asiento.

Me senté en un taburete que estaba al lado de una mesa. Me desamarró el trapo que me dio en la camioneta, ya había dejado de sangrar. Virtió alcohol en un algodón y lo pasó por la abertura que tenía en el brazo, apreté los ojos pero no me quejé. Se aseguró de que estaba bien limpio y me puso un trozo de gaza.

─Ya está. ─Dijo y fue a guardar lo que traía en sus manos.

Ahora viene el interrogatorio, ¿qué se supone que le diré?, es mejor que me vaya de aquí.

─¿Quieres algo de comer?

La verdad es que tenía muchísima hambre. Quizá será mejor que coma algo y luego me vaya. Asentí y se fue a la cocina. No duró mucho cuando regresó con unos panes rellenos con jamón y un vaso con jugo de naranja. Comí todo con calma, el chico se sentó en otro taburete a una distancia prudente mientras terminaba de comer.

─Muchas gracias... ─Hablé por primera vez.

─Vaya, ya había empezado a creer que habías quedado muda. ─Rió.

─Debería irme...

─¿Tienes a dónde ir? ─Negué. ─Puedes pasar la noche aquí, la habitación de mi hermana está libre, no volverá hasta mañana.

─Creo que no es buena idea...

─Mira, no tengo la menor idea de qué has pasado, pero me gustaría ayudarte, al menos por esta noche. Puedes confiar en mí, no soy alguien malo, sólo quiero ayudar.

A estas alturas se me es difícil confiar en alguien, pero creo que me tocará.

─Me tenían secuestrada... ─Susurré.

─Dios Santo, ¿Hace cuanto?

─Hace... ─No terminé de hablar cuando unas enormes ganas de vomitar se apoderaron de mí.

Contemplé el desastre que había hecho y me ofrecí a limpiarlo. Me sentía avergonzada.

─Eso fue... mucho. ─Rascó su nuca.─Por favor acepta quedarte por hoy, quiero poder ayudar aunque sea por una noche. Soy Travis, si quieres no me digas tu nombre, no hay problema.

Acepté su propuesta, no tenía dónde pasar la noche y no sé que haré ahora, tenía miedo de salir y encontrarme con esa gente que está empeñada en hacerme daño. La habitación de la hermana de Travis era pequeña pero muy acogedora, la cama era muy cómoda. El chico me ofreció un poco de ropa de su hermana así que pude darme una buena ducha.