6.

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Erick se encontraba tras la puerta para ver si se acercaban sus secuestradores. En sus sucios pantalones se encontraba aquel trozo de alambre que había conseguido sacar del colchón. Su mano tenía una raja que aunque no era demasiado grande si no se la cuidaba podía llegar   a infectarse.
 
Escuchó cómo discutían los secuestradores pero no entendía nada de lo que decían. De un momento a otro se abrió la puerta sin que Erick se enterara de que alguien llegaba hasta su habitación. Ante él apareció su secuestrador. Rubio, con unos ojos azules fríos cómo el hielo y rapado al cero. Miraba a Erick amenazador, como si quisiera matarlo. Erick apoyó su mano dónde se encontraba el alambre y el secuestrador, al ver que estaba cerca de la puerta, le empujó para que se alejara. Erick nervioso de que le hiciera algo más, sacó el alambre con la intención de atacar al secuestrador y este lo esquivó. Cogió a Erick de la camiseta, le quitó el alambre y se lo pinchó en un costado varias veces. Erick ahogó un grito de dolor que nadie oyó. Con el alambre en mano, el secuestrador le pegó una patada en donde se lo había clavado y se fue con una sonrisa de satisfacción.

Como pudo, Erick se levantó y fue hacia la ventana. No había modo de abrirla pero aún así lo intentó de todas las formas posibles. Recordó que del colchón podía sacar más alambre y fue hacia él. Las pocas fuerzas que tenía por su herida y además el escozor que le producía la mano por haber sacado el otro trozo de alambre anteriormente no ayudaban en su labor. Al cabo de unos 20 minutos y con la mano prácticamente destrozada, sacó otro trozo. Fue hacia la ventana y la abrió cómo pudo. Vio que la ventana de en frente había luz y con todas sus fuerzas gritó ayuda. Gritó y gritó pero nadie se asomaba. Comenzó a ver borroso y a lo lejos pudo distinguir una silueta. Se miró el costado y estaba repleto de sangre. Sin poder mantenerse más en pie cayó al suelo inconsciente.

* * *

Lucía acababa de llegar a su casa algo mareada. Se quitó la ropa para ducharse y se fijó en su barriguita. No se le notaba casi nada pero puso sus manos en ella. Sintió angustia, ¿cómo sacaría adelante al bebé? Ella aún era adolescente y no tenía ni idea de bebés. Sus padres se decepcionaran mucho cuando se enterasen, lo sabía. Mirándose a un espejo con las manos aún puestas en su barriga, comenzó a llorar sin parar. Tras un rato llorando decidió meterse en la ducha. Tras la ducha se echó una crema que le había recomendado el doctor para las futuras estrías y se tomó unas vitaminas. Acababa de ponerse el pijama y sintió la necesidad de abrir la ventana para sentir el aire fresco en su cara. Se estaba dando la vuelta cuando oyó de la ventana de enfrente, la cual estaba cerrada y no se veía nada, ayuda. Analizó en un segundo la voz y se parecía a la de Erick. Su corazón empezó a latir muy rápido y por acto reflejo salió corriendo hacia la casa a la que pertenecía esa ventana. Tocó la puerta y nadie respondió. Nerviosa llamó a la policía explicándole lo sucedido.
Esperó y esperó en la puerta de esa casa hasta que al fin apareció la policía. Dos hombres al verla sentada en la puerta, la cogieron rápidamente y la apartaron. Tocaron varias veces la puerta y nadie abrió. Los policías derribaron la puerta y entraron armados.
Algunos vecinos curiosos se asomaron para ver qué ocurría. Los padres de Lucía no se encontraban en casa ya que estaban trabajando.

Después de unos diez minutos llegó la ambulancia y sacaron a un joven cubierto de sangre. Se acercó para ver su rostro y cuando le vio la cara se quedó pálida. Se trataba de Erick. Estaba muy sucio, no tenía prácticamente color en su piel y estaba lleno de sangre.
Lucía horrorizada se llevó las manos a la boca intentando ahogar un sollozo. Lágrimas caían por él y cayó al suelo de rodillas. Algunos vecinos se acercaron a tranquilizarla y la acompañaron a su casa.
Al poco tiempo de estar en su casa llegaron sus padres a la vez. Se acababan de enterar de lo sucedido. Vieron extrañados a Lucía cómo lloraba. No entendían la reacción que había tenido por ese chico. Sabían que era compañero de clase de Lucía pero no era para ponerse así.

- ¿Qué te pasa Lucía? - Preguntó su madre al verla tan angustiada.

Lucía no contestó

- ¿Te ha impactado ver a ese chaval en ese estado no? Tranquila se pondrá bien. - Dijo su padre intentando saber que le pasaba.

Lucía miró a sus padres y no quiso esperar más.

- Lo siento mucho. - Dijo Lucía entre sollozos mirando a la mirada confusa de sus padres. - Estoy embarazada y el padre es él.

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