No creo que sea necesario explicar lo que ocurrió luego de que arrebatara el brazo de Lucían. En resumen, fue una masacre en la cual liberé todo mi rencor contra los demás. Poco a poco mi cuerpo fue cubriéndose de sangre, aunque esto también ocurrió con el hermoso salón de este castillo.
Luego de algunos minutos solo quedaban en pie otras dos personas, los demás ahora eran charcos de sangre y vísceras regados por este salón. Lucían a perdido todos sus miembros, su torso se encuentra en el suelo mientras respira con dificultad. Constantino se halla a su lado, está de rodillas mientras la sangre escurre desde sus hombros, he amputado sus brazos con ira, colgajos de piel se mecen con cada jadeo de su parte.
Comienzo a caminar lentamente hacia ellos mientras dejo caer la cabeza cercenada del último sujeto de la Iglesia, más específicamente deje al gordo Arzobispo para el final junto a estos dos. Un sonido hueco y resonante es provocado cuando la cabeza sin vida del Arzobispo impacta contra el suelo.
— Deja... deja escapar a mi discípulo... yo lo obligué a todo esto.
Lucían habla con una voz apenas audible, a cada palabra que él emite deja escapar una bocanada de sangre que decora su rostro.
— No...
Basta con que diga esa simple palabra para que las esperanzas desaparezcan por completo, en el semblante de Lucían se refleja la agonía absoluta.
— Constantino, escapa, protege nuestro trabajo. — Lucían pronuncia esas palabras con una voz carrasposa.
— ... No creo que pueda hacerlo. Desde que ella apareció no he dejado de temblar. — Constantino no deja de apreciar el salón cubierto de sangre.
— Hemos creado una abominación que incluso supera a los Vampiros de Sangre Pura.
— De eso no hay duda alguna.
Me planto delante de ellos, los observo fijamente, entonces me centro en Lucían.
— Antes de asesinarlos, quiero que respondan unas preguntas.
— Igualmente nos asesinarás.
— Si... lo único que podría cambiar es, que será más rápido. De ustedes depende si sufrirán o no.
— Nosotros... jamás cederemos ante el mal. Somos Sacros, nuestro Señor nos ha bendecido con su... — Mientras Lucían repetía el discurso que todos ellos proclamaban, me desplazo con una ira asfixiante y arranco su ojo izquierdo de raíz. — AAAAAAAAAAAAAHH.
— Dios... solo es una excusa que utilizan, si eso existiera, nada de esto hubiera ocurrido, nada. ¡NADA!
— AAAAAAAAGHHH.
Aún con su ojo en mi mano, grito esas palabras al mismo tiempo que lo aplasto, el liquido viscoso escurre entre mis dedos. Lucían se revuelca como una bestia vomitiva, a cada espasmo la sangre de su cuerpo se extiende por todos lados. Con un inquietante suspiro de mi parte, clavo mi mirada en Constantino.
— Escúchame muy bien, dado que solo te daré una oportunidad.
— ...
— Responde de una maldita vez. Todo esto que me hicieron. Quiero saber toda la verdad, solamente de ti depende si puedes dejar este castillo con vida.
Ante mi orden, aun revolcándose de dolor, Lucían vocifera su voluntad.
— ¡No digas nada!...
Basta una mirada iracunda para enmudecerlo, concentro mi mana en él, hasta que finalmente pierde la conciencia. Coloco mis manos en el cuello de Constantino y hablo con una voz tétrica.
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El Gran Reinicio Parte I : Despertar
FantasyGuillermo (Guille) ha vivido toda su vida bajo la sombra de sus hermanos quienes son conocido como los Prodigios. Él no posee un sueño o una ambición que seguir, ahora con 19 años debe por primera vez decidir qué camino seguir. Luego de un año desde...