Cap.4: "Consejos de un nuevo amigo"

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- ¿Deacon? ¡Deacon!

La voz del profesor me trajo de vuelta a la clase en la que estaba alzando la vista de mis apuntes, mis ojos seguían los párrafos pero mi mente se encontraba muy lejos de ahí.

- ¿Pude decirnos la respuesta del ejercicio 3.C.?
- Claro

Rápidamente hojee entre mis libros el ejercicio, había hecho la tarea como siempre, así que pese a no estar prestando atención no debía tener problema en responder correctamente esa pregunta.

- 225 Amperes

Sentí las risas de mis compañeros a mí alrededor indicándome que algo andaba mal, pero fue la seria cara del profesor mirándome con desaprobación la que me condeno sin entender porque, estaba seguro de que aquella solución era la correcta.

- Esa respuesta estaría muy bien si todavía estuviera en la hora de Electrónica Avanzada, le recuerdo que esta es la clase de Ética, señor Deacon

Suspire cerrando los ojos fuertemente y acto seguido me sentí aliviado al escuchar el timbre que finalizaba la clase, el profesor nos recordó lo que debíamos hacer para la próxima y yo guarde mis cosas rápidamente saliendo de la universidad con único objetivo en mente llegar a mi casa.
Hace tiempo que no podía dormir bien, exactamente desde la fiesta, me pasaba las noches dando vueltas en la cama o ensayando con Queen, pero no podía quejarme, tanto mis logros como mis fallos eran 100% mi culpa y responsabilidad. A veces sentía como si todavía estuviera en la secundaria y viviera con mis padres, pero al llegar a mi departamento y saber que nadie me esperaría con la cena y que los exámenes finales eran más difíciles que todos los años de secundaria juntos me recordaban que ya pertenecía al mundo adulto.
Deje mis apuntes a un lado y tome mi bajo, últimamente era la único que me tranquilizaba, cerré los ojos dejándome llevar por la melodía que improvisaban mis dedos intentando despejar mi mente, algunos recuerdos vinieron a mí, cuando me mude allí, mi primer día de universidad, la audición, cuando conocía a los chicos, Roger haciéndome sentir bienvenido, Freddie haciéndome miles de preguntas, Brian imponiendo orden, el beso con Roger, las palabras de Freddie preparando café, recuerdos de Roger y Brian muy cercanos... Una nota sonó fatal, volví a abrir los ojos aterrizando nuevamente en mi departamento, sin duda necesitaba hablar de aquello con alguien y ya sabía quién podía ser ese alguien.

- ¡Sabia que volveri...! ¿John?

Cuando vi a Freddie abrirme con aquella euforia, la cual se esfumo en un segundo al verme, supe de inmediato que no era a mí a quien esperaba, en ese momento me sentí algo mal de caer tan repentinamente en su casa sin previo aviso, tendría que mínimamente haberlo llamado antes, pero la impulsividad me había ganado.

- H-Hola Fredd, justo pasaba por aquí y...
- Eres un muy mal mentiroso ¿Sabes? Pasa

Se hizo a un lado de la puerta dejándome pasar al calor de su hogar, hacia tanto frió afuera que no dude en entrar, a mí solo se me ocurre salir con este clima para buscar consejos sobre asuntos personales en la casa de alguien a quien recientemente puedo llamar amigo, sin duda me sentí un estúpido.

- Lo siento, si quieres me voy, no quiero molestarte
- No puedo echarte con este frió, tus mejillas están más rojas que las de Santa Claus, quédate así me haces compañía, Mary tuvo que salir a ver a sus padres, creí que eras ella que volvía arrepentida a pasar la noche conmigo

Se notaba su desilusión mientras se refugiaba abrazándose a si mismo en su brillante desabillé violeta, en parte agradecí que Mary no estuviera, ciertamente no había pensado en esa posibilidad, de ser así definitivamente Freddie me hubiera dejado afuera aunque cayeran piedras del cielo.

- Deja tus cosas por allí, voy a preparar té
- Gracias Fredd

Me despoje de mis abrigos colgándolos en el perchero junto a la puerta y como esperaba los demás habitantes de la casa me dieron la bienvenida, algunos buscando caricias, otros tan solo observando a la distancia, uno paso por encima del piano tocando una melodía graciosa con sus patas y me acerque curioso al instrumento, recordando una canción comencé a tocar lo que mi memoria me permitió.

Mis miedos por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora