Capitulo IV

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Lo odiaba!

Candy caminó a grandes pasos en dirección a casa. —Quería llorar. —Quería gritar. Tenía miedo de hacer las dos cosas si alguien se paraba a hablar con ella.

—No pareces muy feliz. Era Claire.

—No lo estoy.

—¿ Qué ha pasado ?

Candy se encogió los hombros sin dejar de caminar. —Era casi imposible conseguir que
las palabras pudieran pasar a través del enorme nudo que tenía en la garganta. Claire acomodó el paso al suyo.

—¿Has visto a Terry? Candy asintió con la cabeza. —¿Quieres hablar de ello? Candy Hizo un gesto de negación. —Sin duda alguna no quería hablar de ello. Alargó el
paso. —Por desgracia, Claire alargó el suyo también. —A buen seguro te habrá propuesto matrimonio. ..Candy sollozaba. —¿No lo ha hecho? ¿Cómo ha podido no hacerlo?

Excelente pregunta..pensó Candy mientras sollozaba.— ¿Cómo ha podido no hacerlo? No debería haberse tomado tantas libertades con su persona si no iba a proponerle matrimonio de inmediato. ¡Ja! ¿De inmediato? Debería haberle propuesto matrimonio antes de tocarla de esa manera. Tenía las manos en... Le palpitaba el pecho al recordarlo. El pecho y el... Se puso colorada y se mordió el labio. No iba a pensar en la otra parte de su cuerpo que le palpitaba...¡Y no era sólo con sus manos! Su boca. Su lengua..—Candy se tragó un gemido. ..¡Oh, por Dios! Iba a volverse loca. Estaba furiosa. La furia hacía que se sintiera indispuesta del estómago. Dolorida. Temblorosa.

Estaba tan furiosa que jadeaba. Tenía que ir a su habitación.

—¿Te encuentras bien, Candy?

—Necesito... en serio, necesito... estar sola, Claire.

—Oh, Candy. La compasión en la voz de Claire la atravesaba como un cuchillo. No iba a llorar. —Ahora no. —Susana, Elisa, cualquiera podría verla y no iba a darles la satisfacción de ver su angustia. —Caminó incluso más deprisa. Claire se dio cuenta de que necesitaba estar sola, porque cuando llegó a la habitación ya no seguía sus pasos. El alivio al cerrar la puerta le provocó un estremecimiento; luego los escalofríos la hicieron llorar.

¿Qué había ocurrido en esa zona del jardín?..Candy se llevó las manos del estómago a los pechos. —Quería arrancarse la ropa a tiras y tocar su piel. Sin lugar a dudas, le pasaba algo. —No era sólo la furia lo que latía muy en su interior. Era algo más, algo oscuro y desconcertante.

¿Qué le había hecho Terry? —Sus besos le habían causado un problema. —Cada uno de los roces de sus labios, de sus manos, había herido una parte de ella cada vez con más fuerza, como una fuente de agua, hasta... ¿hasta qué? No lo sabía.

Sentía muchas ganas de gritar..—Si tan sólo hubiera esperado, si hubiera mantenido la lengua entre los dientes... Empezó a temblar; entre los dientes de Terry. Sabía que con toda seguridad él habría hecho algo, la habría liberado, y no se sentiría tan... alterada.

Se acercó a la ventana y apoyó la frente contra el cristal. Miró por encima la finca de Arthur pero sólo veía la sombría enramada.

¿Por qué Terry no le había pedido matrimonio? Beatrice esperaba que lo hiciera con toda seguridad. ¿Qué diría Bea cuando Candy tuviera que contarle que no estaba comprometida?

¡Santo Cielo! —Había sido ella quien literalmente se había arrojado a los brazos del hombre. —Bueno, técnicamente se había tropezado, pero daba lo mismo. Una dama decente se habría apartado en el mismo instante en el que se hubiera encontrado con la forma dura y musculosa de un hombre..de hecho, —muy dura. —Muy musculosa. Muy hombre.

Locura de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora