Capitulo XVI

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Qué es lo que insinúas exactamente, Bertha?

La señora Collins señaló a Candy con los anteojos. —Digamos, Beatrice, que uno de esos caballeros debe casarse con la señorita Ardley de inmediato.

Terry le puso su abrigo a Candy sobre los hombros. —Esperaba que Beatrice contradijera la afirmación de la señora Collins, aunque no le sorprendió ver que estaba de acuerdo al asentir con la cabeza. —Presentarse con la parte de arriba de su cuerpo cubierto por la pura camisola, en compañía de dos hombres no era un desliz que tuviera un fácil remedio.

—¡Eso es ridículo! —La voz de Candy ondeaba levemente en el aire—. No ha ocurrido nada.

Terry vio como la señora Collins volvía a ponerse los anteojos. —Incluso él clavaba los ojos en ella.

Candy se sonrojó y se tapó aún más con el abrigo de Terry...—No ha ocurrido nada irreparable.

—Todo lo contrario, jovencita, ha ocurrido algo irremediable. —Si se supiera..—Beatrice miró a la señora Collins, que examinaba el lazo de su manga—. Cuando todo esto se sepa, tu reputación quedará tan destrozada como tu vestido.

—No. ¿Por qué habría de saberse? —Candy parecía desesperada—. La doctora Kelly, no dirá nada.

—Por supuesto que no..respondió la doctora Kellu

—Pero Bertha Collins, ¿podrá abstenerse de contar lo ocurrido ?

El resoplido de Terry se tornó en tos. La chismosa señora Collins sonreía levemente y volvía a examinar el lazo. —Apostaría a que preferiría dejar de respirar antes que guardarse un chismorreo así.

—Señoras, quizá deberíamos continuar con esta charla en los carruajes. —La doctora Kelly sonrió y señaló hacia la puerta—. Estoy segura de que Candy agradecería abandonar este lugar, y creo que la tormenta se nos echará encima en cualquier momento.

Beatrice y la señora Collins hicieron caso omiso.

—Me temo que estás en lo cierto, Bertha —dijo lady Beatrice—. Candy debe comprometerse ahora y casarse lo antes posible. —Cruzó los brazos bajo sus pechos.
Estaba claro que nadie se marcharía hasta que el asunto quedara resuelto para su satisfacción—. ¿Caballeros ?

Terry oyó cómo el aire que Candy respiraba se convertía en lamento.—No podía mirarla. —Un enorme nudo se le formaba en el estómago y el bochorno familiar y abrasador, se le estancaba en los intestinos.

¿Cómo iba a casarse con Candy? ¿Cómo iba a condenarla a una vida sin niños, sin pasión? —¿Cómo iba a decirle...? —Le entró el pánico. —Hizo un gran esfuerzo por respirar.

—Estaré encantado de proponerle matrimonio a Candice —dijo Niel con musitadas palabras. —Tenía, los ojos casi cerrados por los golpes recibidos, — la nariz rota, —los labios hinchados y había perdido al menos dos dientes— Después de todo, es por mi culpa por lo que se encuentra en este estado. —Dejé que el instinto animal pudiera conmigo...dijo con lo que parecía ser una sonrisa...—No tengo excusa, salvo el hecho de que amo a Candice desde hace años. —El que rechazara mi anterior ofrecimiento me machacó.

Terry esperaba que Beatrice pusiera en su sitio al cabrón, pero en vez de ello asintió con la cabeza.

¡Por todos los cielos! No dejaría que... —No permitiría que su Pecosa se casara con...

—¡Noooooo! —Las palabras de Candy eran casi gritos—. No me casaré con Niel.

—Candy, no tienes elección.

—Sí que la tengo, Beatrice, Albert jamás me obligará a casarme con esa rata.

—Quizá no, pero ni siquiera Albert puede remediar el daño que tu reputación
ha recibido hoy. —Si no te casas con él, te estarás condenando a ser una solterona el resto de tu vida.

Locura de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora