Capitulo XVIII

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—Estás horrible.

—Gracias, Susie. —Soy bastante consciente de ese hecho. —Yo también me siento horrible.

—No te volví a ver desde la fiesta de los Kellys.

—¿Crees que quiero publicar a los cuatro vientos el hecho de que Grantchester me partió la cara y que daría la oportunidad al tío William de terminar de destrozarme?

Susana examinó a Niel bajo la tenue luz. —Su rostro bien podía ser un desagradable arco iris de moratones, pero las demás partes de su anatomía estaban al parecer completamente funcionales. Estiró la mano para agarrarle del pantalón.

—No, supongo que no. —Susana se echó hacia atrás y se apoyó en el tronco de un árbol.

Niel dio un paso hacia atrás.

—¿Tímido, Niel?

—No, es sólo que no me apetece que me distraigan. ¿Es que no te da rabia cómo
ha salido todo? Atrapar a Grantchester y comprometer a la huérfana fueron ideas tuyas, después de todo.

Susana se encogió de hombros. —No estoy feliz, por supuesto, pero ¿qué puedo hacer? Terry se ha casado y a mi me está tocando lidiar con la bola de periodistas que me asedian todo el tiempo para seguir su chismorreo sobre el artículo y las fotografías en la portada del New York Times.

Niel bufó,—al parecer te ha tocado beber una cucharada de propio chocolate..Susana lo fulminó con la mirada; Niel regresó al asunto en interés para ambos..—Tienes razón, Grantchester se ha casado, pero tal vez no tan felizmente. —Juraría que hay algo que no va bien entre Grantchester y la huérfana.

—¿Cómo lo sabes? Has estado jugando a las escondidas estas dos semanas.

Niel resopló e hizo una mueca de dolor...—Como dices, mi cara no es algo muy bello en estos momentos. —Pero tengo mis espías. —Tú también has visto a Grantchester y a la huérfana, Susie. —No pasan mucho tiempo juntos, ¿verdad?

—Bueno, —no, —pero no está muy bien visto por la sociedad que los maridos y sus esposas vivan continuamente pegados el uno al otro.

—Pero ¿y los recién casados, Susie? Sólo llevan casados dos semanas. Y el poco tiempo que llevan no lo han pasado juntos. ¡No me digas que no te has dado cuenta de lo lejos que están y lo cuidadosamente que se miran el uno al otro! —Demasiado contraste para las abundantes miradas de deseo que solían lanzarse durante las reuniones de la alta sociedad en las cuales coincidían...¿no te parece?

Niel tenía razón. —Susana había estado ocupada lidiando con los reportes y las escandalosas imágenes de ella desnuda de la mitad del cuerpo, sujetando el brazo del herrero de la hacienda de los Kelly, así que no había estudiado a Terry las pocas veces que coincidían en los ensayos de la siguiente obra... Ahora que lo pensaba... Sí, había notado cierta distancia entre ellos. —Un cierto enfriamiento, y la enfermera no lo había acompañado a algunas recepciones en donde la compañía y sus actores habían sido invitados, argumentando que la invitación era para los actores y no para las esposas de estos.

—Tienes razón. —No parece que a la nueva señora Grantchester le hayan dado un buen meneo.

—Exactamente. —Algo mantiene a Grantchester lejos de su cama.

Susana sonrió. Estaba claro que le encantaría hacer que la vida de esos dos fuera miserable—. ¿Qué sugieres?

—Normalmente, los rumores funcionan bien. —Encárgate de que la nueva señora Grantchester oiga algunos jugosos chismorreos sobre las proezas sexuales de su amado actor durante sus largas giras.

Locura de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora