Asahi x Shoko (Happy Sugar Life)

Reencuentro

Ya habían pasados varios años desde que ocurrió aquel incidente, Shio no mejoró, y para estar seguros que no tomaría el mismo camino que Satou, tuvo que internar a su hermana, afortunadamente ya podía hacerse cargo de todos los gastos, pudo volverse policía, al principio no tenía mucha fe en sí mismo, pues por su apariencia creyó que sería difícil que lo aceptarán, pero lo logro, siempre teniendo en cuenta esas palabras que le dijo aquella chica, se pregunta que habrá sido de ella.

Pues después de lo ocurrido con Satou tuvo que alejarse un poco de la ciudad, según para protegerse de la mencionada, a pesar de que tenía su teléfono y trato de comunicarse con ella para decirle que ya no había peligro, nunca contesto, como si hubiera cambiado de este, incluso la busco, aunque no tuvo mucho éxito, siempre en su tiempo libre trataba de encontrarla pero ni un rastro, realmente se alejó de aquí.

—Kobe te toca.—Su jefe le hablaba al joven uniformado, que permanecía en un escritorio, terminando algunos informes, y buscando a Shoko.

Y no, no se obsesionó con ella ni nada así, solo necesita saber que está con bien, que los problemas que tuvo con sus padres hayan sido resueltos, solo eso y podrá seguir en paz. —Ah. Claro, ¿Que es?.—El se levantó, para pronto recibir un papel, con la dirección en este.

—Violencia doméstica.—El mayor suspiró, parecía harto, y Asahi no se iba a quedar con la curiosidad.

—¿Que pasa con eso?.—

—Solo que ya van varias veces las denuncias, los vecinos se quejan, pero cuando llegamos la esposa siempre dice que todo está bien...—Le dijo. —Y no podemos hacer mucho, menos si lo defiende con tanta perseverancia.—

—Debe estar asustada...—Murmuro bajo el de ojos violeta, esto le daba un mal sabor de boca, y además recordó su pasado con ese monstruo y su madre.

—Se ve mal, pero si ella no nos deja ayudarla, estamos atados... Ve Kobe, tú tienes algo de experiencia ¿No?.—Refiriendose a su niñez, el asintió.

—Dejemelo a mi.—

...

Había llegado al dichoso lugar, una casa grande, a primera vista se ve bien, además de que hay mucho silencio, y por lo que alcanza a ver en las ventanas todo está oscuro, el Kobe toca a la puerta varias veces, no parece que haya alguien. —Policia.—Dijo en voz alta, ya pasaron como quince minutos pero no se rinde tan fácil y sigue tocando.

Inesperadamente se escucha como la puerta se abre lentamente, y los ojos de Asahi se abren en grande al reconocer esa mujer de mirada triste, y cabello oscuro, se trataba de Shoko, aunque no se veía para nada bien, usaba un vestido largo al igual que las mangas, permanecía seria hasta que también reconoció al chico que alguna vez ayudó. —Shoko...—Murmuro con gran sorpresa, y la Hiba tan solo bajo la mirada, evitando cualquier contacto visual con él, incluso, intento cubrir con su cabello corto, las gasas que tenía en sus mejillas, al igual que las vendas en su cuello, además al estar descalza, Asahi notó grandes moretones en sus piernas, y una ojeras adornan sus ojos, él solo se cuestiona porque ella está así, que ocurrió para que terminará de esta manera, aquella alegría que mostró Shoko ya no está, solo una mujer triste y rota... Tan horrible, que le molesta, solo un monstruo pudo haber hecho tal cosa.

—Asahi, yo...—Las palabras de la Hiba no salen, siguen sin poder mirarlo.

—¿Que te pasó?... Te ves muy mal, has comido bien por lo menos.—Al Kobe se le olvidó que está en servicio, pero los sentimientos pueden más, trata de revisar a Shoko pero ella por reflejo se aleja de él.

—Estoy bien.—Dijo una mentira, obviamente no lo está. —¿Y tú?... Te ha ido bien, eres un policía, que alegría, proteges a los débiles, es admirable.—Comento, es como si quisiera cambiar de tema, pero Asahi no se lo permitirá, pues esos ojos felinos la ven con seriedad.