El colgado.

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El ágil y delicado cuerpo de un joven de apenas 18 años se contorsionaba y se envolvía entre telas que colgaban de la parte más alta de lo que parecía la carpa de un circo, a torso desnudo y utilizando una malla, su musculatura a penas definida lograba apreciarse debajo de aquella pálida y lechosa piel, la cual en la lejanía parecía perfecta.

Cuando logró sostenerse en las alturas con ambos brazos extendidos horizontalmente, se robó todas las miradas de los presentes, su padre lo observaba con expresión dura y cierto orgullo escondido en el fondo de su corazón, alguno se admiraban de su fuerza, otros de su agilidad, mas unos cuantos estaban embelesados por su cuerpo, la forma; la fortaleza de sus extremidades, los hombros anchos, la cintura pequeña, esa espalda tan definida y marcada, sus glúteos, tonificados muslos y el brillo en la piel que le otorgaban las pequeñas gotas de sudor que comenzaban a inundar su piel.

Era solamente un ensayo, pero una sensación de miedo tensó a todos los presentes cuando una vez bien envuelto se dejó caer, desenrollándose a gran velocidad, cuando estuvo apunto de tocar el piso, algunos se pusieron de pie, se cubrieron lo ojos o apartaron la mirada. El ambiente se calmó cuando se cercioraron de que había alcanzado a detener su caída a algo más un metro del suelo, distancia suficiente para tocar el suelo, soltarse de las telas con total elegancia y hacer el saludo de rigor, para luego voltearse e ir a vestirse con la modestia que lo caracterizaba.

Una vez estuvo de vuelta, solo su progenitor pudo reconocerlo tras esos anteojos de gruesos marcos empastados, el aura tímida y vergonzosa que le acompañaba siempre, la cual solo desaparecía cuando expresaba el arte, en cualquiera de sus formas.

Llegó a casa emocionado, saludó a su madre con un beso y corrió a su habitación, tomó su guitarra (objeto eterno de su obsesión devota) y comenzó a tocarla apasionadamente, sabiendo que pronto tendría que partir, cuando se sintió satisfecho, se puso de pie y meditó en qué sería lo que llevaría consigo para comenzar esta nueva etapa.

Observó su pieza repleta de juguetes que representaban armas, aviones, buques de combate, tanques y un casco original que pudo obtener gracias a su padre, antes de enfocarse en lo principal, que era el embalaje de prendas de vestir y zapatos.

Sucedía que Graham siempre había estado obsesionado con todo lo referente a la guerra, a pesar de lo estricto y duro de su crianza, y lo frío que su padre solía ser con él, siempre había sentido una profunda admiración hacia el hombre y una fascinación por la formalidad y la estética de sus compañeros de armas, la cual se reflejaba en el estilo que lucía justo en ese instante.

Cuando Coxon converso sus serias intenciones deunirse al ejercito con sus padres, su papá acepto con alegría y de muy buenagana a pesar del ruego de su madre porque no se expusiera a situacionespeligrosas y optara por una carrera no tan llena de riesgos.

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