Mi amada, la escritora

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Él la observa desde la distancia con una sonrisa marcada en el rostro. Su corazón late a mil cuando la ve, con aquella mirada soñadora, como si intentara crear una historia de cada cosa que hay a su alrededor. Tan pacífica, tan encantadora. Ella camina desprevenida, con la mirada en el aire, sin imaginar que el corazón de él se acelera cada vez que la mira desde algún lugar. Siempre ha pensado que su sencillez no le permite ver lo preciosa que es. Así, tan natural como la belleza que la embarga. Parece que ni siquiera percibe que deja huella tras sus pasos.

Las oscuras ojeras bajo sus ojos delatan lo poco que ha dormido la noche anterior. Si no fuera por ese brillo encantador de sus ojos color chocolate, diría que haciendo algún ocio, viendo series, o algo. Pero no, él sabe que ella ha estado despierta a causa de su imaginación. Seguramente, una nueva historia ha surgido de su cabeza. A veces siente envidia de aquel lapicero que parece ser su mejor compañía, y de esa libretita azul que guarda siempre en su mochila.

Ama verla desde la distancia con un lápiz en la mano, con esa mirada tan ensimismada en aquella libreta y con esa linda y soñadora sonrisa.

Siente que la conoce desde siempre, a pesar de que nunca han cruzado palabra. Pero su alma sí que sabe de ella. Sabe que ama el café en las mañanas, que además de su libreta, siempre lleva un libro en la mochila para cualquier rato libre que tenga, que hay días en que sus ojos toman un suave color almendra, que ama las blusas anchas, y que ama la utopía mil veces más de lo que ama la realidad.

Lo que él no imaginaba es que ese día, el destino estaba a su favor. No sabía que aquél noviembre, como de costumbre, él estaría pensando en ella y ella estaría pensando en el nudo de aquella historia que venía rondando su cabeza. Ambos estarían tan ensimismados en sus ilusiones, que la distracción los haría chocar, que ambos se pedirían disculpas, pero sus ojos quedarían enganchados, y que ella lo miraría por más segundos de los necesarios, y que sonreiría con aquellos labios rosas mientras decía un suave "Hola".

No sabe que, desde ese día, la maravillosa compañía que por tanto tiempo había deseado tener, estará a su lado.

Desde ese momento, será partícipe de millones de conversaciones en las que ella hablará, con sus ojos resplandecientes y una sonrisa en el rostro, de personas que no existen en el mundo real.

Ahora formará parte de sus historias, existirán versos dedicados a él, encontrará más de una vez rasgos suyos en esos escritos que por tanto tiempo ha querido leer y que ahora tiene el privilegio de ser el primero en conocer.

Podrá sonreír al verla dormida con una libreta y un lápiz en la mano. Estará presente en cada destello de luz que se presente en su mirada cuando una nueva idea la atrape. Será quien más veces admire aquella radiante sonrisa que se forma en sus labios cuando escribe. Estará allí para cubrirla con una manta del frío, será quien le prepare el café por las mañanas, y su nueva fuente de inspiración.

Desde ese día, él se convertirá en millones de palabras.

Mi amada, la escritora (One shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora