Aquel aroma, la mezcla perfecta, entre formalidades y los ostentosos alimentos que más que en sí mismos, se encargaban de adornar la enorme mesa color caoba del gran salón, la mañana tardía pasaba a ser medio día y este cedía sus horas para que la tarde llegara a poner el velo de sus colores en el cielo de Edo.
Mientras que Hana, cortesmente con un gesto de las manos indicaba a los emisarios el camino hacia las habitaciones que Yamane-sama les tenía dispuestas para el tiempo en el que se fuesen a hospedar en la mansión, Yuko, otra de las criadas, chasqueó los dedos para que un par de muchachas igualmente investidas en los elegantes trajes de la servidumbre del lugar, se posicionaran a los lados de la mesa y empezaran a recoger los platos y la comida sobrante.
Meto, sin palabra alguna se retiró, apenas dirigiendo la mirada a las muchachas, a su madre, a su hermano y al general. No tenía interés alguno en permanecer allí si no era estrictamente necesario. La madre de los herederos apenas soltó una pesada respiración ante la situación. Se dirigió hacia quienes restaban en el salón y se excusó con una leve reverencia y en tono de voz suave dijo que verificaría el estado de su marido, por lo que dejaba a su disposición el lugar y que se sintiesen libres de indicar a la servidumbre cualquier requerimiento, dado que la instrucción clara del señor feudal era que se cumpliese al momento.
Tsuzuku asintió con la cabeza y agradeció a la mujer, que correspondió, para luego dar la vuelta y desaparecer entre las pantallas de papel de arroz de las puertas de su aposento.
Koichi caminó con mirada desinteresada hacia las puertas del gran salón. Tsuzuku le vió con mirada extrañada, decidió seguirlo, a lo que el pelirrosa volteó y simplemente dijo,
-Puedo... Preguntarte algo...?- A la pregunta, sus ojos entrecerrados viendo al suelo se levantaron para fijar aquel azul en el rostro del general.
Extrañado, por la iniciativa del joven,este le respondió,
-Claro, adelante.
-Podrías ir conmigo a la villa?- Dijo rápidamente y en tono enérgico. –No tiene que hacerlo si no quiere, me refiero... No sé tú, pero me encuentro un poco harto de la formalidad, no quiero parecer grosero, además si usted no lo dese...-
-Me encantaría, un poco de aire fresco sería perfecto para mí- Respondió con una sonrisa, tomando en un suave movimiento la mano del joven entre la de él.
Inmediatamente, el rostro de Koichi se iluminó. No planeaba que aceptara, la pregunta salió de la nada. Llevaba semanas en las que los preparativos de todos los eventos que se llevarían a cabo en la mansión le tenían siempre ocupado, agobiado de responsabilidades y formalidades, saludos y constante respeto hacia los huéspedes.
Quería por una vez respirar un aire vario, distante, divergente a la de la mansión en la que cada quien tenía una expectativa, una obligación y una responsabilidad para él. Tenía que admitir que hacía una cantidad de tiempo considerable no salía de la mansión, las paredes con elegantes pinturas y los jardines aún dentro de los límites era todo lo que veía día tras día.
Seguramente su madre le reprendería si lo viera con este comportamiento, quería decir, ella era prácticamente la encargada de la supervisión de la formalidad y el protocolo en su hogar, y ver a Koichi tomar semejante iniciativa ante el General le habría ganado un buen sermón.
Suerte para él que ella se había retirado a sus aposentos ya, pensó con una sonrisa.Así que esta vez bajaría a la villa de la que su padre y por ende él mismo, era responsable.
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Cual una serpiente, así solo podrían describirse los movimientos del peliazul, cual reptil, sus ojos con una curveada línea azabache en lugar de pupilas, su nívea y frígida piel. Wajow se encontraba de espaldas, con el Yukata abierto y deslizado hacia abajo hasta sus codos. Jojo lo abrazaba por detrás con una de sus manos abrazando su estómago, la otra acariciaba en un delicado compás sus pálidos hombros.
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Juliet's Dope
FanfictionNo entendía porque tenía que involucrarse en estas cosas... Era su deber, claro está, pero la semilla de la duda llevaba tiempo ya echando raíces en su mente. Koichi dudaba constantemente en el papel que debía cumplir en lo que él consideraba un ju...