Camina recto hacia algún lugar.
No sabe a dónde va.
Está triste, sin saber qué hacer.
Pero sigue caminando, no puede volver.
Mirar atrás está mal.
Orgullosa de su pasado no está.
Pero espera poder seguir.
Porque así no era bueno vivir.
Ojalá pudiera evitarlo.
Ojalá pudiera borrarlo.
Pero no puede, tiene que seguir caminando.
Y así olvidar.
Y no ser descubierta.
Y no ser atrapada.
Y no ser encerrada.
Y no ser odiada.
Era atacada por él, por el amor de su vida.
Pero su vida con amor no duró.
Ella no sabía lo que sería.
Vivir con él era ser presa en una cacería.
Y juntó fuerzas.
Y se animó.
Y se alejó de él.
Y lo dejó.
Pero volvió, con promesas.
Hermosas promesas, que falsas resultaron.
¡Y cuán falsas eran!
¡Tanto que terminó llorando!
Y tragó saliva.
Y se secó las lágrimas.
Y fue hacia la cocina.
Y agarró el cuchillo.
Y todo terminó para él.
Pero no para ella.
Ella debió escapar.
Y empezó a caminar.