Capítulo: 94 "El Abismo de los Túmulos"

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En el abismo de los Túmulos todo era infértil, oscuro y repleto de energía del resentimiento, allí habitaba el mal, el dolor y el odio, por ello solo bestias demoniacas de nivel superior y supremo podían trasladarse sin dificultad, también yacían cadáveres feroces que fueron arrojados y abandonados a vagar en un abismo sin salida, una tortura eterna en donde sus almas nunca encontraran la paz.

El silencio era terrorífico, era mil veces mejor escuchar los gruñidos y alaridos en vez del abrumador silencio, Wei Wuaxian se preparaba para su regreso, durante estos cinco años sobrevivió aferrándose a la vida, por su familia, por su gente, por los quien lo esperaban y necesitaban de él, varias veces fue tentado por la rendición, pero este nunca flageó, gracias a la compañía de su hijo, un niño de apariencia tierna y delicada, de cabellos negros y ojos dorados, un niño de cinco años y con un carácter peculiar, era adorable y revoltoso, escandaloso y juguetón pero a la vez serio y poco frío, un niño con una doble personalidad, a veces podrías ver el reflejo de su papá en él y en otras veces en reflejo de su padre, era todo un caso particular.

También estos años logro dominar la energía del resentimiento, manipularla y controlarla sin uso de torturas y empapándose en dicha energía, solo con un movimiento de manos y el sonido de una flauta podría conquistar un reino, finalizar una guerra y encontrar venganza.

Sin embargo, el miedo era su mayor enemigo, aliado de la ignorancia, el no tener un conocimiento de su familia o de lo que pasaba allá arriba, era lo que lo impulsaba y detenía al mismo tiempo, quería salir y correr, sentir los cálidos rayos del sol chocar contra su pálida piel, sentir el aire estamparse contra su rostro, su cuerpo; sentir de nuevo la fértil tierra bajo sus pies, las ásperas hojas de los árboles, sentirse vivo de nuevo, sentir de nuevo, su hijo no conocía el cielo, las nubes o el sol, no conocía a las aves o bestias u animales, no conocía el agua cristalina, no conocía a su padre, hermanos, tíos y primos, no conocía nada fuera de este abismo oscuro repleto de muerte y dolor, por lo que ya era hora de su aparición en esta guerra, ya llevaba más de cinco años que nadie sabía nada de su paradero o su situación, por lo que tomo a su hijo entre sus brazos, amarró su flauta de piedra negra en su cinturón, su desgastada túnica negra con distintivos rojos con blanco se balanceaba con cada paso.

Esta vez debía no actuaría como un integrante del Clan Lan, por lo que no mancharía la reputación del Clan que lo acogió, por lo que consiguió telas negras, rojas y blancas de los cadáveres feroces que asechaban los alrededores, confeccionó unas túnicas para él y su hijo, se soltó su largo cabello, le "pidió prestado" a un cadáver feroz sus botas negras y se las puso, un conjunto muy bien elaborado solo que las telas estaban sucias y desgastadas, por lo que lo hicieron que se viera como de la nobleza demoniaca, un príncipe con delicadeza, pero que gobernaba el mal y se acostaba con el mismo rey de los demonios de la perdición, un patriarca del Inframundo y de los diez mil infiernos que habitaban en el mundo mortal y celestial, con un brillo carmesí en sus corneas y una sonrisa en su bello y pálido rostro se puso en marcha por los caminos del Abismo de los Túmulos, todos los cadáveres y bestias feroces se reverenciaban ante él, como si alabaran y temieran por sus vidas y almas, entre ellas las bestias que permanecían de pies solo bajaron sus cabezas en honor y respeto, pues ese doncel era un verdadero supremo del mal, con una belleza que desborda pasiones solo con darle un vistazo, pero al mismo tiempo te arrebataba el aliento si lo veías por más tiempo, con pasos firmes y seguros avanzó, pero la voz temblorosa de un hombre hizo que sus pasos se alentaran.

-¡Joven maestro Wei! ¿Está seguro de esto? – Preguntó el joven que portaba túnicas oscuras, de apariencia delicada, pero sin vida, su piel era tan pálida y ceniza, su largo cabello opaco y quebradizo, sus pupilas secas pero dilatadas.

-No, pero eso no significa que no sea el momento adecuado para partir, ya es hora de que vean el verdadero poder del Patriarca Yiling, esta guerra debe concluir, Wen Ning ¡¿Estás conmigo o no?!

-Sí, lo estoy, acabemos con esto, pero rescataremos a mi familia y a Mo XuaYu, ellos son inocentes de esto.

-Lo sé, lo que quiero es no derramar más sangre inocente, pondremos punto final a este caos.

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elvis- Sempai


El doncel del amor y la cultivaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora