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Al final de cada gira, en casi todos los conciertos, sucedía lo mismo.
Era algo que venía ocurriendo desde hace años y que realmente Koichi no podía evitar, aunque tampoco tenía ni el más mínimo interés en que dejara de ser.
Sus sentimientos habían ido creciendo de forma descontrolada al pasar el tiempo, ignorando que no eran plenamente correspondidos, aunque a veces sentía que así era y la idea lo hiciera llorar sin comprender que era exactamente lo que sentía.
Era un manojo de confusión y pensamientos cursis y melodramáticos que se guardaba dentro cada vez que tenía al moreno cerca.
Tan cerca...
Él tenía la misma novia hace años...la misma "perra", como él la llamaba en su cabeza.
Esa chica menuda y guapa, de cabello largo y negro, con piel llena de cicatrices y tatuajes por doquier, se veía como un Tsuzuku versión mujer, aunque su personalidad era completamente distinta, al igual que su alma. No poseía la misma calides en la mirada, ni la emocionalidad que lo caracterizaba tanto.
Realmente Koichi no era consciente de lo que realmente sentía por él, pero comenzaba a sentirse cada vez peor cuando él se iba y lo dejaba sólo en la cama o en el camerino.
Por otro lado, era su amigo, quizás el más cercano y por eso muchas veces tenía que aguantar verlo llorar por la descarada novia que tenía o rescatarlo de los impulsos estúpidos que lo llevaban a intentar quitarse la vida; Y entonces lo abrazaba, lo abrazaba como si su vida dependiera de ello, como si deseara que sus corazones se volvieran uno, como si su cuerpo lo necesitara más que al oxígeno.
Siempre, el día después de la tormenta, Tsuzuku se le pegaba como parásito y pasaban todo el día juntos, Comían, dormían, jugaban, bebían y si el deseo se hacía presente, se devoraban la piel sin ser capaces de dejar de mirarse a los ojos y sin soltar sus manos.
Koichi amaba esa intimidad y por supuesto que Tsuzuku también, pero el primero usualmente sentía que no era suficiente.
Él quería a Tsuzuku por completo para él y para cuando se dio cuenta, el peso de los sentimientos le cayó tan fuerte que tuvo que desaparecer tres días de la vida de los mejibrayos.
MiA fue quien lo encontró luego de ello.
Estaba en la playa tirado en la arena rodeado de botellas de Coca-Cola y con un cigarrillo en la mano, pero supo que las botellas realmente no habían contenido gaseosa por el olor que emanaba el pelirosado.
-¡Koichi! ¡Oye! -le gritó. El pelirosa abrió los ojos lentamente y luego los volvió a cerrar. -Koichi porfavor...te hemos estado buscando muy preocupados, sobre todo Tsuzuku...-justo cuando el rubio dejó de hablar, el otro muchacho tiró su cigarrillo lejos y comenzó a llorar con fuerza. Lloraba con tanta impotencia, que incluso se ahogaba, y el rubio quedó choqueado. -que...que te pasa? ¡No llores porfavor! ¡Koichi! ¡¿Estás bien?! -se arrodilló junto a él y lo intentó levantar, pero Koichi reaccionó diferente y se aferró a él llorando en su hombro.-porfavor dime qué pasó...no llores así... -el pelirosado se alejó un poco y negó con la cabeza.
-no puedo más...- murmuró mientras sus lágrimas seguían corriendo por sus blancas mejillas.
-no...no digas eso porfavor. ¿Que pasó? ¿Quieres dejar la banda?
-no...no es la banda...no es Mejibray...- respondió el pelirosado
-y entonces qué?- Koichi refregó sus ojos y se mantuvo en silencio un momento, manteniendo la vista en la arena que lo rodeaba.
-...es Tsuzuku... -su nombre salió de su boca como si fuera veneno y frunció el ceño.
- Tsuzuku? ¿Que hizo él ahora? -...nada...osea...Aah...yo...yo lo amo MiA, lo amo con todo mi jodido ser- el rubio ladeó la cabeza y exclamó
-eh?!
Koichi limpió sus lágrimas una vez más y se levantó con mucha dificultad.
-amo a ese estúpido, enfermo y sentimental hombre...y me está matando lentamente MiA...ya no sé qué hacer.
-...-MiA lo miró un momento sin expresión alguna y luego sonrió. -siempre lo supe...el brillo en tus ojos no era normal jajaja...y... ¿Se lo has dicho?-dijo con calides y con tranquilidad. El pelirosado abrió los ojos y respondió.
-¡Claro que no! ¡Ni loco!- MiA comenzó a jugar con un mechon de su pelo
-y porqué no? Tsuzuku no reaccionaria mal y tú lo sabes...
-no...no tengo el valor...no podría porque...no quiero que nuestra relación cambie. -MiA sonrió y pasó una mano por su cabello
- ¿De verdad no quieres que cambie? ¿No lo quieres solo para ti?
- eso es otra cosa...- apartó la mirada.
-no, no lo es. Si no le dices nada no pasará nada. Ni que se acerque ni que se aleje.
Koichi permaneció en silencio y mordió su labio inferior ansioso. El tema lo tensaba un montón y no sabía realmente qué haría.
-vuelve a casa Koi, descansa. Yo mantendré a Tsuzuku lejos de ti por unos días.
-no, no le digas nada, puede sospechar...
-sabes que él aparecerá allá en cuanto sepa de ti.
-y qué le dirás? Que no quiero verlo porque me di cuenta de que lo amo?
-le diré que tú necesitas espacio. Nada más, no razones específicas, y si tú lo quieres, incluso puedo decir que tus padres tuvieron un problema y estás preocupado por ello.
-no, suena extraño... sólo dile que me deje solo.
-esta bien. Ven, te llevaré a casa.
El pelirosado dejó que el rubio lo llevara hasta su auto y lo dejara luego en la puerta de su casa, donde se fue enseguida hasta el baño y tomó una ducha para intentar despejarse un poco, pero nada logró y se fue a la cama arrastrando los pies, deseando que los recuerdos de aquel sitio no le llovieran y no lo hiciera llorar.
MiA, en cambio, sin partir el auto, aún afuera de la casa del muchacho, le marcó a Meto y a Tsuzuku, informando que lo había encontrado, que estaba bien y que simplemente quería estar un rato solo y tranquilo.
El menor de ellos, se preocupó, pero como era respetuoso ante los sentimientos y deseos del resto, no llamó ni fue en búsqueda del pelirosado.
El moreno en cambio... él pareció no escuchar la última parte y tomó su auto ignorando la existencia de su novia en la casa y fue hasta el domicilio de Koichi.
Tocó la puerta, tocó el timbre y hasta gritó, pero Koichi no apareció. Él estaba en su cuarto he intentaba ignorarlo por completo, aún sabiendo que su corazón se agitaba solo de oir su voz.
La frustración y sentimientos del menor llegaron a su máxima capacidad con rapidez y gritó sin poder evitarlo. Gritó cubriendo sus oídos y luego se metió entre las sábanas de su cama, cubriéndose por completo.
Permaneció allí cubiendose las orejas con fuerza y manteniendo los ojos cerrados, hasta que lo destaparon y descubrió que el moreno se había metido en su casa.
-¡Koichi! -exclamó su nombre y tiró de él para abrazarlo con fuerza. El nombrado quiso alejarlo de si mismo, pero terminó dejándose abrazar, llorando en silencio.
-koichi...¿Que fue lo que pasó? Hace mucho que no te veía así... porfavor no llores...
-dejame Tsu... porfavor...
-no. Tú nunca me dejas sólo cuando estoy mal, así que yo no te dejaré solo a ti.
Koichi lo empujó lejos de si lentamente y se levantó parándose frente a él, sin saber que decir o hacer.
-...vete.
-no.
-tsuzuku vete.
-ya te dije que no. No te voy a dejar so...- Koichi lo interrumpió gritándole.
-¡¡GENKI!! ¡¡VETE!!
El moreno guardó silencio y simplemente salió con tranquilidad de la casa, dejando a Koichi alterado en soledad, tal como le había pedido.
En ese momento fue cuando Koichi se dio cuenta de que el moreno había roto el ventanal junto a la puerta y que de ese modo había conseguido entrar.
Lo ignoró. Simplemente se fue a su cuarto y se sumergió en su depresión y en alcohol, un montón de alcohol.
Cuando logró reaccionar, descubrió que estaba recostado cómodamente en su cama, con el cabello húmedo y con compañía.
Tsuzuku estaba ahí otra vez y se había dormido en el piso, junto a la cama.
Lo último que recordaba era que no podía parar de llorar mientas bebía y que su entorno era un asco.
Pinchó su rostro hasta que lo hizo despertar y entonces Tsuzuku se levantó, se estiró y se sentó en la cama junto a él.
-¿que pasó?...
-¿de verdad creíste que te iba a dejar sólo en ese estado? Sabía que estabas muy alterado, así que volví media hora después y te encontré inconsciente.
-inconsciente?
-si...tomaste pastillas para dormir y alcohol verdad?
-...woow...espera, no es lo que piensas, yo no estaba intentado suicidarme.
-no lo sé, pero de todos modos te hice vomitar a tiempo.
-...¿que hiciste qué?
-tu también lo hiciste conmigo varias veces, no me iba a detener porque era algo "asqueroso", además...yo no podría vivir así como así sin ti...yo no te iba a dejar morir.
-malditasea Tsu... maldición -exclamó comenzando a llorar otra vez y entonces apoyó su cabeza en el hombro del otro chico, quien no dudó en abrazarlo y contenerlo mientras lloraba.
Al cabo de un rato, Koichi se separó de su hombro y puso sus manos en su rostro, aquel rostro que tenía una expresión de preocupación y ojeras de insomnio. Se inclinó sintiendo como si el tiempo espacio desapareciera y lentamente posó sus labios sobre los del otro, quien correspondió sin escusar.
-hey... esto...¿lo necesitas?...- susurró Tsuzuku mirándolo fijamente a los ojos, a lo que Koichi respondió asintiendo levemente e inclinándose más hacia él para besarlo nuevamente.
-te necesito...más que a cualquier cosa... incluso más que al oxígeno...

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