Capítulo 4

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El verde reflejante del pasto húmedo y del espejo deslumbrante del lago iluminaba los cimientos musgosos del castillo en todos los ángulos de la construcción, la fría piedra ahora era tan cálida hasta el punto de estar volviendo el ambiente sofoca...

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El verde reflejante del pasto húmedo y del espejo deslumbrante del lago iluminaba los cimientos musgosos del castillo en todos los ángulos de la construcción, la fría piedra ahora era tan cálida hasta el punto de estar volviendo el ambiente sofocante para los estudiantes que desfilaban emocionados a las butacas con mejores vistas al campo. Apenas sonó el silbato los catorce jugadores se elevaron como torbellinos hacia las blancas y esponjosas nubes y entre los veloces movimientos del resto del equipo Jonathan aprovechó la oportunidad para inspeccionar la zona de los slytherin buscando a su supuesta cita a quien no logró distinguir entre el resto de las cabezas y brazos que se agitaban de un lado para otro.

Regresando rápidamente su atención a lo que sucedía en el campo no le sorprendió ver que aún ningún equipo había logrado hacer ninguna anotación ni que su oponente aún no había divisado la escurridiza pelotilla dorada.

Pasados quince minutos donde ambas casas se lograron anotar un par de puntos fue que Damian aprecio visible; cuando Jon lo vio caminar no reparó en el hecho de que este no lucía su característico ceño de molestia o el típico de seriedad, sino que tenía una sonrisilla un poco petulante adornando sus lindas facciones; a partir de entonces el cazador de los leones inició un vuelo diferente en el que trato de pavonearse frente a toda la escuela. Kent era bastante popular y querido por las tres cuatro casas, su carisma y simpatía había sido clave fundamental para ganar muchos amigos de los cuatro colores. No estaba completamente seguro de las expresiones de Damian pues el volar de aquella maravillosa forma era algo que le requería gran parte de su atención, misma que rápidamente se enfocó en un solo acontecimiento. Después de tantos minutos y de un marcador 80- 50 a favor de los hufflepuff Jonathan detectó la pequeña pelota color oro.

Una persecución inicio donde ambos buscadores se rozaban codo contra codo haciendo sus mejores piruetas tratando de hacerse con aquellos 150 puntos que le aseguraba una victoria contundente al vencedor. La mayoría se concentró en el par que volaba de un lado a otro como locomotoras sin frenos, bucles de izquierda a derecha y caídas con ascensos zigzagueantes de arriba para abajo; sin embargo, un repentino reflejo de las verdosas aguas del lago bastó para que ambos chicos perdieran la pista de la dorada nuez alada. Las pesadas gotas de sudor caían sobre la frente de Jon quien respiraba agotado torciendo su cuello a todas las direcciones posibles sintiendo por primera vez las ansias del partido, el bochornoso sol irritaba sus lastimados ojos haciendo la pesquisa más lastimosa y la sequedad de la garganta le supieron al acero oxidado de los metales corroídos.

Con un poco de consuelo noto como el rival tampoco podía ver donde se escondía la pelotilla, pero todo el ánimo se cayó de su escoba cuando por casualidad fijó sus ojos hacia Wayne y lo encontró sonriendo de lado a lado con una malicia que prácticamente le gritaba "¿Qué pasa, creí que atraparías la snitch para mí?".

Antes de que sus emociones le jugaran una mala pasada Jon hizo lo que siempre hacía cuando la situación trataba de sobrepasarlo y era usar esa misma motivación a su favor. Como un rayo de renovada energía la sonrisa arrogante de Wayne fue el aliciente para que Jonathan se enfocara más arduamente en encontrar a su pequeña presa, escuchó e ignoró los gritos de celebración o enojo cada que alguien debajo de donde Jon volaba hacia una anotación, rechazo voluntariamente cualquier sonido y justo cuando planeaba buscar en otra parte el destello del sol lo llamó en una nueva persecución donde ahora solo iba él pues el otro buscador se localizaba hasta el otro extremo haciendo lo propio.

Lo siguiente fue algo que Jon no estaba seguro de si había pasado realmente o era un espejismo producto del agotamiento mental y el casi insoportable calor; una espesa nube grisácea pasó volando a gran velocidad hacia la cara de Jon quien impactado soltó una de sus manos del mango de su escoba tratando alegar la tela repentina que lo asaltó, desestabilizado en el aire quiso echar el torso hacia atrás buscando enderezar su escoba pero un nuevo vistazo hacia abajo lo hizo cambiar rápidamente de idea; a unos pocos metros por debajo estaba la inatrapable snitch así que decidido a hacerse de ella realizó una maniobra imprudente y estúpida a partes iguales.

El tiempo se le detuvo a la par que lo hacía su corazón, Jon había soltado la seguridad del mango de su escoba y había dejado caer la mitad de su cuerpo al abismo. Enganchando la pierna y el brazo fue que apenas y logró sujetarse nuevamente poco antes de llegar a la altura media de los aros, los gritos de asombro y júbilo fue lo que reanimaron su corazón paralizado. Una vez se colocó en la posición correcta y escucho el silbato se animó a alzar la mano donde mantenía presa a la inquieta pelota en señal de victoria.

El momento que más esperaba Jon se acercó; aún con la mano sobre su cabeza se comenzó a acercar las butacas donde los colores plata y verde dominaban, entre las primeras bancas, bastante cerca de las escaleras, un chico de brazos cruzados veía el volar pretencioso del buscador ganador.

-Para ti- le ofreció la snitch dorada mientras las voces alrededor se volvían susurros.

-Mala suerte que lograste sujetarte a tiempo- Wayne estiró la mano para agarrar la pequeña esfera alada que brillaba como si de oro estuviera hecha por efecto de los rayos del sol- ¿y ahora qué? ¿no la necesitaran los demás equipos?

-Ya la repondré luego- sus manos permanecían unidas, Jonathan lo había sujetado con la punta de sus dedos para que no se alejara sin importarle que ahora gran parte de la atención estaba sobre ellos- ¿estudiamos juntos? he visto que eres el mejor de tu casa.

-Ves muchas cosas Kent, deberías tener cuidado o algún día serás testigo de algo que no te gustara- por fin se habían separado del débil contacto, los murmullos para esos instantes ya eran conversaciones a viva voz.

-Lo tendré en mente.

-No doy asesorías gratuitas- Wayne le respondió acercándose un poco más al borde de madera apoyando ambos codos sobre este- no creo en la caridad.

-Pagare los honorarios- Jonathan se sorprendió por el coqueteo pues creyó que Damian sería más difícil de retener.

-Claro que lo harás.

-:-

Cuando toco el suelo no prestó atención a las felicitaciones o regaños de sus amigos y compañeros, corrió a los vestidores y se apresuro a ducharse lo más impecablemente que pudo, cambiar su uniforme y se puso el uniforme apenas haciendo el nudo de su corbata.

Corrió escaleras y pasillos hasta que encontró a su objetivo desde hace varias semanas. Caminaba a un lado del chico siendo consciente de las miradas de los demás estudiantes, era interesante como los movientes de Wayne eran tan distinguido que con cada paso su capa parecía ondear de un forma mística y atrayente, Jon incluso se preguntó si su ropa tenía un hechizo o algo parecido pues no era capaz de apartar los ojos de su compañero; tanto fue su ensimismamiento que apenas y notaba el camino que estaban siguiendo, reconocía las pinturas de los pasillos y las puerta de algunas aulas que pasaron de largo pero ninguno decía nada pues el alboroto que aun los rodeaba hacía una tarea tediosa el intentarlo, una vez llegaron una sección del castillo menos transitada fue que Wayne los detuvo a ambos y sin ningún tipo de advertencia soltó una pregunta que más parecía un hechizo petrificus totalus.

- ¿Quieres que te dé un beso?

- ¿No me costará una extremidad, cierto?

-No, solo un pequeño favor... pero tú harás un pequeño favor por mí, ¿no es verdad Kent?

Más que mágico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora