Único;

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Cuando le conoció, meses atrás, podría imaginarse en un lugar como la prisión o quizá un hospital psiquiátrico; realmente no estaba seguro de que lugar se acercaba a los pensamientos que albergaba en su mente cada vez que le veía vagar por el bar entre todas las personas. Quiero matarlo y esconder su cadáver, Seokjin honestamente no llevaba la cuenta de cuantas veces había sopesado tan fenomenal plan y, cada vez que sus ojos negros terminaban por localizarlo en el ambiente tenue y su sonrisa arrogante y soberbia salía a flote, el castaño pensaba con más furor en qué momento debería llevar a cabo su idea. 

A sus veintidós años de edad, nunca había sabido que compartir el mismo hábitat de cacería con un idiota exasperante como Yoongi, sería tan difícil de manejar. Especialmente, cuando ambos pusieron entre ellos la absurda competencia de conseguir al bonito pelirrojo de fisonomía delicada y aura majestuosa que se sentaba en la barra y bebía siempre una única copa de Dry Martini. 

No sabían su nombre, pero como el infierno que sí sabían que el tipo parecía esperar con esperanzas a alguien que cada noche lo decepcionaba más, porque nunca llegaba. También sabían que rechazaba a cualquiera que se parara a menos de dos metros de distancia. 

No a Kim Seokjin.

O eso él creía cuando sucedió lo inesperado: Justo cuando Seokjin luchaba por mantener los ojos alejados de la sonrisa socarrona de Yoongi para poner en marcha la sensualidad que destilaba por sus poros, aquél chico pelinegro, ligeramente más bajo, apareció. Vestía elegantemente y llamaba la atención de cada persona en el lugar; había tomado la mano del pelirrojo muy delicadamente y luego ambos, como si no existiera el mundo, se habían marchado del lugar más que felices. 

¿Y ahora qué?, pensó Seokjin mientras inconscientemente se encogía de hombros en su lugar y giraba con lentitud para observar a Yoongi. Fue en ese momento en que todo comenzó como si se tratara de magia: el castaño abrió su boca, incrédulo, y cuando menos se lo esperó, se encontraba riendo a carcajadas con Yoongi igual de afectado mientras apretaba su estomago. Su idea había sido una estupidez desde el principio y ahora estaba clarísimo que el destino en realidad no tenía preparado una rivalidad para ellos cuando se pusieron a beber todo el alcohol posible y un vaso de un exquisito Macallan de 53 años. 

Cortesía de Yoongi...

Esa misma noche, recorriendo apenas unas calles en el centro de Jeju mientras bañaban sus fosas nasales con el exquisito aroma del océano, se dirigieron hasta la avenida principal para coger un taxi con un conductor con sexto sentido. La madrugada fue historia, y la mañana siguiente, ambos se preguntaron como el taxista pudo entender a un Yoongi ebrio diciéndole la dirección de su condominio. 

En teoría, habían llegado sanos y a salvo y los meses comenzaron a pasar. El pub local de Bluebird había pasado de ser su hábitat de cacería a ser el lugar de encuentro para dos torpes enamorados que querían beber algo antes de meterse en la cama y desbordar sus emociones entre las sabanas. 

Y esta mañana, cuando los ojos avellana de Seokjin fueron los primeros en recibir los rayos de sol que saludaban y observó posteriormente a su lindo novio dormir con la boca entreabierta, se preguntó como antes había podido referirse a Yoongi como un imbécil presuntuoso de bajo nivel. Min Yoongi podía llegar a ser realmente encantador cuando le conocías y Seokjin... a Seokjin le había encandilado eso. Incluso ahora, donde no resistió el impulso de acariciar la linea de su mandíbula y acercarse para depositar un suave beso. 

El mayor apostaba que eso era suficiente para despertar a Yoongi, recordando el momento en que le había confesado que era difícil permitirse dormir con él deslizando la punta de su tibia lengua por la comisura de sus labios. Y que razón tenía. Seokjin podía asegurar  que no era el único que disfrutaba de sus buenos días, mientras comenzaba a acariciar el pecho descubierto del menor con manos ansiosas y temblorosas; porque en el momento, esa milésima de segundo en que Yoongi abría sus ojos negros y miraba a su novio, tenía a Seokjin con su cabeza dando vueltas. 

buenos días » yoonjin » osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora