UN SUEÑO LLAMADO MEDICINA

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En Colombia, más exactamente en Momil-Córdoba, un municipio pequeño con riquezas como la ciénaga grande y el cerro Mohán, patrimonio de nuestra región caribe, habitaba una niña muy, pero, muy pobre, llamada María.

María era una niña amable, cariñosa, y sobre todo muy inteligente, vivía con su papá y su hermano Manuel; su madre había muerto en un accidente mientras entregaba una ropa que había lavado.

Su padre, Héctor, se encontraba desempleado y muy desesperado porque sus hijos morían de hambre.

Manuel, el hermano de María, estaba en 5° de primaria y se esmeraba cada día por llevarle las mejores notas a su hermana y a su padre.

María, la niña de las que le había hablado, estaba cursando undécimo grado y estaba a punto de graduarse como la mejor estudiante de su colegio.

Pero los grandes interrogantes eran ¿qué iba a hacer María después de terminar su bachillerato? ¿Trabajar para poder ayudar a su familia? ¿Desperdiciar toda su inteligencia y sus sueños por ser de bajos recursos?

Interrogantes que se hacía su padre todos los días, además del desespero por no tener dinero para llevarles de comer a sus hijos, ni tener para que ellos compraran sus útiles, también pensaba mucho en el futuro de su adoración, de su María.

Pasaban los días y se acercaba la culminación del año escolar y María que imaginaba que no podría seguir una carrera profesional, se hacía a la idea de que le tocaba buscar un trabajo lo más pronto posible, ya que por decisión de su padre había rechazado un trabajo en la tienda de la esquina como repartidora de alimentos, él no quería que ella se desconcentrara en sus estudios por eso le prohibió rotundamente trabajar.

Pero, cuando todo se nublaba para esta familia se escuchó la noticia de que darían una beca al mejor estudiante de este municipio; María al escuchar esta noticia, fue de inmediato donde su padre a contarle esta gran noticia.

-Papá, papá, en mi colegio darán una beca al mejor estudiante para que estudie la carrera que desee en una de las mejores universidades del país. Dijo María.

-Pero, ¡qué gran noticia, mi cielo! Exclamó Héctor lleno de emoción.

-Sí, papá, me esmeraré y sacaré el mayor puntaje para ganarme esa beca y poder estudiar la carrera que tanto me apasiona, esa que me llevará a poder ayudar a todas las personas de este mundo sin importar que sea rico, pobre, mestizo, blanco, negro o mulato. Dijo ella.

-Hija mía, ¿qué deseas estudiar? Preguntó su papá.

-Quiero ser una gran médico, papá, quiero que te sientas orgullosa de mí y salvar muchas vidas. Dijo María.

-Hija, yo ya estoy orgulloso de ti y te apoyo en la decisión que tomaste. Dijo él.

-Bueno, papá, me voy, porque tengo que ir a la biblioteca a estudiar. Dijo ella.

Día a día María se esmeraba estudiando cada vez más y más, veía esto como la gran oportunidad de su vida y no la quería desaprovechar.

Llegó el día del examen y María se sentía totalmente preparada, era la oportunidad de demostrar todo el conocimiento que tenía y de todo lo que estaba hecha.

Faltando solo 10 minutos para presentar el tan esperado examen llega una llamada al colegio para María de su padre.

-Hija mía, no quiero alarmarte, me siento mal por lo sucedido y por lo que tengo que contarte. Dijo Héctor.

-¿Qué pasó, papá? Preguntó María.

-Tu hermano acaba de sufrir accidente mientras estaba jugando en la calle, fue arrollado por una motocicleta y se encuentre muy grave aquí en la clínica. Dijo él.

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