Advertencia: Este capítulo contiene contenido sexual explícito [+18], por lo que se ruega discreción.
Despertaron en la mañana para iniciar nuevamente un día laboral. Para Jumin era necesario volver a la oficina, ya había faltado lo suficiente, y habían demasiados negocios que requerían de su atención. Ambos se vistieron, y salieron a la hora habitual de su casa para ir a C&R. Crystal ya había comenzado los ensayos, por lo que además llevaba su ropa de cambio habitual para esto. Parecía que el día iba a transcurrir de manera normal. Una vez en el auto, Jumin observó que su esposa lucía una pequeña falda negra, con una blusa blanca con rayas y un lazo en su cuello. El lazo, a pesar que no era del mismo color, le recordó la noche en que ella había usado su uniforme escolar para complacerlo, y él sonrió ante la idea. Crystal lo observó sin entender.
- ¿En qué piensas? – le preguntó ella, ladeando la cabeza sin entender, y sin dejar de mirarlo.
- En ti. – respondió él, observándola mientras sonreía con perversión.
- ¿En serio estás pensando en eso ahora? – le preguntó, sorprendida. Jumin rió, y con su mano acercó la cintura de su esposa hacia él.
- Por supuesto, digamos que cada vez que no estoy a tu lado, extraño tu cuerpo el triple. – le respondió, tomando un mechón de su cabello para susurrarle. Ella se estremeció y suspiró.
- Jumin... - comenzó a decir, pero antes que le reclamara, él ya la estaba besando, y abalanzando sobre ella.
La empujó hacia atrás en el asiento, mientras él se subía sobre ella, y le quitaba el lazo de su cuello, desabotonaba lentamente cada botón de su blusa, sin dejar de besar su cuello.
- Jumin, no deberíamos hacerlo en el auto... tu chofer... - comenzó Crystal, con un poco de vergüenza.
- Él ya está acostumbrado. – dijo él sonriendo.
- ¿Ah sí? – preguntó Crystal, arqueando una ceja, y levantándose del asiento con seriedad. Jumin miró sorprendido el cambio de actitud de su esposa. – Que yo sepa, tú y yo jamás lo hemos hecho en el auto. – dijo ella, seriamente. Jumin rió de buena gana.
- No amor, no me refiero a eso. Me refiero a que él tiene un contrato, y nada de lo que vea u oiga podrá revelarlo, está acostumbrado a eso. – respondió. No esperaba que su esposa se pusiera celosa, pero se veía tan linda que no pudo evitar sonreír.
- Más te vale que no traigas a nadie a hacer lo que querías hacer conmigo en el auto. – dijo Crystal a regañadientes, volviendo a cerrar los botones de su blusa.
- ¿Quería? No. Aun quiero hacerlo. – dijo Jumin, deteniendo su muñeca, y volviendo a abalanzarse sobre ella en el asiento.
Las manos de Jumin eran tan hábiles que en muy poco tiempo ya había desabrochado el sujetador de Crystal, y se encontraba disfrutando sus pechos con su boca, mientras recorría con sus dedos sus muslos, tomándolos con firmeza, apretándolos con seguridad, mientras oía la voz entrecortada de su esposa.
- Yo... también te extrañé. – le dijo ella, mientras cerraba sus ojos ante las mordidas que le daba su marido.
Solo bastaron estas palabras para encender aún más a Jumin, que abrió la hebilla de su pantalón, para bajárselos, y quedar con su miembro expuesto y duro. Introdujo un par de dedos en su esposa para comprobar cuan mojada estaba, y ella se estremeció y gimió. Ella estaba mucho más que lista, pero no pudo resistirse a la sensación de saborear aquella humedad que ella desprendía, así que Jumin bajó su boca hasta su entrepierna, para tener el contacto directo con su sabor, mientras ella no dejaba de gemir. Sus dedos no se quedaron atrás, introduciéndolos mientras jugueteaba con su lengua. Ella no podía parar de gemir, de susurrar su nombre, de sentir placer. Cada vez que el pasaba su lengua por su entrepierna sentía como todo su ser se estremecía, y no solo su sexo. Jumin levantó su cabeza para observarla. Crystal lo miraba lascivamente, con la cara sonrojada, los labios entreabiertos, jadeando, con la blusa completamente abierta, mostrando sus pechos, y sin nada de la cintura para abajo. Para Jumin era la imagen perfecta, y sonrió, antes de abalanzarse sobre ella para penetrarla y embestirla. Si de algo estaba seguro es que no solo la deseaba, no solo ansiaba el calor de su cuerpo y de su piel, sino que quería estar dentro de ella, quería acabar en ella, y sus embestidas lo hacían notar. Crystal sentía tanto placer que en ese momento no era capaz de pensar en nada más que en él. Jumin, Jumin, Jumin, todo él inundaba su mente y su voz. Pero de pronto a ella comenzó a darle ansiedad su piel. Quería tocarlo más, quería su espalda, su pecho, su cuello, mientras él solo se había bajado los pantalones. Crystal se levantó, separándose de Jumin, y él se sorprendió. ¿Le había molestado algo?
ESTÁS LEYENDO
De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]
ספרות חובבים[Parte I] ¿Qué les sucedió a Jumin y su esposa, Crystal, luego de que se casaran? ¿La vida los dejará ser tan felices como ellos quieren? Historia repleta de intrigas, romance, drama, y por supuesto: la pasión desbordante de Jumin Han. Esta es la...