Estamos a solo dos días del baile y todo es una locura. Las decoraciones fueron hechas y el gimnasio está siendo reformado para el viernes por la noche. Hay propuestas para el baile en cada esquina, desde flores hasta invitaciones cantadas.
La verdad es que no entiendo el alboroto. Si por mí fuera me quedaría en casa viendo maratón de Harry Potter y comiendo pizza, pero como estoy en el comité no tengo ese lujo, además, mis amigas no me dejarán en paz si no voy; creen que es otra oportunidad para encontrar a cito: El chico que sacuda mi mundo. Como si eso fuera a pasar de repente. Viendo el lado positivo, este baile es mi oportunidad para superar mi miedo escénico, que en realidad es miedo a tocar frente a personas que conozco.
Tocarles a desconocidos es sencillo, me ven y escuchan, pero realmente no me conocen. Su opinión es genérica. Actuar delante de personas que veo todos los días, por otro lado, es mucho más intimidante, además, personas como Meghan y Brithney no dudan en aprovechar cualquier oportunidad para humillarte y hacerte sentir menos.
—Lo harás bien, teclas —dice Rachel.
Estamos en mi casillero dejando unos libros antes de irnos a casa. Con mi auto todavía en el taller, mis amigas se han turnado para darme aventones cuando mamá no puede venir a recogerme.
—He practicado bastante.
Me brinda una sonrisa.
—No es como si lo necesitaras.
Me rio.
—Solo me endulzas porque nos has metido en este aprieto.
Abre la boca, haciendo un gesto ofendido.
—Lo digo en serio, Samantha —Entrecierra los ojos—. Sabes que no digo nada que no piense realmente.
Es la persona más franca que conozco, se lo concedo.
—Estoy nerviosa —le admito y me sonríe de forma tranquilizadora.
—Lo harás increíble. No prestes atención a lo que digan esas perras pretenciosas.
Se refiere a Meg y Brit, me conoce tan bien que incluso puede leerme la mente.
—A veces es difícil dejar ir el pasado.
Rachel me dedica una mirada conocedora. Sabe de lo que hablo porque conoce mi pasado, al igual que Taylor y Franceska conoce mis inseguridades y quien las plantó allí.
Nunca tuve muchas amigas, estaba mi hermano e indirectamente sus amigos, también estaba Dave, pero las chicas se alejaban de mi como si fuera plaga. Brithney y Meghan eran la principal causa, nunca les agradé, por lo tanto, era el objetivo de sus burlas y maldad. Las palabras desagradables y los insultos iban y venían, esas palabras se aferraron a mí, y después que Dave y yo dejamos de hablar, la soledad no ayudó.
Todo mejoró cuando conocí a las chicas. En octavo grado todas estábamos en la misma clase de español. Taylor acababa de mudarse de california, Franck había sido trasferida de otra escuela, y Rachel y yo nunca nos habíamos cruzado por los pasillos. La señorita Mae, en ese estoces nuestra profesora, había indicado que hiciéramos grupos de cuatro para organizar el taller. Miramos a los lados, viendo cómo todos se juntaban con sus amigos mientras nosotras permanecíamos ahí, en nuestros asientos. Al final, la señorita Mae nos juntó, y tras pasar los minutos en completo silencio mirándonos unas a otras, la pelirroja de mejillas adorables y mirada astuta sonrió y se encogió de hombros antes de decir:
—Ellos se lo pierden, somos lo mejor que tiene esta clase: inteligencia, belleza, ingenio, talento. —Guiñó el ojo y todo hizo clic.
Éramos como las piezas de un rompecabezas que se unió por fin, simplemente pertenecíamos juntas. Desde entonces no me sentí sola, ellas me aceptaron. Ignoraron todo lo que Brithney y Meghan "las abejas reinas", decían de mí, me apoyaron y creyeron en mí incluso cuando dudaba de mi misma, y me hicieron sentir cómoda en mi propia piel, pero al mismo tiempo, me impulsaron a tomar riesgos. Aun lo hacen. Y si eso no es amistad, entonces tal cosa no existe realmente.
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I Hate Loving You©
Ficção Adolescente[EN EDICIÓN] Las primeras impresiones no siempre son las correctas... ¿o sí? Samantha Ryan no tiene tiempo para distracciones del futuro que su padre tiene planeado para ella. Mucho menos si viene en un paquete de ojos azules, hoyuelos, y quien pued...