I

25 3 0
                                    

       - ¡En la escuela todos me restriegan en la cara su estúpido conejo!-

Protestó el pequeño rubio. Éste formaba un mohín en sus labios, tenía los brazos cruzados y sus diminutos ojos molestos. Por otro lado, su madre, una mujer ecléctica y amorosa, escuchaba atentamente a cada capricho de su tan amado hijo menor.  

-Minnie, con todo gusto podríamos conseguirte uno pero... ¿No crees que es algo apresurado? es un pequeño animalito frágil... no quedrás descuidarlo.- la mujer se sentó al lado de su pequeño, buscaba hacerle cambiar de opinión. 

-¡Pero todos tienen uno! ¡Si ellos lo tienen, yo también lo tendré!- recalcó el rubio. Su madre suspiró.

Su pequeño hijo sin duda era terco, arrogante y absolutamente caprichoso. 

-Está bien. Hablaré con tu padre sobre el tema. Pero no quiero que uses ese tono de voz conmigo de nuevo, ¿escuchaste bien?- regañó la mujer al niño, éste asintió más que exaltado. 

-¡SIIIIII!- sonrió el menor. Sus ojos formaron una línea, sus mejillas rellenitas se ablandaron así dándole mas brillo y simpatía a su tierno y delicado rostro.

La mayor dió un respingo. Definitivamente, le sentaba de maravilla complacer a su bebé en todo lo que éste le pidiese, sin embargo, al parecer sus caprichos cruzaron su límite y ahora le estaban colmando la paciencia.

"Bien hecho, no te bastó con tres años ¿verdad?- se dijo a sí misma. De vez en cuando, se detestaba infinitamente por su gran cariño, bondad y sobre todo, de su bonito y tenue corazón de joven madre que posee. 

Besó la cabeza del más pequeño, y se dirigió hacia la cocina. No obstante, mientras caminaba, pensaba una y otra vez:

"¿Porque ahora se trataba de conejos?"

Muy sencillo.

Hoy en día, todo muñeco de felpa, ropa, útiles escolares o hasta lencerías femeninas contienen nada más que  estampados de lindos y esponjosos  conejos  blancos ya sean en caricaturas o bocetos a lápiz. Esto a revolucionado en toda industria de diseño de interiores, volviéndose una nueva y gran tendencia para los gustos juveniles. Especialmente, para los más aficionados a las compras como lo es  Park Jimin.  


-¡Mami-bubú!- gritó el rubio desde la sala.

-y ahora qué...-suspiró pesadamente la mayor- ¡¿Sucede algo, ovejita?!

-¡¿Ya trajeron a mi conejito?!

-¡Muy pronto, mi cielo!-contestó.

-¡SIIIIIIII!- instantáneamente, apareció el pequeño al costado de su madre.- Cuando me lo den... ¡Se lo voy a restregar en la cara a Jeongyeon hasta que escupa bolas de pelo! hehe...-sonrió malvadamente. 

-¿Quién es Jeongyeon, bebe?- preguntó la castaña. 

-Un hongo andante que se encarga de arruinarme la vida a diario junto a su ejercito de brujas...-comentó Jimin sin remordimiento alguno. 

La señora Park quedó boquiabierta. ¿Quiénes eran esas salvajes liliputienses que se atrevían a molestar a su lindo cachorro?

-¿Te golpean?- preguntó indignada.

-¡mE QUIEREN MAQUILLAR Y ME DICEN BONITO TODOS LOS DÍAS!- respondió alterado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 27, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

↬ 𝒩𝑒𝓋𝑒𝓇 𝑜𝓁𝒹 𝒻𝒶𝓈𝒽𝒾𝑜𝓃𝑒𝒹 || Jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora