Parte 1

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Una de las cosas que más extraño es mi hogar, aquel donde me crié de niña y pase tantos momentos felices junto a mi familia, aún recuerdo cuando era pequeña y mi padre me llevaba cada tarde a pasear cerca del río, al volver mamá tenía preparado su rico chocolate caliente.

Me encuentro de camino hacía la estación de trenes de Madrid con dirección a mi hogar, un barrio sevillano alejado del centro, puesto que mi coche hace semanas que está en el taller. He finalizado mi primer curso en la universidad,y es por eso que ahora tengo unas muy buenas merecidas vacaciones que pasare con mi madre en el lugar donde he vivido desde que tengo uso de memoria.

Mi madre, Irina, sigue viviendo en aquel tranquilo barrio en la misma casa, aunque su única compañía es nuestra vecina Katherine , ambas se hacen compañía mutua pues ambos maridos fallecieron aquella noche. El recuerdo de esa noche es algo que jamas conseguiré olvidar, mi padre y el marido de Katherine solían ser muy buenos amigos y eran muchas las noches que salían juntos al centro de la ciudad pero no tardaban mucho más de dos horas. Pero esa noche tardaban más de lo normal, llamaron a mi madre y de inmediato ella empezó a llorar, yo con 16 años sabía que algo no andaba bien. Salió de casa corriendo y en un instante me vi corriendo tras ella, cuando la imagen que vi me hizo darme cuenta de la realidad. Katherine se hallaba de rodillas sollozando gritando el nombre de su marido, mientras que su hijo Adrik de 14 años miraba temeroso la escena. Ambos habían fallecido en una accidente de tráfico.

Esa noche mi madre como pudo me dijo que me quedase con Adrik en su casa, que ellas irían al hospital. No dormí en toda la noche, llore y llore,y juro por lo más importante de mi vida que aquella sensación dolía y parecía que mataba. Adrik se mantuvo frío, solía ser un niño animado a veces pero esa noche solo era un niño que no sabia como reaccionar a la muerte de su padre. A las 4 de la madrugada, subí las escaleras aún con lágrimas, abrí con delicadeza la puerta de su habitación, le observe mirándome fijamente con los ojos rojos de llorar y con una chispa de dolor. Me acerque y me senté en su cama, acariciándole su fino y corto cabello oscuro tratando de tranquilizarlo o quizás tratando de tranquilizarme a mi misma.

Con el tiempo todo cambio, pasaron meses hasta que mi madre salio de casa pero yo hacía todo lo posible por sacarnos adelante. Y ella al final pudo comprender que no podía pasarse el resto de sus días encerrada en una habitación. Katherine y Adrik lo tuvieron más complicado, aunque Katherine intentaba hacer su vida, su hijo no aparecía muchos días y cuando lo hacía volvía borracho o fumando quien sabe que. Después de una temporada, dejo de ausentarse de su casa y pareció volver a sus cabales, aunque no volvió ser la misma persona, ya no reía solo se mantenía callado y frío. Creo que nadie desde aquella noche nadie volvió a ser la misma persona, pero los demás hacíamos por disimularlo mejor.

Cuando acabe bachillerato, me fui de casa y me adentre en Madrid para estudiar una carrera en la universidad. Los últimos meses había ido poco de visita puesto que mis estudios y mi trabajo ocupaban la mayor parte de mi tiempo. Trabajo muchas tardes en una cafetería de la esquina aunque es un trabajo simple,me sirve para cubrir muchos gastos. Cuando me llamaron para ofrecerme el puesto,no dude en aceptar ni un segundo, era una buenísima oferta que no podía desechar y ni hablar del buen sueldo.

Las horas habían pasado lentas durante el trayecto y cuando por fin me hallaba en frente de la casa de mi infancia, miles de recuerdos inundaron mi mente causándome pánico entrar. Tarde un poco en tocar a la puerta, pero cuando lo hice unos brazos me rodearon con mucha ternura e inhale su aroma a flores frescas que tanto había echado de menos.

-Estas tan guapa, desde la última vez que te vi,hija- sus palabras una vez terminado nuestro abrazo hicieron que sonriera levemente.

-No exageres mamá, sigo igual que siempre- al entrar observe cada detalle como si fuese la primera vez que entraba a esa casa, el olor a chocolate caliente hizo que mis pensamientos no fueran más allá y me concentre en ir solo hacia la isla de la cocina para servirme.

La tarde con mamá había sido intensa, me había echo un interrogatorio y yo a ella. Al parecer cenaríamos en casa de Katherine puesto que esta moría de ganas verme, en las veces que vine algunos días de visitas la vi en alguna ocasión pero no en muchas, al que nunca vi fue a su hijo Adrik. No le pregunte a mi madre si él también estaría ahí, no me interesaba mucho pero me comía la curiosidad saber que había sido de su vida.

JOVEN Y DULCE DESASTREWhere stories live. Discover now