Un encuentro inesperado

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4 líneas terminadas de un poema, vaya avance para solo haber pasado unas horas en la vieja cabaña roja.

Kahoma-Sama me lo advirtió: "No vayas, ahora mismo los caminos estarán cubiertos de barro". Yo vine a aventurarme, a ensuciarme las botas que por algo las compre.

Subiendo la altitud de la sierra fue que me adentré en ella. Tuve que pasar por cada cosa, desde caminos cerrados hasta lugares inaccesibles. Efectivamente había agua y barro, pero no había de otra, ahí estaba todo lo que yo quería y todo lo que yo necesitaba para ser feliz.

Había una roca que hacía de puente en un pequeño, diminuto riachuelo por donde pasaba toda el agua descargada la noche anterior. Arriba de mí había un enorme arbusto espinoso. Tuve que agachar la cabeza si no quería quedar como Santo Cristo: con la Corona de Espinas.

Ahí fue cuando me percaté que durante toda mi vida había estado desperdiciando una cosa: tiempo. Nunca antes me había preguntado si estaba siendo algo bueno, ahora me queda claro que sí. Estoy tratando de obtener lo que necesito para ser feliz con ella.

Muchos me criticaron el irme a perder a la sierra por algo tan tonto y vano. Buscar la felicidad no es tonto ni es vano...es algo incomprensible salvo por la persona que la está buscando.

El sol no está fuerte ni suave. Está perfecto.

Donde estoy ahora parece un llano, la montaña esta sobre mi cabeza, alta y gloriosa como todo. Hay árboles, si...pero el terreno es extrañamente llano, con el pequeño rio corriendo hacia abajo.

Solo hay una cosa: silencio. Todo perfecto como lo esperaba.

A pesar de no estar tan arriba de la sierra, preferí quedarme sentado en una piedra para poder inspirarme en la siguiente línea que tenía que escribir.

No quiero poemas melancólicos. Estoy harto de ellos. Tampoco quiero que sean demasiado románticos, hay auténticos poetas que me darían una paliza si lo hago muy exagerado.

Nada...no llega nada por más que intento que algo salga. Estoy empezando a desesperarme, tengo que mantener la calma o de lo contrario nada estará bien.

-¡Maldita sea!

Escuche que alguien grito...no era una voz como la mía, ni una que pudiera parecerse al sonido de un animal del bosque.

Yo me encontraba sentada bajo mi árbol favorito. El clima era impecable durante lo que llevaba de ese día. Me detuve un poco a descansar de buscar a mi igual, sigo sin encontrarlo.

La bóveda celeste se ha portado bien conmigo, el clima es ideal para buscar a mi igual y al fin saber de dónde venimos él y yo.

¿Cómo será?, ¿será igual a lo que veo en el agua o será completamente diferente? No creo que haya manera de saberlo hasta no encontrarlo. Quizá venga del lugar donde escuché ese grito.

Vino de muy lejos, eso sí. Fue medianamente audible para mí. Así que bajo la luz de la gran antorcha me decidí por aventurarme a buscarlo sin separarme demasiado del agua.

El agua es vital para todos aquí. Lo que haya sido ese ruido tiene que estar en las cercanías del bosque.

Por fin entré en la cuenta de que si me desespero jamás podré encontrar la maldita inspiración. Quizá no tenga que buscarla y ella venga a mí. Bien pensado Kazuto, eres un desgraciado genio.

Por lo que mejor me levanté de esa roca no sin antes poner mi libreta de notas y mi bolígrafo en mi bolsillo. Ahora no escuchaba Pink Floyd. Siempre que salía a este tipo de viajes me inclinaba más por The Beatles, lo que me hacía poner a pensar mucho en la vida a pesar de que apenas entiendo lo que están diciendo.

Flores en el bosque vol. I (KiritoxAlice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora