Capítulo 2

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Alison despertó invadida por una sensación de acaloramiento, en parte por el sol que entraba a dentelladas por la ventana de su habitación, y en parte por una figura caliente y consistente que percibía con toda precisión pegada a su cuerpo.

Entreabrió los ojos y se topó con el rostro relajado de su esposa, quien dormía plácidamente, con el cabello cayéndole sobre la cara como un denso oleaje color azabache. Sus labios permanecían levemente entreabiertos, dejando escapar su respiración tibia y acompasada. 

Estaban algo más lejos la una de la otra que de costumbre, lo cual entendió al reparar en el pequeño rubio que reposaba en medio de ellas, abrazado a un oso de felpa con una oreja medio descosida. Alison lo tenía agarrado por la cintura, lo que explicaba el entumecimiento de su brazo derecho, cuya mitad permanecía debajo del torso de Georgie.

Poco a poco, los sucesos de la noche anterior comenzaron a arribar a su memoria, y cuando la ansiedad volvió a adueñarse de su conciencia, tuvo la necesidad de incorporarse para corroborar que Lily y Danny estuviesen aún sanos y salvos en los colchones de una plaza extendidos junto a la cama.

Los niños habían estado demasiado adormilados como para mostrarse verdaderamente confusos en el momento en que sus madres entraron en sus habitaciones en medio de la madrugada, llevándoselos a dormir a la suya.

Luego de deshacerse del impulso de arrugar la nota y arrojarla al cesto de basura, Alison se había apoyado contra la mesada, con los brazos cruzados y la mirada extraviada en algún punto por encima de los portarretratos que descansaban sobre la estufa de piedra en medio del living.

-          No fue Paige- Le dijo a Emily con seguridad-. No puede haber hablado con nadie para que le hiciera éste favor... Durante los años que estuve... en su situación, me fue imposible interactuar más que con los guardias que me custodiaban. Lo cual no implicaba realmente ningún tipo de conversación, puesto que son más fríos que un témpano...

-          ¿Peter?- Sugirió la morena, igual de afectada que ella gracias a lo que acababan de leer-. Nunca más supimos de él... Y tendría sentido que el collar estuviese en su posesión. Se encontraba en Punta Rocosa esa noche...- Apoyó el peso de su cuerpo en una mano sobre la mesada - Con lo que va a pasar mañana, por otra parte, quizás quiera tener una última palabra con nosotras...

Alison frunció el ceño, mirándola con desconcierto.

-          Podría ser. En todo caso, no pretendo averiguarlo. No hoy.- Tomó impulso desde la mesada y se dirigió a la puerta, cerrándola con llave-. Hay que asegurar la entrada de atrás, y los ventanales de planta baja y alta. También las ventanas de los cuartos de los niños...- Se detuvo e hizo un gesto. Los niños. En más de una ocasión había sido presa de las más horribles pesadillas, estimuladas por la posibilidad de verlos bajo un peligro como aquel, pese a que su enemiga llevaba años pudriéndose en prisión incluso desde antes de que Danny naciera.

-          Los llevaremos a nuestra habitación- La tranquilizó Emily, apresurándose a cerrar los postigones de los ventanales y asegurarlos.

La rubia estuvo de acuerdo y, tras apagar todas las luces y tomar su revólver, subió las escaleras, lo guardó en su mesa de noche y fue al cuarto de Georgie.

Tomó en brazos a su hijo más pequeño, quien apenas se removió en el proceso, y se lo llevó para dejarlo recostado en la cama que compartía con Emily. Luego ayudó a la morena en el trayecto, mientras ésta cargaba con Lily. Por último, despertó a Danny y lo condujo aún medio dormido por el pasillo, hasta el colchón que le correspondía. 

Una vez que estuvieron todos juntos y la puerta estuvo asegurada, Alison y Emily se recostaron, una a cada lado de Georgie, y miraron al techo durante un rato, en caviloso silencio.

Emison- ¿Podrás con la oscuridad?- Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora