el principio

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Se limpió el sudor con el borde de la camiseta, difícilmente, pues al segundo ya volvía a estar empapado en él. En la sala se respiraba calor humano, y miró quejumbroso a la lista que tenía en el suelo, en un papel roto, escritas a mano las tres canciones que quedaban. A su espalda, Marco el batería, hacía una pequeño solo como introducción al siguiente tema.

—Vale, el siguiente tema ya no es nuestro. Pero— levantó un dedo, haciendo callar al público que se quejaba —, es Cornerstone. Seguro que os suena, si os la sabéis y la queréis cantar pensando en alguien a quien echéis tanto de menos que pensáis que le veis y no es así, cantad con nosotros.

Se echó un poco para atrás en el escenario, alejándose del micrófono para oír a la gente. En la banda no tenían dinero para in ears, así que se conformaban con estar acostumbrados a los sonidos fuertes. La sala apenas era grande, era un bar de carretera cuyos dueños habían aceptado el bolo en un momento de ganas de renovar el sitio, habiendo repartido panfletos con publicidad del bolo por todos los pueblos de alrededor. A unos cincuenta minutos en coche de Madrid, no se podían quejar de que el aforo estuviera casi completo.

Al final del bolo Raoul recogió con cuidado todos los cables montados mientras el resto encendían cigarrillos y abrían botellines de cerveza. Alfred se acercó con uno en los labios y dos botellines en la mano, tendiéndole uno a su amigo mientras enarcaba una ceja. Raoul negó con la cabeza, guardando los cables en las bolsas que tocaban.

—¿No?

—No me apetece.

—Mañana es sábado.

—Y voy al voluntariado.

Alfred le ayudó a cargar con las bolsas hasta la furgoneta y cerraron ambos con un suspiro, cansados. En la calle, una zona cerca de las industrias de las afueras de un pueblo, no se oía nada, estando el bar de carretera insonorizado.

—¿Has comido hoy algo, Raoul?

—Una manzana, como a las tres.

—Te dije que vinieras a mi casa si no te apetecía cocinarte nada.

—No es que no me apeteciese. —respondió sincero Raoul, mirando a su amigo dar caladas largas y profundas al pitillo — ¿Qué fumáis?

—Chester. —le tendió otra vez el cigarro, solo que ahora Raoul lo aceptó y lo terminó rápidamente, respirando cansado.

—Creo que me voy a ir a casa.

—¿Tú solo?

—¿Ves que alguien más esté aquí para venir conmigo? —respiró exasperado. Alfred hizo un pequeño puchero con la boca, dejando el botellín terminado en el suelo. —Perdona, estoy cansado e irascible. De verdad que me voy a ir.

Se acercó a él su amigo para besarle en la mejilla y desearle cuidado y un buen viaje hasta su casa. Raoul montó en la moto con parsimonia y arrancó oyendo a más coches llegar al bar.

Raoul disfrutaba de montar en moto por la noche, y más si era fuera de la ciudad. Casi nunca —imprudentemente— llevaba casco, y podía sentir el viento en la cara y en el pelo, cortándole la piel y los labios, consciente de que más tarde su amiga Clàudia le reñiría y le instaría a embadurnarse la piel en crema y los labios en cacao.

Entró a los límites de la ciudad y aminoró la velocidad, acercándose su casa por fin, cerca de las cuatro de la mañana. Aparcó en el garaje y ya en el ascensor, miró el móvil, resoplando con cansancio. Tenía tres mensajes de su madre —de antes de empezar el concierto—, varios del coordinador del voluntariado del día siguiente, otros tantos de Clàudia —que le avisaba, y Raoul podía oírlo al entrar a su casa, de que iba a ir su novia aquella noche— y, por último, otros varios de un chico con el que había estado quedando las últimas semanas y que le proponía verse de nuevo. Suspiró al entrar al piso medio vacío y a oscuras en el que resonaban sus pasos. Sonrió cuando, mientras dejaba el anorak y las llaves, el gato salió a su encuentro, casi a la carrera, y empezó a restregarse con sus piernas. Su otro gato llegó poco después, maullando para reclamar atención, y cuando Raoul se adentró en el piso, ambos le siguieron, esperando alguna recompensa por no haber husmeado entre las cosas.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2019 ⏰

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de canela y tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora