Matar a tu vecino y porque

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Comencemos como debería comenzar toda historia, es como siempre se ha comenzado y siempre se comenzará desde el comienzo de los tiempos hasta el lo contrario de comenzar. Así pues situemonos en los pies de un personaje con valores humanos para mayor valor empático, pongamos ante nosotros a una persona con fallos y fuertes, un ser polifacético capaz de generar miles de escenas en las que enriquecer su personaje... o, o podemos olvidar eso, o podemos mandar a tomar por culo eso del comienzo clásico, o podemos optar por Tom.

Erase una vez un acogedor pueblo sin nada realmente acogedor, en las cosatas frías y plagadas de rocosos acantilados de En Mitad De La Nada. Yace un conjunto mal ordenado de casa oscuras con tejados de pizarra y paredes oscuras, hierros plagados de espinas y espirales se entrelazan formando vallas en los porches y las ventanas. Quizás se le pueda añadir algo de ambiente con nieblas y vegetación pobre basada en árboles convenientemente altos y robustos formando un bosque denso paralelo al oceano, pongamos en dicho bosque una carretera extendiendose desde el pueblo y perdiendose en el interior de la foresta. En este pueblo encontraremos lo básico, abarcando desde panadería hasta un magnífico ayuntamiento, ciudadanos suficientes para cubrir todos los puestos, pero ni uno solo más... más uno.
Teniendo ya claro un escenario convenientemente vago hagamos un plano de esos tan llamativos capaces de captar la atención de los inutiles que creen saber de cámaras y dirección, descienda pues la camara desde una posición observando a un hogar de dos plantas a una ventana en el desván. La ventana cubierta de escarcha muestra una interior pobre, concretamente el de un baño reducido a su mínima expresión de bañera agrietada con ducha, armarito apartado en una esquina, lavabo y vater cisterna, cerámica cubre el suelo y paredes habiendo sido esta blanca antaño. Frente a un espejo alto hay un joven de piel pálida y cara pecosa, su pelo cae mojado hasta su pecho y con solo mirarlo se puede adivinar una infancia con demasiados insultos referidos zanahorias, más allá de esto destaca el detalle de que el joven se sujeta a la pared con ambas manos y su pierna derecha presenta estrías negras formando telarañas sobre músculos sin desarrollar. Lágrimas resbalaban desde los ojos enrojecidos del joven y se perdían en el suelo mojado, los ojos del joven pasaban de su pierna a su cuerpo delgado y nuevamente a su pierna. Los sollozos repremidos daban lugar a ocasionales chillidos agudos impropios de lo que debía ser un hombre desde el punto de vista del joven, por desgracia este punto de vista era compartido por la gran mayoría del pueblo quienes veían al cojo como poco más que una carga. Finalizada la media hora de autocompademiento, secó su cuerpo y pelo asido a una barra y cojió de una pared un bastón barato sin decoración alguna, apoyandose en este llego cojeando hasta su otra habitación y conjunción de cuarto, salón y cocina. Una vez situado frente a la cama se dejó caer sentado y agarró la ropa doblada de su lado, en unos siete minutos ya estaba vestido con un pantalon negro de tirantes, camisa blanca y un chaleco a cuadros. Al momento de ponerse los calcetines sintió cierto alivio de tapar su miembro lisiado, ajustando el zapato despues con miedo de revelar al mundo su verdadero aspecto. Completamente vestido recogió un maletín de al lado de la puerta y se puso su abrigo azul, una vez más el bajar las escaleras resultó toda una odisea auque ese día se vió interrumpida por un extraño suceso, en la puerta del hostal había un hombre tapado sin revelar nada de su piel, a sus pies dormía un gato sobre un baúl de viaje.
- Menuda sorpresa, nadie ha visitado este pueblo desde que tengo uso de razón.- El joven terminó de bajar la escalera y quedó frente al forastero, acto seguido le tendió la mano.
El forastero tan solo permaneció de pie frente al joven, sin siquiera oirse su respiración, desde un lado de su sombrero cayó un pedazo de nieve al suelo.
- Bueno, yo soy Thomas, aunque me suelen llamar Tom, trabajo con el médico del pueblo, ¿cuándo ha llegado?- Una vez más las palabras de Tom se quedaron suspendidas en el aire sin respuesta, tan solo el gato reaccionó con un maullido poco antes de volver a caer dormido.
Viendo como sus intentos de comunicarse con el forastero eran inítiles, Tom asumió que quizas no conocía el idioma y decidió salir para el trabajo, mas al instante de alcanzar la puerta, Tom escuchó destras de él una voz clara y calmada.
- ¿Cuándo llegó usted?
Girando la cabeza Tom vió al forastero en el mismo lugar donde estaba, el gato dormido y la nieve en el suelo, pero no parecía haberse movido lo más mínimo. Sin darle importancia a lo sucedido el cojo abondonó el hostal y descendió el camino empedrado en dirección a la clínica, por suerte las nevadas no habían llegado y podía andar con relativa facilidad. Acompañado del despertar del pueblo y un compas marcado por su bastón Tom vió el amanecer relfejarse en las ventanas y vallas de las casas, la marea amarilla creció anedando los portales e infiltrandose en los callejones. Rodeado de la vuelta a la vida de los suyos, llegó al lugar nacido para mantener dicha vida en funcionamiento, la clínica de ().

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⏰ Última actualización: May 12, 2019 ⏰

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