Capítulo 51:

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Liam no lo negó. 

Mi estómago se sintió repentinamente pesado y retorcido. No lo había esperado. Liam había tenido una novia, y ahora estaba muerta. 

La puerta del baño de damas sonó cuando alguien intentó entrar. Había olvidado que la había cerrado con llave, lo que me hizo dudar acerca de cómo entró Liam. Podría haber tenido una llave, o podría haber otra explicación. Una explicación acerca de la cual probablemente no querría pensar, como flotar bajo la puerta como el aire. Como el humo. 

―Necesito volver a trabajar. ― Dijo Liam. Me echó una ojeada que perduró un poco más bajo mis caderas ― Falda asesina. Piernas mortales. ―

Antes de que pudiese tener un pensamiento coherente, él ya estaba pasando a través de la puerta. 

La anciana mujer que esperaba para entrar me miró, luego miró sobre su hombro a Liam, quien ya había desaparecido en el vestíbulo. 

― Cariño. ― Me dijo ― Se ve tan resbaladizo como el jabón. ―

― Buena descripción. ― Mascullé. 

Ella sacudió su corto, gris y ondulado cabello. 

― Una chica se podría enjabonar con un jabón como ése. ―

Después de que me puse mi ropa nuevamente, volví a la mesa y me deslicé al lado de Catalina. Matt chequeó su reloj y levantó una ceja hacia mí.

― Lo siento, me fui por mucho rato. ― Dije ― ¿Me perdí algo? ―

― No. ― Dijo Catalina ― Lo mismo de siempre, lo mismo de siempre. 

Ella golpeó mi rodilla, y la pregunta se amplió. “¿Bien?” Antes de que pudiese devolverle el golpe, Matt dijo: 

― Te perdiste a la camarera, te pedí un burrito rojo. ― Una sonrisa espeluznante tiró las comisuras de su boca. 

Vi mi oportunidad. ― En realidad, no estoy segura de que desee comer. ― Puse cara de estar nauseabunda, que no estaba del todo fingida ― Creo que tengo lo que Jason tiene. 

― Oh, mujer. ¿Te sientes bien? ―

Sacudí mi cabeza. 

― Buscaré a nuestra camarera y le diré que caliente la comida. ― Sugirió Catalina buscando las llaves en su cartera. 

― ¿Y qué hay de mí? ― Dijo Matt sonando sólo medio en broma.

― En otra ocasión. ― Dijo Catalina. 

Bingo, pensé. 

Regresé a casa antes de tiempo. Giré la llave en la cerradura, tomé el picaporte y golpeé mi cadera contra la puerta. Llamé a mi madre unas horas antes de la cena, y estaba en la oficina tratando de atar algunos cabos sueltos, no estaba segura de cuándo regresaría a casa, y yo esperaba encontrar la casa tranquila, oscura y fría. Al tercer empujón, la puerta cedió y arrojé mi bolsa de mano en la oscuridad, y luego luché con la llave que seguía atascada en la cerradura. Desde la noche que vino Liam, el seguro había desarrollado un carácter codicioso. Me preguntaba si Marta se había dado cuenta de eso temprano en el día. 

― Dame la llave, tonto. ― Dije dejándola libre. 

El reloj de pared en el pasillo marcaba la hora, y ocho dongs resonaron fuerte en el silencio. Yo iba caminando a la sala para prender la estufa de leña, cuando se oyó un susurro de tela y un bajo crujido en la habitación. 

Yo grité. 

― ¡_______! ― Mi madre me dijo arrojando una manta y luchando en una posición de sentado en el sofá ― ¿Qué diablos te pasa? 

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora