Capitulo 9 ''Que comience el juego''

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—  Ahm…–Caroline aclaró su garganta y rasco su nuca con la cabeza gacha–

—   ¿Sin palabras, querida?

—  ¿Quieres que sea honesta contigo?

—  Si, se que lo serás de todos modos sin que yo te lo pida.

—  ¿Cómo quieres que no me quede sin palabras cuando me lanzaste de la nada esa indirecta tan directa que ni siquiera fue indirecta? Por favor, entiende que vuelves momentos buenos en momentos sumamente incómodos.

—  Solo soy honesto, amor.

—  Pues se te agradece restarle honestidad a tus declaraciones amorosas.

—  ¿Declaraciones amorosas? –Carcejeé fuerte– Vaya, tu sí que sueñas despierta, querida.

—  ¿Sigues con eso? Hay que ver que no sabes otra cosa que decir.

—  Es lo más realista que puedo decirte.

—  Si eso es ser realista yo soy ¿Qué seré yo?

—  Una nenita amargada.

—  Já, mira quién habla de amargarse.

—  Yo no soy tan amargado como tú.

—  Tú eres peor que yo, cállate.

—  Mejor levántate de allí y vamos a dar un paseo.

—  ¿Y si no quiero?

—  Caroline…

—  ¿Qué? Solo digo.

—  Estoy siendo amable.

—  Si y por eso los vampiros nos vamos a extinguir.

—  No es mi culpa que la especie deje de extinguir, no es para tanto.

—  ¿No sabes que es un decir?

—  Contigo nada es un decir.

—  ¿Y se supone que debí reírme?

—  No dije que rieras.

—  Pues no lo hago.

—  ¿Te vas a levantar de ahí o no?

—  Aghhh.

—  Que linda te ves gruñendo.

—  ¿Se supone que eso debo tomarlo como cumplido?

—  Si tú quieres tomarlo como cumplido, hazlo.

—  Vaya que eres pésimo, Klaus. –Soltó una pequeña carcajada–

—  Por lo menos hice el intento, debes apreciarlo.

—  ¿Ah sí?

—  En realidad sí.

—  ¿Vas a seguir parloteando o nos vamos? –Dijo ella levantándose de la banqueta en la que estaba sentada. –

—  Claro, después de usted mi lady. –Le ofrecí mi brazo sonriéndole–

—  Si que sacas cosas, Klaus. –Rió por el cumplido y como acto seguido entrelazó su brazo al mío para luego salir caminando por el pueblo de Mystic Falls –

Íbamos riendo, bromeando y caminando por todo el pueblo, las personas nos miraban fijamente, y claro ¿Cómo no hacerlo? Yo tenía mucho tiempo sin venir aquí y no sé porque me había dado la impresión de que todos en el pueblo sabían que Caroline me odiaba, no me sorprende que lo supieran, con tal se veía en su rostro cuanto desprecio le causaba.

Please, stay with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora