--¿Qué tanto estás dispuesto a perder?--El ambiente se encontraba lleno de emoción en aquella cantina a las afueras de la zona real. Era un lugar al que simples plebeyos tenían prohibida la entrada, pero que al mismo tiempo era despreciada por los puestos más elevados en la monarquía, dejándola básicamente a disposición de los guardias y trabajadores del castillo.
--Nada, es por eso que estoy apostando contra ti, Yoongi.
--Hey, será mejor que cuides esa boca, no olvides que yo te enseñé a jugar, Jungkook-- Percibió en su compañero una falsa tranquilidad. Siempre hacía eso cada vez que jugaban cartas para aparentar que no le angustiaba perder.
Ambos hombres se encontraban rodeados de veinte pares de ojos, la cantina estaba sumergida en completo silencio. En ese momento nadie se atrevería a interrumpir a los guardias reales mas poderosos en una apuesta tan importante.
Grandes montañas de monedas de oro reposaban en el centro de aquella gran mesa de madera.
--Si estás tan seguro, ¿qué tal si apostamos algo más grande que unas cuantas monedas de oro?-- Habló el guardia más joven.
--Te escucho.
El muchacho sonrió con malicia. Esto comenzaba a ponerse cada vez más interesante.
--Escuché por ahí que el rey pronto mandará a la mitad de nosotros a cazar a una "poderosa hechicera".-- El pálido guardia alzó una ceja algo incrédulo.
--¿Y a la otra mitad?-- Preguntó guardándose sus comentarios sobre aquella vieja leyenda.
--Me alegra que preguntes. La otra mitad tendrá que cuidar al príncipe Hoseok.
Una mueca de disgusto e incredulidad se posó instantáneamente en el rostro de Min Yoongi.
--¿Desde cuándo y cómo es que tienes esa información?-- Se dio cuenta de que su compañero no mentía ya que su pulso seguía igual.
A pesar de ser guardias reales era muy difícil conseguir información de más arriba, ya que sus trabajos como guardias consistían en custodiar las afueras del castillo y en algunas otras ocasiones, las habitaciones reales, pero siempre estando fuera de ellas.
--Un par de semanas.
--Joder Jungkook, deberías de mantener la boca cerrada-- Interrumpió el tercer guardia, el más alto de todos, un poco molesto.
Ah, claro, seguramente el joven Jungkook había estado husmeando en conversaciones ajenas nuevamente.
El único guardia que gozaba de enterarse de todos los asuntos reales era Namjoon, el guardia personal del rey.
--¿Qué tiene de malo que lo diga ahora, Namjoon? El príncipe llegará aproximadamente en tres noches. Es mejor distribuirnos de una vez esa molesta tarea.
El resto de guardias y personal ahí presente ahogaron una exclamación de sorpresa.
--Si se entera el rey de que escuchaste nuestra conversación, te mandará a la guillotina directamente, imbécil. Así que ten más cuidado.
Rápidamente los dos guardias mayores se giraron discretamente para comprobar que no se hubiesen infiltrado simples plebeyos a la cantina y así tratar de evitar que el nuevo chisme se regara por todo el pueblo. Ambos volvieron su vista al más joven una vez que comprobaron que sólo se encontraban personas de confianza.
El príncipe haría su regreso después de cinco largos años y aún así el horrible recuerdo de su despiadada masacre seguía presente tanto entre los miembros del pueblo como en los guardias y sirvientes del castillo. Sin mencionar su forma arrogante y altanera de ser.
El guardia maldijo a la vez que sintió a su lobo rugir en su interior con la reciente información y el bar en general se sumergió en un silencio sepulcral.
El rey lo había "despojado" a manera de castigo a una pequeña manada aliada muy lejana donde recibiría entrenamiento del samurai Kaito. Él le enseñaría la misma disciplina que se les enseñaba a los guardias, con la única diferencia de que éste también le enseñaría a controlar a su lobo.
Ciertamente, después de aquella noche, el rumor de que el príncipe no se podía controlar había llegado a oídos de todos y el rey no podía dejar que el pueblo pensara que su único heredero no era apto para el trono.
Miró a su alrededor y se sorprendió un poco al descubrir que todas las miradas se encontraban sobre él.
La cantina estaba ligeramente iluminada con las antorchas y velas, dándole un aspecto acogedor, con las paredes de ladrillo, mesas redondas de madera, cantineros con sus uniformes sucios y uno que otro sirviente real.
Una parte le decía que no aceptara la apuesta, debido a que no tenía planeado volver a servir dentro del castillo y mucho menos a recibir órdenes de aquel imbécil. Pero otra parte lo retaba a mantener su orgullo de alfa y dar por terminado aquél juego. De todos modos él siempre terminaba ganando.
Miró a su contrincante a los ojos y se concentró en su sentido olfativo. Podía sentir que su contrincante ahora estaba un poco inseguro.
Sin más tiró sus cartas a la mesa, sorprendiendo a todos y sonriendo una vez más cuando recibió en su sentido del olfato ese aroma amargo más intenso que antes, proveniente del otro alfa Jungkook, confirmándole que se encontraba molesto debido a que había conseguido la derrota.
--Mierda Min Yoongi, ¡no me dejaste prepararme!
--Un trato es un trato--. Dijo aquél guardia tomando la montaña de monedas de oro y dando seguidamente unos grandes tragos a su tarro de cerveza del cual derramó un poco sobre su mentón y seguidamente en el suelo debido a la alegría de su reciente victoria.
Se permitió soltar un sincera sonrisa. --Aprende a controlar tu aroma, chico--.Tomó por los hombros a sus dos compañeros. --Tú y Namjoon cuidarán al príncipe Hoseok mientras yo, Jin y Tae nos encargaremos de recorrer los alrededores buscando a una hechicera que no existe... no sé ustedes, pero para mí eso suena a unas vacaciones--.
--¡Hey!¿Por qué me arrastras con ésta rata?-- Preguntó el guardia moreno.
--Lo siento Nam, pero sabes que al ser el favorito del rey es obvio que querrá que tú seas uno de los que se encarguen del príncipe personalmente.-- Dijo en disculpa mientras de su saco de monedas sacaba una grande y brillante moneda de oro y se la entregaba a un sirviente del castillo. --Por favor limpia la cerveza que derramé y la que seguramente derramará en un rato el guardia Jeon.
A pesar de que la servidumbre del castillo no se encontraba en horario laboral, no podía negarse a acatar las órdenes de un guardia real... Y mucho menos de un alfa.
Aquel muchacho simplemente asintió nervioso e hizo una gran reverencia a modo de agradecimiento mientras el guardia depositaba la moneda en su mano.
Sin añadir nada más, el pálido joven salió de la cantina sintiéndose más fresco que nunca y al mismo tiempo con amargura y rencor en el fondo de su alma.
Estaba claro que por más que pasaran los años, jamás iba a ser capaz de olvidar aquella masacre y mucho menos olvidar lo que el príncipe Hoseok le había hecho a ella.
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THE ENCHANTED PRINCE (J.HSK) -OMEGAVERSE
Fiksi Penggemar¿En dónde está la corona del difunto rey? La búsqueda y la sed de poder hace que la lucha entre dos especies se desate. ¿Quién debería encontrar la corona? ¿Magos o lobos? Y ¿cómo puedes apoyar a una especie... si eres ambas? --- -Lenguaje vulgar. ...