Maquina del Tiempo.

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En camino a la escuela se encuentra con María. Hablan sobre la deplorable situación por la que está pasando Oscar, no ha dejado de beber ni un día de la semana. Siempre se anda comprando lata tras lata de cerveza o lo que sea que encuentre. Desde hace tiempo dejó de ir a la escuela para irse a las tardeadas, pero seguía viendo a sus tres grandes amigos; siempre se van a su casa para escuchar toda la nueva música que encuentran, escuchan de todo, desde jazz hasta punk/rock, pero tienen una afinidad enorme con el rock urbano. 

María y él siempre andan juntos, Ángel es el más separado, se la pasa estudiando, leyendo y eso le quita tiempo para pasarla con sus amigos. Se ha llegado a confundir la amistad de María y Arturo, se dice que andan, pero eso es imposible pues, él sabe el gran secreto de María. Todo pasó hace poco. Él iba corriendo para ver a una chica que se estaba ligando y en el camino reconoció a María que estaba de espaldas, era imposible no reconocerla, pero la vio con alguien, lo cual le extrañó porque ella sólo salía con él y sus amigos, lo que le pareció aun más extraño es que parecía besarse con alguien, así que se acercó y le gritó: 

—¡María! ¿Eres t...?—La chica volteó y la miró desconcertado.— Wey, ¿es una vieja?

—¿Qué chingados haces aquí, cabrón?—Dijo María.

—No mames, ¿qué pedo?¿te laten las viejas? 

—Hmmm, mira, deja me despido y mejor ahorita hablamos.—dijo, ruborizada, pasándose las manos por la cara y el cabello.

Y así lo hizo, María se despidió de la chica y fue a hablar con él, el cual ya no pudo andar con la muchacha que estaba cortejando por quedarse hablando con María. Se molestó por haberla dejado plantada. Le contó que desde chiquilla le llamaban la atención las niñas, que todo el mundo decía que ella debía de sentirse atraída por puro hombre y se sentía rara por eso, incluso culpable, pensaba que estaba mal, pero recordó aquella historia que su madre le contaba, donde un humano y una bestia se enamoraban, le entró la curiosidad por andar con una chica, pues si un ser diferente y un humano podían estar enamorados, ¿por qué ella no podría estar con una chica de su misma condición? Y así lo hizo, a escondidas de todos y que justo el primer descuido que tuvo, fue en el que Arturo las encontró. Su novia se llama Frida, una muchachita de su edad, morena y robusta, no lo suficiente para decir que es gorda, pero tampoco flaca. De cabello largo y quebrado. Ella estaba perdidamente enamorada de María como María de ella. Al principio se le hizo raro a Arturo, pero un recuerdo vago hizo eco en su cabeza, una frase que alguna vez le dijo su abuela a un amigo de la familia.<<El amor es amor, chinga. Sea niño con niño o niña con niña, el corazón es terco y a veces pendejo, pero sabe lo que hace.>> También cuando Oscar se enteró no hubo problema, pues a las fiestas que siempre iba se encontraba de todo, incluso le dijo: "Ya te habías tardado, si siempre has sido bien marimacha". Lo difícil fue que Ángel lo aceptara, <<es antinatural y corrompe a los niños>>. Al principio se alejó enseguida de ellos, pero poco a poco se regresó, ya después se le hizo normal. 

Falta poco para que la escuela se termine. Para celebrar que ya van a salir, todos se fueron a dar una pasear a un parque grandísimo, hay árboles por doquier, todo está tranquilo, se alcanza a escuchar el canto de las aves, todos son diferentes y un es deleite para aquel que sabe observar. El  sol brilla intensamente, le ilumina la cara a todos, los ojos les brillan, todos ríen y encuentran cierta paz, alegría. Oscar plática con Ángel, recuerdan buenos tiempos, hablan y hablan sin parar, ríen mientras lo hacen. María llevó a Frida, nunca se había visto pareja más unida, más feliz, pues sólo con una mirada bastaba para darse cuenta de lo plenas que estaban juntas, se miraban por ratos largos sin decir una palabra, uno pensaría que eso que acostumbran decir del alma gemela es puro romanticismo barato, pero es porque nunca habían visto a dos personas tan enamoradas. Arturo sólo los observa, siempre ha disfrutado de esa convivencia entre sus amigos, se siente dichoso y por ese momento no se siente intranquilo o perdido o vacío, deja de buscar pues no necesita nada más. Corren, juegan, gritan y se divierten, caen en el pasto y se quedan ahí, acostados mirando al cielo, olvidan el pasado, ignoran el futuro y se concentran en vivir ese momento pues no tiene sentido pensar en los momentos donde se disfruta de los placeres más grandes de la vida. El cielo está azul, despejado y el aire corre, trae consigo muchísimos pétalos de flores morados y rosas que se quedan regados por las calles y sobre las personas que pasan. Pronto comienza a oscurecer, eso significa que tienen que regresar a casa, toman sus cosas y se marchan.

No logro distinguir nada, todo está oscuro. A lo lejos hay una especie de luz forma una silueta, son dos personas, pareciera que el viento fuese el que los guía pues sus pasos parecen más una danza que una simple caminata, no parece haber un lugar al cual ir pues todo está vacío, pero no parece importarle a aquellas siluetas, ya que no paran y siguen en lo suyo. Algo interfiere, una de las personas comienza a desvanecer, se va como el polvo y deja de brillar, la otra sigue brillando pero con menos intensidad, apenas y se logra ver un poco de ella, ya ni siquiera puedo distinguirla, el lugar hace que se confunda.

De la vida como una canción triste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora