Capítulo 1.

11 2 0
                                    

El pueblo Cosechas de oro es un lugar hermoso, la mayoría de las casas son similares una laguna clara al oeste de tierra fértil las cosechas son tan buenas que la comida nunca hace falta las personas se conocen unas a otras no existe preocupación alguna, nadie desea un cambio sin embargo el destino no opinaba lo mismo.

Tristeza que es esa palabra, inexistente en este pueblo, encontrarás celos humildad enojos solidaridad egocéntricos y muchas más emociones pero jamás hallarás a alguien llorar, ni una sola lágrima es derramada aunque un ser querido está siendo enterrado, esa emoción fue olvidada, enterrada en lo profundo de sus corazones.

Un día normal, con personas sentadas en su mesa saboreando la comida de la tarde, conversaciones de asuntos familiares fueron interrumpidos por un grito, las personas salían de su casa, que ocurre, se preguntan, una niña es la causante del alboroto lleva en su rostro la preocupación, agitada grita << el agua se ha secado>> 

En desconcierto unos con enojo otros es una broma dicen y la niña vuelve a gritar el terror en sus palabras son tan claras que los señores se miran preocupados uno se ofrece a verificar  si las palabras son verdad esperan impacientes a su llegada, corriendo vuelve del oeste los ojos bien abiertos por la impresión confirma las palabras de la niña, los demás no se lo creen, algo así no es posible, corren todos a ver ellos mismos solo así asegurarse de lo cierto, su marcha hacia el lago fue detenida por una señora que dió un grito giraron el rostro hacia arriba donde ella miraba, el cielo se oscurecia.

En unas horas ese pueblo hermoso se había transformado en un caos, las aguas secas las cosechas marchitas la tierra árida y el cielo negro, la preocupación albergaba en el pueblo, reunidos se preguntan unos a otros que hacer.

Cerca de ahí una niña discutía con su hermano, Felicia de ocho años huérfana único pariente su hermano mayor Henrry de veinte años cuida de su hermana desde hace cinco años en que murieron sus padres.

- Felicia entra a la casa

- no quiero hermano

- hazme caso

- no 

- Felicia estamos en graves problemas tengo que ir con los demás a encontrar una solución y necesito asegurarme que estarás bien por favor quédate adentro

- hermano no estoy ciega entiendo lo que pasa pero tengo que pedirte algo 

- ahora no 

- hermano

- obedece

- escucha mira al cielo que ahí está la respuesta 

- de qué hablas está todo oscuro 

- tenemos que irnos 

- lo sé aquí no sobreviviremos pero tengo que hablar con los demás para planear donde ir

- te lo diré yo, hacía allá vamos, vámonos ahora

- que di........

- que no lo ves, la luz, un claro de luz, hacía allá hay que ir 

Las otras personas escucharon lo que decía Felicia y todos al igual que el hermano miraron donde apuntaba ella, en el cielo oscuro muy a lo lejos se divisaba un claro de luz tan lejano que a penas se distinguía.

- Henrry así tú no me acompañes yo me iré

- porque insistes 

- no lo puedo explicar ni yo lo entiendo sólo se que tengo que ir a ese lugar quieras venir o no 

Firmes palabras, con un semblante serio dirigía Felicia hacia su hermano, él no entendía porque la insistencia de irse, mientras debutaba que decirle para que no fuesen Felicia al mirar a Henrry supo que su hermano no está de acuerdo con su petición no lo quedo de otra que escapar corriendo al intentar hacerlo su hermano la cogió del brazo deteniendola.

- suéltame

- no, a dónde te ibas 

- ya te lo dije, tengo que ir 

- Felicia tú te quedas 

- suéltame 

Tal era la insistencia de irse que su hermano la cargo en el hombro llevándola a la casa y la encerró en el cuarto no correría el riesgo de que se escapara, de lo otro lado de la puerta Felicia le exigía que la dejara salir que tenía que irse pero cuando su hermano le preguntaba porqué ella no daba respuesta.

Su hermano salió de la casa a reunirse con los otros que estaban afuera de su puerta, esperándolo para tomar una decisión.

- porque tú hermana quiere ir allí

- no lo se, le preguntó y no me lo dice

- yo creo que debemos ir a ver

- es cierto ahí está un claro de luz entre toda esta oscuridad debe significar algo

- está lejisimos y si no es nada habremos perdido tiempo

- tenemos que ir a otro pueblo para averiguar si están igual

La discusión terminó en que uno van a otro pueblo para ver cómo están allá y otros irían al claro de luz a descubrir que ocurría ahí. Henrry le fue a contar la noticia a su hermana para tranquilizarla.

- partiremos mañana 

- y como sabrás que es mañana, tengo que ir ahora, hermano confía en mí déjame ir

- lo que me pides es imposible no sabemos lo que vamos hallar el peligro que habrá, iremos con los demás

- hermano por favor 

- termina de comer y duerme nos iremos mañana

No complacida con la respuesta quería seguir insistiendo pero su hermano tomó una decisión y no cambiará de opinión, exastua optó por dormir.

Al día siguiente, unas horas después de dormir, empacaron sus pertenencias importantes que consistían en fotos objetos valiosos ya sea por  sentimental o su costó y desde luego agua y comida que tenían almacenada al igual que los demás, salieron de su casa a la par con los otros.

El grupo de Felicia consistía en treinta personas las otras personas se dividieron en busca de un pueblo cercano, trece hombres once mujeres y seis niños se encaminaban al claro de luz.



Por una lágrimaWhere stories live. Discover now