✧ • Café • ✧

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Anime/Manga: SERVAMP -サーヴァンプ-
(Sāvanpu).

Creador: Strike Tanaka.

Pareja: Tsubaki [Melancolía] x Mahiru Shirota.

Palabras: 886.

Nota: Espero que disfruten la historia, si así llegara a ser, no olviden dejar su voto.
Me siento infiel xd.

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8:15 am, hora en la que debía asistir a su trabajo de medio tiempo. Le habían contado que la paga era medianamente buena y le sirviría para ayudar a su tío a pagar los gastos del apartamento.
Él no esperaba terminar completamente enamorado de uno de los clientes habituales del lugar.

Por alguna extraña razón, poco tiempo después que él empezara a trabajar allí, unos veinte minutos después del comienzo de su turno se aparecía en el local un chico pelinegro de aproximadamente su edad. Él parecía tener una actitud bastante burlesca ante la mayoría de cosas pero , de vez en cuando, podía apreciar una faceta totalmente seria y tranquila la cual solía presentarse cuando leía.
Mahiru se perdía de vez en cuando observando la manera en la que el desconocido acomodaba sus lentes cada vez que a estos se les daba por deslizarse por su nariz ; su vista se fijaba en el libro frente a él y tenía la manía parar de leer cada seis páginas para tomar un sorbo de su café amargo.

Se sentía atraído , debía admitirlo. Le causaba intriga aquel chico pelinegro de aires melancólicos sentado junto a la ventana contemplando las gotas de lluvia caer. Aunque, apesar de su aspecto extraño, también le divertía la mueca que hacía cuando se quemaba la boca al estar distraído por las cosas que pasaban detrás de esa vidriera. La forma en la que jugaba con los cubos de azúcar luego de meterlos en la taza le gustaba. Sumado a esto, la perspectiva que tenía desde el mostrador era bastante atrapante , le hacía sentir ser el protagonista de alguna historia romántica o novela juvenil ; Un misterioso chico de cabellos negros sentado en la mesa del fondo mirando por la ventana y con el humo del café recién echo rodeándolo. Que se podria decir , a él le encantaban ese tipo de clichés.

¿Qué se supone que debería hacer?, estaba seguro de que le gustaba, pero no es como si pudiera llegar y decir "Hola, me gustas, ¿me besarías? " aunque realmente lo quisiera no es posible. Que molesto,estar enamorado no es nada simple, y menos si es de un completo desconocido.
Si fuera por él, se la pasaría todo el día complicándose la existencia por el echo de que le atraía alguien que veía unos cuarenta minutos por día, pero había gente que debía atender y cosas pendientes para que no lo despidieran, así que seguiría con su paradoja más tarde.

Un puchero estaba formado en sus labios cuando él entró y ,como lo hacía rutinariamente, se dirigió a la mesa del fondo para dejar el nuevo libro que comenzaría a leer y acomodar su pastel casero junto al mismo. Shirota se quedó unos minutos observándolo, hasta que uno de sus compañeros le tocó el hombro preguntándole si iría a atenderlo o alguien más debía ir en su lugar a lo que se negó.
Se acercó de manera neutra al chico, esperando que no sea demaciado incómodo para ninguno de los dos .

— ¿Lo mismo de siempre? —. Se atrevió a decir una vez llegó a la mesa. El contrario levantó su mirada acomodando sus lentes en el proceso, sonrió al reconocer al castaño y asintió con la cabeza . Posicionó su mejilla sobre la palma de su mano manteniendo una expresión tranquila en lo que anotaban su pedido.

Ya todo estaba listo, solo debía llevar la taza a su destinatario e intentar distraerse lo menos posible con la presencia de su pequeño enamoramiento. Dudaba si realmente era conveniente que él lo siga atendiendo, debido a que era justamente eso lo que  provocaba que terminara más y más enamorado.
Negó con la cabeza dirigiéndose a paso lento a la última mesa , era en ese tipo de situaciones que se cuestionaba hasta porqué el agua se llamaba "agua" .
Apoyó suavemente la bandeja sobre el mantel intentando no sacar abruptamente de la lectura al contrario, cosa que logró a medias, ya que el pelinegro dió un pequeño brinco en el asiento al notar su presencia.
Había una idea dando vueltas en su cabeza desde el momento que lo vió por primera vez, era algo extraña pero, pensándolo simple , no había otra manera de que siquiera comenzaran una conversación salvo esa.

— Disculpe, mi turno ya termina, y quisiera preguntarle si podría sentarme con usted —. Retuvo un gran suspiro de nerviosismo, su cuerpo se tensó completamente y el arrepentimiento no tardó mucho en llegar. ¿En qué estaba pensando? ¿Había sido demaciado formal? . Su cabeza estallaría en cualquier momento y para el contrario la situación no parecía afectarle en lo más mínimo, de echo, estaba riéndose.

— Tardaste —. El sutil tono de su voz le sorprendió, no sólo por lo melodioso que podía llegar a ser , sinó por el comentario en sí. Con aquel sentimiento plasmado en su rostro dirigió su mirada a la mesa buscando el porque de lo dicho. Todo estaba en orden, la pequeña porción de pastel casero,el libro e incluso el humo de la taza de café recién echa daban aquel toque melancólico  tan particular.

— No se a que refiere, el café está aquí — Pronunció con cautela y duda en su voz. Una sonrisa burlona adornó los labios contrarios a la vez que una servilleta doblada con algo anotado quedaba a su disposición .

— ¿Quién dice que hablo del café? — .





Fin.

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