«Algo tonto y peligroso»
—¡Demonios, quería usar shorts para ir de compras!
—Yo pensé en el lavar el auto, los del clima dijeron que haría sol todo el día.
—Ja-ja, muy graciosos. Ojalá de verdad llueva—bufó Sehun, al pasar junto a su padre y hermana.
Era la hora del desayuno y aunque no solía unírseles hasta casi el almuerzo, ese domingo se había levantado temprano, lo que según su dramática familia era señal de que se avecinaba un desastre. Yendo de largo hasta la cocina, no tardó en regresar con un tazón lleno de los cereales de aros que más le gustaban, inclinándose para besar a su madre, como premio y agradecimiento por ser la única lo suficiente madura para no burlarse de que estuviera despierto tan temprano.
—Y, entonces, ¿cuándo nos dejarás conocerlo? —preguntó Yoo-hee, como quien no quiere la cosa, dándole apenas la oportunidad de tomar asiento en su sitio acostumbrado. Sehun la miró confundido.
—¿A quién?
—Ah, no —le advirtió su madre—, ni pienses en hacerte el listo conmigo. Sabes exactamente de quién estoy hablando.
—La verdad es que no —replicó el adolescente, encogiéndose de hombros.
—Hunnie, cariño, todos aquí sabemos que tienes novio.
Sehun se contuvo para no sonreír, dando un enorme bocado a los cereales que ya empezaban a ponerse aguados. Sabía que su familia estaría esperando a ver su reacción, jamás habían logrado superar su cara de póker y esta no sería la primera vez. Nada que ocultar, simplemente, le gustaba torturarlos.
—Luhan no es mi novio, ni siquiera estamos saliendo —dijo, entonces, con la voz más calmada que le hubieran escuchado nunca—. Hace poco que nos conocemos y hemos estado pasando tiempo juntos, nada más.
—¿Nada más? —Se-hyeong sonaba escandalizado—. Hijo, te has pasado las últimas semanas pegado a este chico, eres como la luna orbitando a su alrededor. Jamás has sido así, ni siquiera con tus amigos estás tan unido como con en ese niño.
—Tu padre tiene razón. Has cambiado, tanto que hasta nosotros lo hemos notado. Entonces, no digas que no te gusta...
—No lo hice —la cortó Sehun—, dije que no estamos saliendo. En ningún momento hable de mis sentimientos por él.
Sus palabras los tomaron por sorpresa, debían pensar que era ajeno a lo que pasaba en su propia vida, pero por más que lo miraran como esperando a que continuara y lo dijera en voz alta, Sehun había decidido marcar le límite de la conversación. El asunto era que tenía sus motivos para no ir más allá, ni con sus padres y hermana, ni con sus amigos y, obvio, tampoco con Luhan.
Terminando lo que le quedaba de cereal, se levantó para lavar su plato. Tenía pensado darse una ducha, esperar hasta que el reloj diera el mediodía y luego ir a casa de Luhan. Antes de marcharse a la cocina, preguntó a su mamá:
—¿Está bien si traigo a un amigo a comer?
—¿Ah?
Yoo-hee tardó en comprender, pero cuando lo hizo se levantó emocionada y mandó a todos a poner manos a la obra. Según ella, debían limpiar la casa si tendrían invitados y Se-hyeong tendría que ir al supermercado para conseguir los ingredientes que le faltaran para la comida. Irene se quejó, no habían hecho nada de eso cuando llevó a casa a su último novio y Sehun se burló, diciendo que era porque llevaba a los chicos más feos.
—Si te soporta más de dos minutos, dudo que sea tan guapo como me quieres hacer creer —gruñó la chica.
—No tienes ni idea, hermanita.
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De chicos malos y ratones de biblioteca || HunHan ✔
Fanfiction🏍 Ser invisible tenía sus ventajas: poder suspirar por el quarterback del equipo y que nadie supiera de su enamoramiento, por ejemplo. Hasta que al chico malo del instituto se le ocurre reparar en su existencia y LuHan pasa de vivir en las sombras...