Aprender A Quererte · Nathmon

23. Batallas de uno (o dos)

Maratón 6/10
Especial un año nathmon

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Miércoles, 13 de febrero del 2018

Simón había conseguido sus clases por internet, lo que me hacía feliz, el estaba logrando sus metas y yo juraba estar siempre ahí para apoyarlo.

Febrero pasaba muy tranquilamente, mientras que yo continuaba esperando el regreso de Simón.

Hoy es catorce, lo que significa que es San Valentín, quizá aún no tenía novio formalmente, pero si un gran amor formándose, amistades y con eso era muy feliz.

Aún no tenía planes para hoy pero estaba casi segura de que mis amigos no tardaban en sugerir algo, hace unos días que junto con ellos habíamos tomado una sesión de fotos con motivo del 14 de febrero, por lo que seleccioné una de las fotos y la publiqué.

Iba saliendo de mi departamento cuando recibí un obsequio que me alarmaba y alteraba mucho.

"Sabes que siempre estoy ahí, querida, te amo.
-Eduardo"

La nota que acompañaba al ramo de flores, me alteraba demasiado, "siempre estoy ahí" no eran las palabras más tranquilizantes, y menos tratándose de quien anteriormente te acosaba.

Tomé una fotografía con mi móvil y posteriormente me deshice del ramo lo más pronto posible, lo que menos quería era conservarlo conociendo su procedencia.

Continué con mi camino en estado de alerta todo el tiempo, llegué a las oficinas de DW, la agencia con la que trabajaba, pero preferí pasar de largo y llegar hasta donde mi amigo Leo, que realmente quedaba bastante cerca.

En cuanto llegué, fui recibida por mi amigo.

—Ay, hola amiga, justo estaba por invitarlos a salir en el grupo —saludó alegremente.

—¡Hola! No tardes más, énvialo de una vez, coordinarnos siempre es un problema... mientras tanto, tengo algo que enseñarte —dije mientras buscaba en mi teléfono.

—Si, si deja lo mando —dejó su celular a un lado y ahora fijó su atención en mí —espera, ¿Qué me ibas a enseñar? Luces preocupada, ay amiga disculpa.

Sin más, le tendí mi móvil con la foto del ramo junto con su tarjeta, la expresión de Leo cambió automáticamente, ahora lucía algo pálido y preocupado.

—Ay amiga, no puede ser, que pesado, ¿Quién más lo sabe?¿Es de hoy? No puede ser —dijo rápidamente, se le cruzaban las palabras y tenía su pulgar sobre su labio y el resto de su mano sobre su barbilla, la pose que solía poner cuando estaba preocupado.

—Solo tu lo sabes hasta el momento, las recibí mientras salía de mi departamento —contesté algo más seria.

—Dame un segundo.

Y así, una hora más tarde ya estaban todos nuestros amigos allí, todos fingiendo no saber nada al respecto hasta que terminé de contarlo, uno por uno.

Maldito, estúpido, que horrible... las reacciones que había escuchado una y otra vez.

—¿Y tú cómo te sientes al respecto? —preguntó algo preocupada Danie.

—Alarmada y algo insegura si te soy sincera —contesté harta.

—Bueno, aquí estamos para ti, amiga.

Y así finalizó la conversación, el resto de la mañana, con todos tratando de hacer acogedor el ambiente, con algunos dispersos y otros muy atentos.