Enamorado Tuyo (Fralvaro - Oneshot)

Enamorado Tuyo

Ahí estaba, sentado, pensando en lo poco que faltaba para pasar al altar.

No lo entendía, se supone que debía estar contento, que sería unos de los días más felices de su vida, pero...

¿Por qué él no se sentía así?

Oh, cierto, no la amaba.

Solo se casaría con con ella porque tendrían una hija.

La quería, eso lo sabia, pero no tanto para casarse, solo le tenía cariño.

Se sentía mal, porque ese sentimiento de amor lo creía tener hacia otra persona. Una persona que ni siquiera estaba ahí ya que su prometida no quería que él estuviera presente, claro que Álvaro deseaba que lo invitaran, junto a su hermano, pero ella se opuso, no quiso preguntar el porque de ello.

Cuando el mayor de los López le explicó la situación a esa persona, él dijo que no había problema y que estaría ocupado de todas formas.

El moreno se sentía mal por no haber invitado a ninguno de los Durán.

-Oye.- Dijo su hermano llamando su atención.-¿Por qué no vai' con él?.- Preguntó el rubio acercándose a el mayor, notaba y sabía lo que Álvaro sentía por su "amigo".

El mayor supo a quien se refería.

- No tengo porque ir.- Le respondió.

El ojiazul suspiro.- Álvaro, sé que te gusta, creo que todos lo sabemos, excepto él, claro... haré todo para que no te cases con ella.- el mayor sonrío, sabía que a él no le agradaba Millary y la verdad comprendía el por qué.

- No creo que sea una buena idea dejarla ahí.- Soltó un suspiro y se enderezó en su lugar.

- Bien.- Metió sus manos en las bolsas de su pantalón negro.- ¿Sabes que se irán mañana a México?

Álvaro en ese momento dejó de jugar con sus manos para ver a su hermano con algo de sorpresa.

- No.- Dijo algo bajo.- No lo sabía, ¿De verdad?

- Si po'.- Asintió.- Deja de pensar en que le harás daño a ella.- Volteó hacia un pan que había en el plato de una mesa del lugar, caminó hacia el alimento.- Ella nunca ha pensado que te hará daño a ti. Te separó de muchos de nuestros amigos.- Tomó el pan y le dió una mordida.- Sólo te diré eso.- Se encogió de hombros mientras masticaba.

El moreno empezó a pensar ¿Qué era lo peor que podría pasar si se iba? Si claro, ella se enojaría mucho con el y todo, pero valdría la pena.

- Voy a ir con él.

El menor sonrió ante eso y vió como su hermano se iba de la habitación casi corriendo, con una sonrisa en su boca.

Suspiró. Había echo la buena acción del día. Mientras comía el pequeño pan sintió más apetito. Salió de la habitación y se dirigió a su establecimiento de comida favorita.

(...)

Álvaro corría de aquella zona, en dirección a la calle, con un rumbo fijo y con cuidado de no morir en el camino.

Corrió y corrió, tanto como sus piernas le permitía, cruzó calles, esperó a que los semáforos señalarán la luz en rojo para los automóviles y siguió, hasta que llegó a el gran edificio.

Entró en el lugar, saludo de forma rápida a el personal que trabajaba ahí, entró en el elevador, presionó el botón con el número correspondiente al piso al que iría.

Estaba tan emocionado de verlo, hace mucho que no lo veía, dos semanas y media para ser exactos. Teniendo en cuenta que se veían todos los días desde que Los Bunkers existían, es decir, desde hace ocho años. Eso era mucho para ellos.