Diario de una noche eterna.

"El balcón de la casa en medio de la nada"

"El balcón de la casa en medio de la nada"

Hay días en los que no puedo más, en los que ya no puedo seguir. Esos días en los que las lágrimas nublan mis ojos y recorren mis mejillas. Esos días en los que la presión intenta matarme estrujando mis pulmones hasta que no queda espacio para que el aire entre. Es en esos días en los que salgo al balcón de mi casa, y allí con el aire abrazandome, me imagino que estoy en el balcón de una casa, una casa que está en medio de la nada. Y entonces mis lágrimas cesan, la presión se desvanece, mis preocupaciones vuelan lejos, muy lejos. Por un momento estoy en paz, soy yo misma, sin todas las normas que nos rige la sociedad, sin toda esa gente hipócrita y superficial, de todas esas barbies, y de todos esos estúpidos bocazas. Todo está bien, sin problemas, ni penas. Pero esto sólo dura un momento. Cuando me doy cuenta estoy cayendo y caigo,  caigo sin poder hacer nada para evitarlo. Y es entonces cuando me doy de bruces contra el suelo, frío, húmedo, y me devuelve a la realidad, cruel, malvada. Y mis lágrimas vuelven a recorrer ese camino que se saben de memoria, y aquellas manos invisibles aprietan mis pulmones de nuevo, hasta que quedan vacíos, sin nada.  Y en mi habitación mis sollozos se confunden con las notas de la música demasiado alta, y me doy cuenta que no debo volver a aquél balcón de la casa de en medio de la nada, porque cada vez que vuelvo la realidad es peor, más oscura, más fuerte,  más malvada.