Fotografías📸

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Narra Fernanda

La fotografía siempre había sido mi pasión. Recuerdo que desde pequeña amaba sacar fotos de cualquier cosa. Cuando mi padre me regaló por primera vez una cámara, cuando era apenas una niña, era la más feliz. Siempre que había algún paseo o viaje, era yo la que sacaba fotos de la familia y tenía mi álbum lleno de fotos. Mis padres nunca estuvieron de acuerdo en que trabajara en eso, tardaron en comprender que eso era mi pasión y para poder desempeñar un buen trabajo debería ser uno que me gustara, y sobre todo en el que sea buena. Cuando cumplí la mayoría de edad me trasladé a Miami, donde me dediqué a lo que siempre quise. Rápidamente conseguí trabajo para una de las revistas más importantes de la ciudad, y me había tocado tener sesiones con diferentes celebridades. Definitivamente no podía pedir algo mejor. 

Siempre fui muy profesional en lo que hacía, trataba de hacerlo lo mejor que podía y creo que por eso las personas admiraban mi trabajo. Pero a veces las tentaciones son fuertes y no puedes controlarlo...

Había sido contratada para hacer una sesión con una modelo, la verdad yo no tenía idea de quién era y jamás había oído hablar de ella. Mayte Lascurain. Recibí la llamada de su asistente, quien dijo que Mayte necesitaba una sesión de fotos para otra revista en la ciudad. La oferta era buena, así que acepté. Al día siguiente preparé mis cosas y fui al lugar en donde sería la sesión de fotos con Mayte. Era un lugar cerrado, muy cerrado. El único lugar donde podría entrar la luz era la puerta de la habitación. Había una tela blanca que colgaba del techo, delante de la pared, y pensé que seguramente sería el fondo para las fotografías. Su asistente me acompañó hasta el lugar y comencé a acomodar mis materiales. Minutos después la vi entrar. Era bajita, con su cabello suelto que llegaba hasta abajo de los hombros, tenía un cuerpo que cualquier mujer podría envidiar. Traía puesto una falda ajustada que le llegaba justo arriba de las rodillas, y una pequeña blusa que llegaba arriba de su ombligo. La primera impresión que tuve fue "wow". 

-Hola, soy Fernanda Meade. -Me acerqué a ella y  la saludé con un pequeño apretón de manos. 

-Hola. -Ella sonrió. 

Por un momento había dudado de mi heterosexualidad. Juro por dios que era hermosa, pues no por nada era modelo. Cuando me acerqué a ella vi sus ojos color miel. Con ella me había quedado claro que no se necesitaban ojos verdes o azules para poder tener una mirada que mata a cualquiera.

-Bien, amm, cólocate en el centro de la pared y empezaré a tomar las fotografías. El estilo será completamente tuyo.

Sonreí y ella lo hizo al mismo tiempo. Me coloqué detrás de mi cámara, tratando de enfocarme en lo que debía hacer. Tomé la primera fotografía. Realmente Mayte no necesitaba hacer poses sensuales para poder provocar algo en mí. Lo sentía en lo más mínimo, pero lo sentía. Tan solo su sonrisa era algo que me cautivaba. Pasaron varios minutos, varias fotografías. Y yo necesitaba algo más. Empecé a acercarme más a ella, enfocando un poco más su rostro. Ella simplemente sonreía. 

-Tienes una linda sonrisa, Mayte.

-Gracias. -Dijo mientras acomodaba su cabello detrás de una de sus orejas, y sonrió. Notaba que se había sonrojado un poco, y me preguntaba por qué, ya que era modelo y seguramente se lo habían dicho muchas otras veces, pero la obvia respuesta era que yo era una mujer.

-Y tú tienes unos ojos muy bonitos. -Siguió.

-¿Enserio? Gracias. -Sonreí y dejé de tomar las fotos. 

-Me gustaría verlos más de cerca.

¿De verdad Mayte Lascurain me estaba pidiendo eso? ¿Y yo con mis ganas de... de tocarla? Dejé mi cámara en suelo y me acerqué a ella. Trataba de no ponerme nerviosa, de no sudar y de no ponerme a temblar. Pero me resultaba algo imposible. 

-Son lindos, muy lindos. -Dijo eso y enseguida mojó sus labios con su lengua.

-Gracias. Tú eres muy hermosa, eres la mejor persona a la que he fotografiado. 

-Qué linda, Fernanda.

Acto seguido, acarició mi brazo hasta llegar a mi mano, y la sujetó. Bajé la mirada, viendo su mano tomando la mía, y después la vi a los ojos. En tan sólo un parpadeo ya estaba cerca de sus labios. Sentía su respiración junto a la mía. Segundos después, mis labios se encontraron con los suyos. No sé cómo había pasado, pero así era. Me besó. Nos besamos. Sabía que no iba a poder parar. Pasó sus brazos por encima de mis hombros, y la sujeté por la cintura. 

-¿Qué estamos haciendo? -Dije, separándome sólo centímetros de su boca, tratando de contener el aliento y darme cuenta de lo que estaba sucediendo.

-No lo sé. -Formó una sonrisa en su rostro y siguió besándome.

Me besaba cada vez más intenso y yo quería cada vez más, sin poder evitarlo. Bajé mis manos de su cintura hasta su trasero, vi que a ella no le importaba, más bien, le gustaba. Comencé a acariciarlo y junté su cuerpo junto al mío. Ella hizo lo mismo con mi busto. Yo no podía contener la respiración. Los nervios y la excitación al mismo tiempo se adueñaban de mí. Sentí su lengua rosando mis labios y la dejé entrar en mi boca. Levanté su falda, dejando al descubierto el resto de sus piernas y su ropa interior. Dejó de besarme, abrió sus ojos y me miró fijamente. Mordió sus labios y sonrió, asintió con la cabeza. Bajé una de mis manos hacia su entrepierna. Pero rápidamente me alejé. ¿Qué estaba haciendo? No podía echar a perder mi trabajo por esto.

-¿Qué sucede? Pensé que todo iba bien. 

-No...lo siento, fue un error. Tengo que irme, mandaré las fotos a tu asistente para que puedas revisarlas. 

Recogí mis cosas y salí de ese lugar. Estaba asustada, pero no había sido tan malo de todos modos. Para haber sido la primera vez con una chica, había estado bien. Y hubiera estado mejor si me hubiera quedado ahí, pero mi trabajo era lo que me daba de comer y no podía echarlo a perder.

No volví a ver a Mayte, pero aún la recuerdo. Seguramente ella me recuerda igual.







Algo leve para iniciar... 💋

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