Estaban en el despacho de la psicóloga, sentadas la una frente a la otra. La rubia tenía un ventanal tras ella, por el que entraba la claridad del exterior. A los lados, había algunas estanterías con libros, cuadros con titulaciones. Y en la pared de enfrente se encontraba un pequeño sofá con una mesita del té y la puerta. En la mesa que las separaba se estaba la pantalla del ordenador en una esquina, un teléfono en la otra, unas carpetas a un lado, un par de portaretratos mirando hacia Yuko y el teclado retirado a un lado. La doctora tenía las manos entrelazadas encima de la mesa, esperando la pregunta de Mei.
La morena mientras pensaba, observaba a la otra chica. Se notaba que estaba algo inquieta, aunque trataba de ocultarlo, lo que la extrañó. "¿Tal vez no quiere que recuerde algo que tiene que ver con ella?". Entonces recordó que esa mañana, aquella psicologa dio a entender que no la conocia.
- Kog... Yuko, ¿Por qué razón esta mañana fingiste que no me conocías, si en realidad éramos amigas?
- No reconociste a Gawauda y tampoco parecías reconocerme a mí. Por lo que pensé que sería mejor no forzarte y saber más o menos qué era lo que recordabas. - Se rascó la parte posterior del cuello con la mano izquierda. - La verdad es que me dolió un poquillo que ni diciendo mi nombre me hayas recordado.
- ... - Frunció ligeramente el ceño.
- No te fuerces a recordar, ya llegará solo.
- ¿No va contra las normas tratar a una amiga? - Enarcó una ceja.
- En realidad sí, si lo fuéramos. - La joven Aihara la miró confusa ante esa afirmación, provocando que la rubia suspirara. - Te fuiste hace más de dos años, perdimos todo contacto. Desde entonces dejamos de ser nada.
- Pareces bastan- - Fue interrumpida por el timbre del teléfono.
- Un momento, por favor. - Atendió el aparato. - ¿Está aquí? Está bien, puede pasar. - Colgó, se quedó unos minutos mirando a la nada. Luego miró a la paciente directamente a los ojos. - Parece que han venido a verte.
- ¿Quién? - Llamaron a la puerta.
- Adelante. - La morena justo antes de girarse para ver quien era la persona, se percató de un pequeño gesto de molestia en su interlocutora y se quedó fija mirándola extrañada. - Buenos días, señor Aihara. - Se levantó del asiento y se inclinó ligeramente.
- Buenos días. - Dijo el hombre que acababa de entrar colocando la mano en el hombro de la chica.
- ... - "Esa voz..." pensó. Lentamente giró la cabeza hacía la persona que acababa de entrar. Era un varón de unos 30 años, de pelo castaño claro con ojos grises. - Tú... - Dijo mientras el temor la recorría y paralizaba. "¿Por qué está él aquí? ¿Por qué le llamó señor Aihara?" Finalmente consiguió moverse, apartando la mano de aquel hombre, levantándose de la silla de un salto y retrocediendo varios pasos, mirandolo friamente.
- ¿Qué te pasa Mei? ¿Por qué reaccionas así? - Preguntó él sorprendido.
- ¿Qué hace aquí? - Frunciendo el ceño.
- Vine porque me llamaron esta mañana diciendo que ya habías comenzado a recuperarte.
- ¿Por qué le llamarían a usted? - Sin dejar que el tono de voz mostrara ninguna emoción, como era habitual en ella.
- Porque soy tu marido. - Intentando acercarse a ella, haciendo que retrocediera.
- ¿Qué? - No podía creerlo. Aquello no podía ser real. Confusa miró fijamente a su recién autoproclamado esposo y luego buscó con la mirada a la psicóloga, que no había participado hasta ahora.
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¿El sueño que le salvó la vida? [Citrus]
FanficEl padre de Mei vuelve para contarla que se volvio a casar, lo que hace que quiera abandonar todo, pero alguien se lo impide. Al principio choca contra esa persona, que más tarde se convertirá en punto de inflexión. Citrus AU Sobrenatural