Sobre la libertad

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Fuiste como un avión de papel: frágil, pálido y libre.

Y tal vez por eso te fuiste muy pronto, porque quizá el mundo no soportaba tener a alguien tan maravilloso como tú. Alguien que sueñe a lo grande, alguien que vive cada momento de su vida como si fuese el último. Y es que lo era.

Era julio cuando cerraste tus lindos ojos por última vez por el sueño, y no despertaste. No despertaste ni cuando llegué, como todas las mañanas, a tu habitación pintada de blanco y te vi allí.

Tranquilo. Sereno. Muerto.

No despertaste ni cuando me dijeron que habías fallecido no hace mucho, ni mucho menos cuando solté en llanto e imploré a los cielos que fuese mentira.

No despertaste cuando me acerqué y te moví violentamente en un intento en que reaccionaras, como si la máquina que muestra, con sonidos, los latidos de tu corazón. A que como si tu nula respiración no fueran suficiente evidencia para que me dijera a mí mismo "sí, estás muerto".

Y pensé que podía con todo esto, ¿sabes? Pero veo que al final de todo, yo estaba equivocado.

Así que háblame sobre la libertad, sobre volar lo más alto, allá por el cielo.

Háblame, y dime que me amas una vez más. Háblame, como si aún estuvieras aquí y no te has ido.

Háblame, por favor.

Avión de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora