Todos ellos sabían que el amor brotaba como las flores en abril, con paciencia y sin prisas. Pero su amor florecía rojo en el infierno porque era falso, porque ellos no amaban a las personas a las que amaban.
Amaban mancillarlas y poseerlas. Solo qu...
Los niños daban vueltas y vueltas, vueltas sin parar a su alrededor. Parecía felices, invadidos por el entusiasmo del juego, invadidos por las risas y la complicidad de sus compañeros de recreo.
Reían y reían, le vitoreaban y sonreían. Gritaban, le animaban.
Hyun Woo se sentía en una nube, en una preciosa nube de aceptación con la que había soñado toda su vida.
Era solo un niño tímido e inexpresivo con el que nadie quería tratar. "Eres aburrido, Nunu. Aburrido, aburrido". Repetían una y otra vez. Repetían cuando no le invitaban a los cumpleaños, repetían cuando le dejaban solo en el recreo. Repetían. Repetían.
Repetían mientras llovía por dentro de Hyun Woo.
Él solo quiso ser querido. Durante todo ese tiempo lo único que le importó era ser querido por alguien. Ser visto por alguien.
Tenía nueve años y solo podía imaginarse lo que era tener un amigo.
Era amargo y le quemaba por dentro, era amargo y no le dejaba respirar.
Por ello era tan dulce escuchar a tanta gente sonreír y reír por él. La emoción que causaba, el juego que continuaba mientras Hyun Woo estaba colocado en medio de ese corro de niños que le animaban a seguir, que buscaban ver esa faceta de él.
"Hazlo, hazlo" repetían mientras saltaban, mientras movían los brazos con ánimo y enseñaban la hilera de dientes que tenían, que enseñaban sus hoyuelos los que tenían. Y todo ello era por él. Por él y no más que por él.
"Vamos, ¡hazlo de una vez!"
"Sí, Nunu. ¡hazlo ya!"
"Date prisa, date prisa"
"Es divertido, Nunu. ¡Queremos ver cómo lo haces! ¡Queremos verlo ya!"
Ánimos, ánimos, más ánimos. Hyun Woo se sentía como en una burbuja de felicidad de la que no podía escapar.
No quería que terminara jamás, quería ese amor y ese cariño siempre con él.
Siempre.
Siempre.
Siempre.
Sonrió como sonreían ellos y levantó la piedra que sostenía en la mano causando más chillidos, más histeria. Más alegría que lo único que hizo fue realimentar todavía más los actos de Hyun Woo.
Realmente no quería hacerlo pero ¿qué importaba?
Tenía amigos.
Tenía amigos y eso era más que suficiente.
Tenía amigos y ese era motivo más que de sobras.
"Lo siento" esbozó con una sonrisa, antes de bajar el brazo con toda la inercia que pudo.
Antes de golpear en la cabeza con ella al chico que había debajo de él.
Una vez.
Y después dos.
Y tres.
Y cuatro.
Aplausos, gritos de ánimo, risas todavía más estruendosas.
Sangre salpicando por todos lados.
Manchando su morena piel.
Manchando la palidez y blancura de la persona que había dejado de moverse, que había dejado de revolverse, de chillar y de llorar debajo de él.
"Ahora me quieren, Hoseokie... ahora me quieren y es todo gracias a ti..."
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