Capítulo 8: Mr. Galath (1)

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Continuaba la conversación telefónica entre Tommi y Jon.

—¡¿El bartender está allí?! —dijo Jon despabilándose.

—Tranquilo, por suerte, parece que se despertó durante la pelea, se cayó al suelo del susto al oír la paliza y se quedó allí con la cabeza dolorida. Luego, dice que tu técnica que impactó contra la barra, lo golpeó y lo dejó inconsciente.

—¡¿Qué?! —exclamó Jon, entre confundido y aliviado— ¿Dices que se encontraba justo detrás de donde ataqué? ¿Cómo se encuentra?

—Sí, de hecho, tiene la cabeza vendada, parece que fue donde recibió el impacto. Gracias a eso, no tiene idea de lo que sucedió luego. ¡Pero escucha esto! Cuando llegamos aún no había llegado el jefe. Le dijimos que no sabíamos nada sobre Bastáis y que lo dejamos a su suerte en la calle. Entonces nos dijo que guardaría el secreto de la golpiza, que diría que fue Bastáis quien le golpeó y que luego se fue sólo del bar.

—¡Ya veo! ¡Ha tenido una buena idea! ¿Pero podemos confiar en él? ¿Por qué tendría que arriesgarse y ocultar la verdad a los superiores?

—¡Hombre, se nota que no eres de la familia! Celestino nunca haría nada que lleve a un conflicto interno en la familia, ya que podría perjudicarnos. Prefiere ocultar el secreto y culpar al imbécil borracho, además de que fue testigo de cómo se mofó de nosotros.

—Entiendo. ¿Y qué hay del jefe?

—Bueno, el jefe ha llegado poco después y le hemos contado la historia falsa. Al parecer ya le habían informado antes que Sir Bastáis estaba desaparecido, y por eso llegó temprano al bar. Por suerte, nos ha creído sin problemas.

—Como esperaba del Sr. Leo, confía en nosotros y en el bartender.

—¡Claro que sí! El jefe sólo era respetuoso porque debía serlo, pero también le dan asco esos tipos. Luego se ha comunicado con los dos amigos de Bastáis para contarles nuestra versión. Al parecer, ellos lo habían dejado porque se fueron con unas prostitutas y él estaba muy borracho para acompañarlos.

—Ya veo. Abandonaron a su camarada a su suerte... ¿De dónde me estas llamando?

—Estoy fumando aquí, afuera del bar. ¡Ven y bebamos algo con el jefe, así podremos olvidarnos un poco de anoche!

Finalizada la conversación, Jon se dirigió al bar.


                                                                    ♦ ♦ ♦


Las cosas habían salido mejor de lo esperado. Efectivamente, Celestino tenía la cabeza vendada por el golpe, pero se encontraba sano y calmado. Jon no podía estar seguro si en verdad había quedado inconsciente y no se había enterado de lo que ocurrió luego, pero confió en las palabras de Tommi. Por su parte, Leonardo les explicó que mientras Jon y los demás estaban borrachos y no eran conscientes de su entorno, el bar se fue vaciando poco a poco hasta que finalmente decidió irse y dejar a Celestino a cargo. No parecía preocupado en absoluto por la desaparición de Sir Bastáis, incluso cuando él era el mayor responsable de que los caballeros fueran bien recibidos y respetados en el bar. Sin embargo, también era cierto que Sir Marhaus y Sir Driant dejaron a su compañero a su suerte mientras fueron a divertirse fuera del bar, por lo que era más lógico que la carga cayera sobre ellos.

Aún pensando en todo eso, había algo que seguía incomodando a Jon. «¿De verdad el jefe Leo se iría del bar dejando a Sir Bastáis solo y borracho? ¿Tanto confiaba en Celestino como para poner en juego su propia reputación? ¿O acaso sería perdonado ante cualquier incidente? No, eso no es posible», pensaba Jon. «Quizá simplemente lo estoy pensando demasiado, Celestino es alguien de confianza y pacífico, mientras que nosotros sólo estábamos borrachos. No había nada de que preocuparse, y nadie sería tan tonto de meterse en líos innecesarios. Espera... entonces ¿Por qué lo hemos atacado?». Jon se desesperaba internamente, le consumía por dentro no poder justificar su actitud ni sus acciones cometidas la noche anterior. «Por ahora, no tiene sentido seguir pensando en eso. Lo mejor es valorar la suerte que hemos tenido y dar las gracias por el apoyo de Celestino».

Odisea de Clanes | Volumen 1 - Primera Odisea en IneriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora