Era de mañana, y el despertador sonaba.
- ¿Daniel?
- ¿Sí? – respondió con un ojo puesto sobre su madre quien estaba con la cabeza en el marco de la puerta.
- sabes que hoy es el día no? La universidad llego hijo.
- Si, lo sé mama – hizo una pausa – gracias.
- De nada – contesto ella con una sonrisa mientras cerraba la puerta,
Daniel comenzó a cuestionar muchas de las cosas que sucedían, era un poco pronto para ir a la universidad, y que tan difícil seria la cuestión, todos estos pensamientos lo atormentaban mientras se arreglaba para poder marcharse. Bajo a la cocina donde se encontraban sus padres desayunando.
- Creo que es hora de irme – dijo con una voz sorprendentemente triste.
- Espera un segundo – dijo su padre – ¿a dónde vas sin comer?
- Gracias papa pero no tengo hambre – respondió Daniel mientras rozaba su mano contra su cuello.
- Está bien, que te vaya bien – reprocho el padre.
- Claro papa –respondido Daniel mientras reía ligeramente – Los Amo, los visitare pronto.
Su madre llorando, dio un salto de su asiento y se dirigía a Daniel, seguido de su padre.
- Nunca te confíes, cuídate y siempre no importa lo que pase TE AMAMOS - las últimas palabras de su madre paralizaron a Daniel, una tonelada de preguntas surgieron, pero no podía hacer ninguna de ellas en ese momento.
- Te Amamos – dijo su padre abrazándolo con los ojos llenos de lágrimas.
- Yo también los amo - y así le dio a cada uno un beso - Los veré pronto – sin entender nada, lo más practico era marcharse, ¿acaso sus padres sabían algo que el no?, su preocupación no parecía importarle hasta que su madre lloro de esa manera, la inquietud inundaba a Daniel, rápidamente pensó que simplemente se trataba de que no vería a su hijo por mucho tiempo.
Daniel abrió puerta y salió, tomo sus maletas y todas sus cajas y comenzó a ordenarlas dentro del maletero del auto, lo último que escucho fue un sollozo de su madre y unas pocas palabras – ¿Qué haremos? – Al parecer las palabras de su madre lo escandalizaban, intento serenarse y emprendió el viaje a la Universidad donde estaría recibiendo esas aburridas clases, al menos eso esperaba. Las dudas eran muchas, jamás había escuchado de alguna universidad que llamara a las personas para que estudiaran en ella, bueno obviamente hay genios en el mundo que logran que una prestigiosa universidad los llamen, o las becas, pero incluso las mismas becas son solicitadas por los estudiantes, sin embargo no había vuelta atrás, fuera de todas las preocupaciones, la universidad parecía ofrecer todos los servicios y carreras que puedan existir, al menos tuvo suerte, pensó Daniel mientras conducía.
- Vamos Daniel, tu puedes – se hablo a si mismo, al adentrarse un poco a la salida de la ciudad noto a varias personas correr de los centros comerciales y de las tiendas, gritaban y se les veía llenos de miedo. Freno su automóvil para observar que ocurría, pero en el instante en que él se detuvo un policía le ordeno que siguiera su camino y que no se detuviera en ningún lugar, Daniel quedo atónito, su mente no aclara las ideas aun, el policía interrumpió sus pensamientos golpeando la puerta del auto
- ¡Muchacho, continua! – grito el policía, en el instante Daniel piso el acelerador y avanzo con rapidez, sus ojos se encontraban muy abiertos y con una ligera tapa de lágrimas, estaba asustado, nada parecía tener sentido, por varias horas intento calmarse y aclarar sus pensamientos, mientras viajaba por la autopista, pero los recuerdos volvían una y otra vez.
Finalmente había llegado, era un edificio increíblemente grande, Daniel se inclino sobre el volante para observar los muros de al menos cuarenta metros que se encontraban en la entrada del gigantesco edifico, al continuar se encontró con un parque y frente a él estaba el estacionamiento, al parecer aquel edifico había desviado los pensamientos de Daniel.
Se estaciono en uno de los lugares vacíos, bajo del auto divagando un poco, se encontraba parado frente a unas chicas, su mirada recorría a cada de una de ellas hasta detenerse con la mirada de ojos azules de una chica particularmente diferente, su pelo era lacio y muy negro, era alta, de test blanca, Daniel se sintió como un idiota observándola directamente, así que desvió su mirada a aquel edificio, comenzó a caminar hasta las puertas del edificio que se encontraban abiertas y varios chicos avanzaban en los pasillos, en la entrada se encontraban dos chicos, uno era alto, rubio y seco, y el otro moreno, con buena condición física, y con un peinado naturalmente vertical, sutilmente se acercó a ellos:
- Hola
- ¿Que tal? - respondió el chico de pelo rubio - soy Zac y él es Diego.
- Hola – dijo Diego - ¿y tú eres?
- Soy Daniel – dio un suspiro – ¿saben dónde está la habitación cuarenta?
- Muy bien Dan, yo te llevo, allí estamos nosotros.
Zac comenzó a avanzar y Diego y Daniel lo seguían, mientras Zac avanzaba comenzó a contar un poco sobre su vida, vivía solo en un apartamento, huérfano desde los ocho años, alguien que la vida había tratado mal. Daniel tenía muchas cosas en que pensar, además parecía raro saber qué tipo de clases recibiría y que sus padres lo enviaran sin ninguna especificación, al menos para Daniel, nada fue concluyente ni mucho menos lógico, Pareciera que fuese un campamento de verano, nada estaba claro nada parecía convencerlo de hacer lo correcto, fue casi obligado a ir, sin conocer lo que le esperaba. Su madre le había suplicado que excediera a ir. Y allí se encontraba, solo y sin ninguna maldita idea de que hacer.
ESTÁS LEYENDO
DANIEL - O.C.R.U.S
Mystery / ThrillerAl parecer el inicio de una universidad suena algo raro cuando la misma universidad te invita a estudiar en ella¿no? O que tan raro sería que tuvieras que vivir los sucesos una y otra vez para descifrar la victoria de la humanidad. Daniel, de ser u...