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La habitación oscura era alumbrada por leves figuras brillantes de estrellas; los cuerpo que acompasaban sus respiraciones yacían dormidos, acobijados y viajando al mundo de los sueños.
Era tan difícil distinguirlos una vez se hallaban en calma.
Los primeros hijos del matrimonio Akashi resultó ser una vaga sorpresa; la mayoría de la Kiseki no Sedai sospechaba que sucedería desde que el abultado vientre de Kōki resultó ser el doble de tamaño que el de Kuroko. Lo confirmó luego de seis meses Midorima, en un ultrasonido; dos vidas se desarrollaban en Furihata. Aclarando firmemente que no eran gemelos, sino mellizos.
Cuándo los niños nacieron y se presentaron al mundo su situación quedó clara. Ambos era niños de melena borgoña, de piel porcelana y ojos diferentes en cada uno de sus usuarios. Akashi Seiki fue el primero abrir sus orbes y mostrar su heredado color: escarlata. Después de él vino el segundo y hasta momento el más joven del clan, Akashi Seiji; poseedor de la heterocromia que su progenitor padeció en su joven adultez.
"Definitivamente son hijos de Seijūrō" Dijo una vez Taiga, coreado por el movimiento de cabezas del restó de los chicos. "Sólo espero que saquen un poco de tu carácter, Furihata. Sería vergonzoso que unos niños me intimidaran"
Pero bueno, que podían esperar. La familia Akashi se manejaba con un código de personalidad, los mellizos lo comprobaron a la corta edad de cinco años. Fue en esa época que Furihata pensó que su familia se manejaba como una balanza equitativa; Él era el lado bueno y gentil mientras que el trío de pelirrojos eran... Akashi. Al resto de los chicos les sorprendía que pudiera con ello, poco después de enterarse de su estado.
Estaba en cinta, nuevamente.
Esa vez corrieron con la suficiente suerte de que solo viniera uno en camino; ese embarazo fue mucho mas estresante debido a las constantes preguntas de los niños, debieron tener mucha imaginación —por parte de Seijūrō— para decirles una mentira piadosa y que no llamaran accidentalmente gordo a Kōki. Seguro se habría tirado a llorar por ello.
Un par de meses después nació Akashi Masaki, un bebé castaño de orbes mezclados; una extraña combinación del color rojo de su padre y el dominante ocre de Furihata. El nene actualmente tenía un trimestre, sin embargo para su edad no hacía tanto desorden.
De cierta manera al nacer Kōki encontró un cómplice para doblegar a su padre.
Si, Akashi Seijūrō se desvivía por sus hijos, por pasar cada momento posible en sus travesuras. Él quería verlos crecer.
Recargado en la puerta del más pequeño Furihata observaba con cariño como Sei admiraba a su hijo; la imagen era hipnotizante. Una de las manitas de Masaki se aferraba al dedo corazón donde descansaba su anillo, mostrándose reacio a ceder a Morfeo. Seijūrō se veía agotado y aun así la sonrisa en su boca era evidente.
— ¿Por qué no lo abrazas? — Su repentina mención no lo asusto. Con calma se acercó y colocó al costado de su esposo; los ojitos del bebé se centraron en él y rió. —No creo que duerma hasta tardé, estuvo durmiendo todo el día después de jugar con Seiji y Seiki todo el día; deberías dormir un poco.
—Quiero verlo un poco más. — Murmuró.— El trabajó consume mi tiempo, y cuando llego Seiki y Seiji juegan conmigo. Siento como si lo dejara de lado.
Kōki lo miro encantado.
—Lo siento. — Se disculpó. Inclino su cuerpo y tomó en brazos a Masaki— Heredaron eso de mí.
— Me gusta que sean así.— Aclaro. — Me gusta correr con ellos en el patio y reír con ellos.
— ¿Qué te preocupa entonces?
— ¿Soy buen padre?
Kōki detuvo cualquier movimiento que inició para arrullar al nene. Volvió el rostro y frunció el ceño por la tontería que salió de los labios de su pareja.
—Eres su padre. — Comenzó un discurso.— ¿Que si te vas a equivocar? Creme, lo harás. En algunos momentos los harás llorar o rabiar, habrá veces en que te van a odiar por la situación o viceversa. — Meció por ultima vez a Masaki antes de pasárselo.— Tendrás que aprender a sobrellevar todo con ellos, son niños, dicen las cosas sin pensar. —Tomo sus mejillas y lo obligó a juntar sus frentes.— Son sinceros y harán lo posible por llamar tu atención; y que si ahora sientes que no le prestas debida atención a Masaki, no te carcomas la cabeza en eso, mejor piensa en que dentro de cuatro años, quizás menos él se unirá a ustedes a correr por el patio. Después de todo son tus hijos.
La sonrisa que pinto en sus mejillas relajó sus tensos hombros.
— ¿Tu también pelearas mi atención?
El sonrojo lo asistió, por mero instinto desvió la mirada.
—Cada noche, Seijūrō. —Jugó con un mechón largó, repitiendo más suave las palabras. —Todas las noches.
Sin duda alguna la familia de Akashi era especial, de cierta manera.
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¡Hey, hey, hey!
¿creyeron que os dejaría sin capitulo hoy? pues quizás tengan razón, pero mi mente me gritaba que era muy mala y que comenzaba a ser floja; pero que os puedo decir, es mi pecado capital.
Cabe recalcar que las imágenes utilizadas no me pertenecen, créditos a su respectivos autores.
Una vez aclarado me voy.
Byebye~
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Sencillamente
FanfictionLos escenarios entre ellos podian ser de los mas caotico, insufribles o un batallon de ser posible; Por que asi sucedia, por que sus personalidades se completaban cual rompecabezas. Sencilla y paulatinamente. Por que ellos eran Furihata Kōki y Akash...