Si en el último instante de mi vida pudiera elegir lo último que vieran mis ojos, entonces no escogería el cielo estrellado, ni a nadie en especial, simplemente quisiera ver el techo de mi habitación en la oscuridad. Porque entonces no me preocuparía por estar muriendo, no pensaría en lo terrible que pasaría después de que muera, sólo recordaré los bellos momentos de mi vida, las veces que reí y los recuerdos que me hicieron latir el corazón al ritmo de la lluvia. Recordaría el olor a tierra húmeda, el atardecer desde la ventana, la brisa de la mañana, las lágrimas cayendo por mis mejillas, porque si lloré y lloraré, claro que lo haré, pero aún así no quiero ver nada más. Porque si veo el techo mientras muero, los recuerdos me inundarán, las lágrimas caerán y yo pensaré que me estoy quedando dormida