Aғᴛᴇʀ ᴅᴇᴀᴛʜ.

Quin.

Comenzar a trabajar como mesero no había sido nada fácil para el, pues, toda su vida había trabajado en una gran oficina o con personas adineradas, pero, había caído el trabajo y ya no había mucho, era por ello que le habían despedido aunque también por no haber asistido, así fue como comenzó a trabajar de mesero con los Choi, que por alguna extraña razón aquel apellido le sonaba pero, no recordaba a quien,ser mesero era un nuevo reto que debía cumplir si quería volver a empezar a vivir una vida tranquila y con algo de paz, pero, no era tan fácil como el pensó desde un comienzo.

Había clientes que eran muy amables con él, incluso decían que su trabajo lo hacía excelente, hasta le daban propina de más,pero, habían otros que te daban ganas de golpearlos por como lo trataban, puesto a qué lo trataban con superioridad y con arrogancia, hasta algunos solo venían a perder el tiempo viendo el menú y largandose sin pedir nada,pero, para Joshua solo eran cosas pequeñas pues, toda su vida había trabajado con gente así que había aprendido a estar serenó y tranquilo ante tales situaciones. Joshua siempre regalaba una sonrisa a la hora de atender, él siempre se decía así mismo que una sonrisa alegraba a cualquiera, siempre venían chicas al local, aquellas solo venían a ver al guapo americano que siempre portaba una sonrisa en el rostro.

– es muy guapo... – dijo una chica de cabellera castaña mientras veía al pelinegro del cual servía el pedido a un grupo de chicos que se encontraba ahí.

– ¿Será casado?–

– ¿Por qué lo dices?

– tiene un anillo de matrimonio en su dedo .–dijo mientras veía al mesero de reojo y después a su amiga.

– si es casado no me importaría .– mordió ligeramente su labio inferior.– dicen que las aventuras a escondidas son muy exóticas..

– que afortunada sería la chica que está casado con ese apuesto hombre.

Ambas chicas suspiraron risueñas,siguieron hablando del joven americano,pero, cierta persona se había dado cuenta de ello que se sentó alado de una de ellas.

– eso es tan bajo hablar de otros chicos en lugares públicos.

– ¡¿Cheolie?!.– giro la chica observando a aquel hombre guapo y muy apuesto.– ¿Que hace por... Aquí?

– ¿Que hago por aquí? Querida sabes perfectamente que este es uno de los tantos lugares que maneja mi padre.

Hablo aquel hombre de cabellos azabaches mientras llevaba uno de los pastelillos que tenía la chica ahí a su boca disfrutando del exquisito sabor.

– Oppa lo había olvidado ¡Lo siento no merezco su perdón!

Observo a la chica comenzar hacer ligeras reverencias en el lugar lo cual una ligera risa se le escapó a este.– no te preocupes Amy me he acostumbrado a tu falta de memoria

Los tres rieron ante aquel comentario así que siguieron hablando hasta que entre las miradas fugaces del chico pelinegro hacia el lugar observo algo que para su merced le había dejado muchas cosas que hablar.