Visita en el Hospital

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Steve estaba totalmente destruido anímicamente. No sólo por el hecho de saber que Hydra había estado infiltrada en S.H.I.E.L.D desde quien sabe cuanto tiempo.
Creciendo como la más atroz organización criminal, creciendo dentro de ellos, alimentándose con su desgracia cual parásitos.
Estaba el asunto también de que su mejor amigo había sido utilizado de la peor manera para beneficio del mal. Por más que Sam o Nat le digan que no había sido su culpa, él no lo sentía así.
James juró que siempre estaría con él y Steve le juró lo mismo de vuelta, le juró que lo protegería, lo cual no había hecho. Pero, tenia sentimientos encontrados, no sabía si sentirse aliviado porque su hermano estuviera vivo, o sentirse mal por el hecho de que no murió en ese accidente. Solo Dios sabía que atrocidades le habían hecho, bastaba solo con verle el brazo y el que no lo reconociera.
Sentía el corazón destrozado y solo había una persona que podía devolverle un poco su paz. De tan solo pensar en que estuvo a punto de perderla por no llegar a tiempo de cambiar el ultimo chip, le dan escalofríos. Cuando se enteró de aquel plan de eliminar a cualquier posible amenaza a corto y largo plazo para Hydra, en lo primero en que pensó fue en su amor, aquella persona se había declarado enemiga número uno de cualquier organización bélica que tratara de dominar el mundo, por lo que no seria extraño que su nombre encabezara la lista de personas non grata. Todo empeoraba con su condición actual, volvía a su amor más vulnerable, pero eso no quería decir que lo volvía una damisela en peligro, era todo lo contrario.
Bajo decisión de ambos, mantienen su relación en absoluto secreto, no queriendo involucrar a nadie en su vida y mucho menos en el caso de que fueran atacados, no querían convertirse en la debilidad del otro, lo cuál era realmente estúpido y más  ahora que veía todo con más claridad. Ahora que S.H.I.E.L.D había caído, necesitarían de toda la protección del mundo.
Y, como si aquella persona sintiera su pesar —cosa que así era debido a su conexión de alma gemela— sintió como su piel se erizaba y al cabo de unos segundos, pudo sentir su aroma. Era algo extraño, no lo entendía muy bien, pero, suponía que debía ser algo de almas gemelas.
Entonces, sintió su imponente presencia alzarse en la habitación.
–A tu izquierda —Susurró Steve sin abrir los ojos a Sam, medio en broma y medio verdad, ya que su amor apareció en aquella dirección.
–Buenas noches.
–Oh, Señor Stark—Sam se levantó medio nervioso, no todos los días tenías a una celebridad frente a ti, Steve sonrió de lado, entendía aquella reacción, ya que muchas veces aquel hombre resultaba ser tan atrayente y atractivo que te olvidabas de respirar. No le gustaba que otras personas reaccionaran de esa manera, pero lo entendía, mientras no tocaran, podían mantener sus miembros en su lugar original.
–Tony, por favor —extendió su mano para ser estrechada por la contraria— un gusto verlo, señor Wilson.
–Sam, solo Sam, por favor.
–De acuerdo—Steve supo que Tony sonrió por la pequeña exhalación que soltó su amigo—¿Le importaría si hablo un momento con el capitán?
–No, por supuesto que no, supongo que ahora que los secretos sucios salieron a la luz, los Vengadores tienen mucho que arreglar.
–Eso es correcto, muchas gracias por la comprensión.
–No hay de qué, permiso.
Steve sonrió de lado aún sin abrir los ojos, era increíble el poder de atracción y convencimiento que tenía su genio.
–Sé que estas despierto, abre ya los ojos, Rogers—Sintió como la cama se hundía en su lado izquierdo.
Al abrir los ojos se encontró con el rostro más hermoso que el destino le dio la oportunidad de contemplar en esta vida. Ojos color chocolate, de pobladas y grandes pestañas, una barba bien cortada que enmarcaba sus labios carnosos, tenía ojeras, aunque, eso no era novedad, pero, en su estado, eso era malo, ya que denotaba que había estado muy preocupado y no había dormido. De repente, Steve se quería golpear la cabeza por haber sido tan estúpido por haberse dejado hacer tanto daño.
–Hola, hermoso.
Tony solo hizo una mueca con su labio superior, intentando sonreír, estaba realmente preocupado por él.
–Me voy solo unos días y resulta que Hydra estuvo creciendo bajo nuestras narices, S.H.I.E.L.D cayó y mi no novio—quien al parecer recibió la paliza de su vida — se encuentra en el hospital gravemente herido. La próxima vez que no esté contigo, ¿qué será?, ¿causaras una guerra?.
El corazón de Steve dolió un poco, su pequeño niño tenía razón, siempre que estaban separados pasaban catástrofes. Ya no quería separarse de él y menos ahora que los aliados de Hydra estarían buscando una forma de vengarse de ellos.
–Que te puedo decir, es mi forma de demostrar la falta que me haces—De la nada, comenzó a sollozar intentando tomar su mano, en verdad lo había echado de menos, lo amaba tanto que el dolor era prácticamente físico.
–Por Dios, Steven —Tony se acercó y no sólo tomó su mano, sino que también lo besó. Con demasiado cuidado para el gusto de ambos, pero no había de otra.
–¿Que te pasó? ¿Con quien te enfrentaste para que acabaras así?, demonios, Steve, eres el jodido capitán América y te han tratado como a un saco de boxeo, sin contar con que también te usaron de tiro al blanco.
–Lo sé mi amor y en verdad lo siento, siento haberte preocupado tanto, la verdad, es una muy larga historia y prometo contártela cuando lleguemos a casa, ahora sólo quiero sentirte, por favor, abrázame, mi amor.
Tony así lo hizo, intentando tragar el nudo que tenía en la garganta. Por regla general, mejor dicho, por crianza, no solía demostrar sus sentimientos, pero, ahora era totalmente diferente, estaba enamorado y, algo más.
–Dios, Steve, nunca vuelvas a hacer algo así, maldita sea, si vuelves a permitir que te traten como si fueras una pera de boxeo, yo mismo te golpeare.
–Lo siento, mi amor, nunca volverá a pasar, te lo prometo.
El rubio enterró su nariz en el cuello de su amado, aspirando su aroma único, calmándolo con su presencia y su aroma. Con sus grandes manos, intentaba acariciar su cuerpo, metiéndose entre la tela del abrigo que llevaba puesto, intentando aunque sea sentir un poco más cerca su calor, hasta que, llegó más lejos de la espalda y allí se quedó.
–No —Tony levantó la cabeza.
–¿Que? —Soltó inocente.
–Sé lo que tratas de hacer, tienes siete heridas de bala, cuchilladas en los brazos, piernas y abdomen, tienes rotas tres costillas, tienes una contusión en la cabeza y tu rostro se asemeja al de Rocky Balboa en Rocky II, así que no, definitivamente no.
–Vamos, amor, te necesito, hace una semana no nos vemos, por favor, ya estoy casi curado y lo sabes, por favor, Tony, por favor, amor.
Tony lo miró por un momento con una de sus perfectas cejas enarcadas. Tenía razón, había pasado una semana desde la última vez que se vieron y realmente él también lo necesitaba, después de saber que estuvo a punto de perderlo, lo único que quería era sentirlo dentro suyo.
–Solo una felación, no pienso arriesgarte a que alguna herida se te abra, tómalo o déjalo.
–Lo tomo—susurró emocionado Steve, sabiendo que más tarde, lo convencería para algo más.
Entonces, Tony muy excitado, se acomodó en la cama, de modo que su rostro quedara justo a la altura del miembro de su "no" novio. Quitó la sabana y levantó lo suficiente la bata de hospital que llevaba el rubio, se dio con la grata sorpresa que estaba totalmente desnudo y erecto, muy erecto. Se le hizo agua a la boca.
Sin esperar una invitación tomó aquel miembro entre sus manos y, poco a poco se lo fue metiendo a la boca, hasta llegar a lo más hondo de su garganta. Disfrutando como la misma se engrosaba con aquel monstruo de carne caliente y deliciosa, el gemido agónico que soltó Steve sólo aumentó más su deseo se sentirlo y comenzó con la felación propiamente dicha.
Steve lo único que hacia era gemir como moribundo, aferrarse a las sabanas y a mover sus caderas, embistiendo con firmeza, pero con cuidado la cavidad de su castaña debilidad. Abrió los ojos en el momento justo en el que Tony se lo sacaba de la boca casi del todo para volverlo a meter de golpe dentro de su húmeda y caliente boca, soltándole una de aquellas miradas marca de la casa que le hacían convertirse en gelatina.
Para cuando Tony desenfundó los dientes, Steve ya se estaba derramando a lo bestia dentro de la boca de su amante, el cual, intentando disminuir el desastre que se avecinaba se lo metió a la boca rápidamente, bebiendo de aquel néctar de los dioses paganos que sólo él tendría derecho a probar.
Una vez terminó, Tony levantó la cabeza y comenzó a relamerse los labios, persiguiendo con su lengua las posibles gotas que se hubieran escapado de su hábil boca. Aquel despliegue de sensualidad y sexualidad fue demasiado para Steve y no ayudó en nada escucharlo gemir mientras saboreaba su semen. Por lo que, sin pensar se levantó y tomó a Tony del rostro y lo besó con pasión, sintiendo su esencia en aquella sagrada boca.
Poco a poco fue acostándose en la cama mientras acariciaba a sus anchas el cuerpo del castaño, tirando de la ropa casi con violencia, deseando que nada se interponga entre él y aquella piel acanalada y dulce que tanto adoraba.
–Steve... Espera... Estas..
–Déjame tenerte, casi muero de solo pensar en que te perdería a manos de esos bastardos. Yo necesito tenerte, sentirte, confirmar que dentro de todo, ganamos y no es un sueño el que estés aquí, sobre mi, mirándome con tus hermosos ojos, diciéndome sin palabras que me amas. Por favor.
Tony, conmovido por aquellas palabras lo besó mientras era desvestido hábilmente por el soldado como en tantas otras ocasiones. Hasta el momento, el castaño nunca le había dicho que lo amaba, pero eso no le molestaba, ya que bastaba con mirarlo a los ojos, con sus atenciones para con él o mirar su cuerpo para saber que aquel hombre lo amaba hasta la muerte. Su amenaza era prueba fehaciente de ello.
Por eso, Steve siempre le decía cuanto lo amaba, porque al hacerlo, era como ver florecer una flor en primavera. Así de hermoso lucía su Tony cada vez que le decía que lo amaba hasta el punto de la obsesión.
Una vez desnudo, Tony se irguió y rápidamente, pero con cuidado, montó a su soldado desesperado. Steve abrió los ojos en sorpresa cuando vio a su pequeño totalmente desnudo, sus manos temblaron al tratar de tocarlo.
–¿Cu-Cuándo?
– Hace una semana, tarde o temprano iba a tener que notarse, ¿no crees?
–Si, lo sé, es solo que—Steve acarició el abdomen abultado de Tony con adoración— hace unos días apenas y se te notaba nada, ¿Ahora?, mira esa pancita, mi hijo, nuestro hijo esta creciendo cada día más dentro de su mami.
–Si, tu hijo esta aquí— Tony acarició las manos de Steve aún estando en su vientre, se apoyó en sus fuertes antebrazos, se levantó lo justo y alineó el miembro de su "no novio" con su entrada y comenzó a bajar lentamente, hasta que lo tuvo enterrado en lo más hondo de su ser, ambos soltaron un gemido agónico de placer. Tony nunca le había dicho que lo amaba al punto de la locura, sentía que no era necesario, que, con sus acciones y llevando a su hijo en sus entrañas ya le estaba demostrando con hechos su amor.
Pero, tras estar a punto de perderlo, algo se rompió dentro de él y surgió la necesidad imperiosa de gritarle cuanto lo amaba, sintiendo que la vida era demasiado corta para no decir las cosas que uno tiene atravesado en la garganta. Si lo sabría él que sufrió tanto. Entonces, con la voz quebrada y los ojos anegados en lágrimas, dijo lo que sentía era justo y necesario decirle.
— Y ambos te queremos entero, con vida, ambos te amamos, Steve, yo te amo con todo el alma.
Steve ya lo sabía, pero escucharlo decir aquellas palabras por primera vez de sus labios, fue realmente impactante y emocionante. Eso sólo quería decir cuan preocupado había estado su castaño por él.
–Yo te amo, mi amor, los amo a ambos con toda mi alma.
Steve lo acercó a su cuerpo y con sumo cuidado y cariño, le hizo el amor. Allí, en esa pequeña cama de hospital, se demostraron amor mutuamente, soñando con el momento en el que su familia estaría completa con la llegada de su bebé, producto del inmenso amor que se tenían.
Luego de llegar al más maravilloso de los orgasmos al mismo tiempo, mientras abrazaba al amor de su vida, Steve se preparó para decir lo que debió decir desde hacía mucho tiempo.
–Tony, quiero que todo el mundo sepa que te amo y que estamos juntos, que tu, en un acto de amor, llevas a nuestro hijo y que no importa lo que ellos piensen, tu y yo estaremos juntos, siempre juntos, hasta el final.
Tony levantó su rostro del pecho de su amado.
–¿Estas seguro?
–Por supuesto que si, mi amor, no quiero perder ni un minuto más alejado de ti.
Tony se irguió nuevamente sobre su ahora novio y muy probablemente su prometido y, aprovechando que aún lo tenía dentro, contrajo su entrada, haciéndolos gemir a ambos.
–Bien, está bien, se llevarán una sorpresa cuando se enteren.
–SANTA MADRE DE...
ambos giraron sus rostros para ver a un Sam totalmente estupefacto viéndolos a ambos. Tony sonrió con gracia, pero Steve lo acercó a su pecho y lo cubrió con las sabanas.
–A ese tipo de sorpresa me refería.

[...]

Tras una larga charla sobre el futuro de su familia y los Vengadores, Steve y Tony habían llegado finalmente a un acuerdo. Tony se daría de baja y Steve pediría una excedencia para cuidarlo, ahora que S.H.I.E.L.D había sido expuesta, tomaría un tiempo hasta que encontraran a un nuevo director y pasaría aún más hasta que lograra levantarse de los escombros.
Ese era el motivo por el cual habían citado al equipo en la torre Stark, incluyendo a Sam, quien por suerte no les dijo nada a los demás.
–Bien, como ya sabrán, mientras  S.H.I.E.L.D se ponga en circulación nuevamente, e decidido tomar una excedencia —Steve miró de reojo a Tony, quien en ese momento se encontraba apoyado en una columna de brazos cruzados, ocultando sus manos, aquel gesto hizo sonreír al rubio, ¿quien iba a pensar que Tony Stark sería tan tímido al entregarle un anillo de compromiso?, siempre se veía hermoso, pero ahora estaba de ataque, vistiendo solamente unos pantalones de deporte y una camiseta ancha, su camiseta.
–Es comprensible—coincidió Natasha—Además, los acontecimientos pasados fueron muy duros para todos.
–Si, en efecto, fueron muy duros, pero también hay otro motivo, la vida es demasiado dura como para pasarla sólo.
–Oh por Dios, le pediste una cita, ¿Verdad? —Natasha se levantó y se acercó a Steve para abrazarlo —Felicidades, te dije que debías pedirle una cita ustedes harán una bella pareja.
–¿Cita?, ¿De que hablas?—Preguntó Steve confundido.
–Pues, de quien más, de Sharon.
Steve se sorprendió y de inmediato miró a Tony, quien lo miraba con una ceja enarcada y molesto, muy molesto.
–Nat, eso no...
–Oh, yo te dije que esa chica muere por ti..
–Bien, ya que el anciano dio su anuncio, es momento de dar el mío— Tony se alejó de la columna y se paró en el centro de la sala—Por un tiempo, ya no podré ser Iron Man.
Los presentes fruncieron el ceño extrañado.
–¿Por qué?, ¿Dónde es la barata de donas? —rio Clint.
–Silencio Clint, esto es serio— llamó la atención Rhodes—Tony, ¿Cuánto tiempo durará la fiesta esta vez?
Tony rodó los ojos ante aquellos comentarios fuera de lugar.
–Decía, que ya no podré ser Iron Man porque—Tomó los bordes de su camiseta y mostró su abdomen —¡Tengo un bebé aquí adentro!
Anuncio emocionado, para luego reír por la cara de idiotas que pusieron todos, incluso Bruce, quien era un científico con varios doctorados a cuesta.
–Espera —se puso de pie el hombre verde una vez que sus neuronas reaccionaron—¿es cierto?
–Tan cierto como que me llaman Tony Stark.
–Había oído de eso antes, de hombres que podían engendrar vida dentro de sus cuerpos.
–Donceles, nos llaman Donceles.
–Si, ellos, esto es realmente maravilloso—el doctor se acercó— Puedo...
Steve iba a objetar, pero la mirada que le lanzó Tony lo intimidó.
–Por supuesto.
El doctor posó su mano sobre su abdomen  abultado y una lágrima surcó su mejilla.
–Esto es maravilloso, felicidades, amigo mío.
Ambos hombres se abrazaron.
–¡Oh por Dios! —Rhodey cayó en la cuenta y se levantó de inmediato y también abrazó a su mejor amigo —felicidades, hermano, tu más que nadie se merece esto, mereces ser feliz, mereces a tu bebé, pero dime, quien es el infeliz suertudo que capturó tu corazón.
Nat y Clint fueron los siguientes en felicitarlo, esperando con ansias saber el nombre del padre del nuevo integrante de la familia.
–¿Lo conocemos?—pregunto Natasha emocionada.
– Debe tenerlos del tamaño de un avestruz para haberse metido contigo, considerando que eres Iron Man y que nosotros te respaldamos, debe saber que no la tendrá fácil.— comentó Clint como si nada.
Tony sonrió y Steve comenzó a temblar.
–Oh, por supuesto que lo conocen y vaya que los tiene muy grandes, tan grandes que le pidió una cita a una tal Sharon.
Todo mundo se quedó nuevamente en silencio, procesando sus palabras, entonces cayeron en la cuenta y dirigieron su mirada hacia Steve. Quien les sonrió de forma incómoda, pero sus ojos brillaban en alegría.
–Tu, maldito suertudo—se acercó Rhodey y lo abrazó para luego susurrarle en el oído— hazlo sufrir y probaré contigo los alcances de las armas de Iron Patriot.
Se alejó del rubio sin perder su radiante sonrisa en ningún momento.
–No puedo creerlo, ¿tu y Stark?, necesitamos sentarnos a tomar un café. Felicidades.
Clint lo abrazó, dejándolo un poco más tranquilo, en comparación con la amenaza directa del mejor amigo de Tony
–No sé cómo, pero lo sabía—Natasha lo abrazó— todas esas   miradas, todas esa reuniones a solas y ese intercambio de palabras que daban a entender que había un mensaje oculto, sin duda ustedes son el uno para el otro.
–De hecho, somos almas gemelas —Steve tomó la mano de Tony, éste le sonrió brillante.
—Con mucha más razón, si lo lastimas, haré que el otro sujeto te rompa los huesos—soltó Bruce con naturalidad, como si solo estuviera hablando del tiempo.
Todos se le quedaron mirando y este simplemente se encogió de hombros.
–Okey, dichas las amenazas, será mejor que vayamos a celebrar—interrumpió Sam, tratando de aligerar el ambiente.
–Esa es buena idea —Tony jaló a su futuro marido— Vamos cariño, tengo antojo de Shawarma.
Ambos enamorados salieron de la habitación con una enorme sonrisa, seguida de las quejas de sus amigos debido a que era la quinta vez en esa semana que comían lo mismo. Pero ahora sabían el porqué y no podían estar más felices de volver a comer aquella cosa, otra vez, aunque terminarán luego en el hospital.

One Shots Stony y MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora