Ahí estaba, sentado en la misma banca del bar, con el mismo margarita y dos tiras de polvo que desaparecieron al ser absorbidos por el mismo en no menos de menos de dos segundos; tal y como lo había encontrado "por simple destino" hace ya no más de un mes.
Vaqueros apretados justo a la medida, acompañados de una camisa negra que parecía una segunda piel, cabello oscuro como la noche y no podría faltar nunca aquella piel tan impoluta con aquel rojo carmesí de sus resaltantes labios. Perfecto.
A paso lento pero con el corazón a mil por segundo hipotéticamente se abrió paso, entre la multitud de cuerpos pegados, de la cual fue como el resultado final de manoseos por aquí y por allí. Y podía decir, no, podía hasta gritar que odia el asqueroso olor a sexo, droga, alcohol y sudor de la apabullante caterva, era... Lo peor (si es que no quería pensar en otras cosas). Habían sido seis horas en las que su espera al fin había dado frutos, no podía culpar a las damas y chicos bastante atractivos que se le habían acercado, tampoco al DJ, ni a la atrayente música que lo habían consumido por completo durante aquellas seis horas completas en cuerpo y alma.
–Al fin Busan se ha iluminado con el peculiar chico de ciudad.
Sabía bien que tenía sudor por doquier, pero no podía permitirse ir al baño. Fue así como tomó asiento en la banca consiguiente al ajeno.
–Kim Jong In, es un gusto para mi verte también.
Y aquella jodida sonrisa apareció después de aquellas palabras acompañadas de ese particular tono de ironía; muy a su pesar de que el perfecto gesto en forma de corazón se le hiciera como la novena maravilla del mundo, el ver aquellas pupilas dilatadas hizo que su imaginación explotara en diversas escenas.
–¿Otra vez jodiendo tus fosas nasales, Do?
Su dieztra se elevó para llamar la atención del bartender, el cual sirvió en un santiamén dos copas de cierta bebida de dudosa procedencia.
–Veamos que tan buen material eres para esto.
Empujando con uno de sus dedos un vaso y bebiendo todo el contenido del otro disimuló el ardor en su garganta por el reciente hecha do una rápida mirada al grupo de cretinos que no paraba de ver hacia su acompañante.
–Tranquilo Kim, mis ojos, mi boca y mis pensamientos son sólo tuyos esta noche.
– ¿Por qué llegaste tan tarde?
–¿Importa?
–Lo suficiente.
–. . .
Aquella ceja enarcada acompañada de esa sonrisa tan egocéntrica lo habían centrado nuevamente en él, dejando de lado si se parecía o no a aquellos imbéciles.
– ¿Quieres salir de aquí?
–Esperaba esa pregunta desde que pusiste tu trasero allí.
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Habían llegado a su departamento al parecer el aire que recibió KyungSoo en el transcurso del camino con medio cuerpo fuera de la ventana hizo que su sobriedad apareciera, y lo que más le alegraba le gustaba el Kyung Soo sobredosificado pero el sobrio no era tan irónico.
–Ayer compré vodka de durazno.
–¿Esa mierda existe?
–Alzate toda la botella y dime lo primero que se te venga a la mente.
Estaban en su habitación con tan sólo la iluminación de los focos de las calles que pasaban introvertidamente hacia su cama y le permitía ver las lechosas y regordetas piernas del menudo chico en su cama, mientras tanto buscaba rápidamente con su mano la botella de litro antes mencionada, hasta dar con ella y volver a la cama tal y como habían estado desde que llegaron.
–Te ayudará en tu descaro.
–Muy gracioso Kim.
Mientras el ajeno bebía todo el contenido de la botella, se dedico a trazar líneas imaginarias sobre uno de sus muslos.
–¿Cómo van papá y mamá?
–Chupandome las bolas veinticuatro, siete como siempre.
–Deberías quedarte toda esta semana conmigo.
–Deberías joderme el puto culo ahora y dejar de hacer preguntas, hermanito.
Arrojando la botella con un estruendoso sonido secundario, notó como su medio hermano tomó el cuello de su propia camisa para abrirla sin importar los botones disparamos por doquier.
–Maldito Kim, te maldigo siempre cuando llegó de la universidad y no tengo con quien jugar.
–Esperaba oír eso.
Eso fue lo último que pudo escuchar al sentir como su regazo era invadido por el ajeno, sus manos fueron por inercia hacia la cintura de este apretando la con ahínco al sentir aquel dolor en su entre en pierna a causa de sus pantalones, lo cuales desaparecieron con movimientos pausados y totalmente eroticos.
–Tu polla me extrañó tal parecer.
–No existen otro culo igual al tuyo en un pueblo como este.
–A mi culo no le agrada saber que tu polla busca otros culos, Kim.
–Entonces hagamos algo...
Las manos del moreno se movieron hacia la espalda del mayor, para moverlo agilmente, hasta quedar sobre este, deshaciendo de todas las prendas restantes de ambos cuerpos.
–¿Tanto ahínco, Kim?
–Lo suficiente.
Abriéndose pasó entre las piernas del mayor, separó aquellas dos voluminosas nalgas encontrándose con aquella arrugada entrada rosa, pasando su lengua con lentitud por sobre esta degustando su sabor y sintiendo el temblor en el cuerpo ajeno ocasionado, acercó su lengua para insertarla lo suficiente empujando unas cuantas veces permitiendo que la mano ajena que tomaba sus cabellos con fuerza lo manejará a su antojo, a su vez que este apretaba sus nalgas enterrando sus uñas en estas.
–J-jon In. Mierda. Hazlo ya.
Separándose unos cuantos centímetros para poder llevar dos de sus dedos hacia la boca ajena para que los succione, inserto ambos sin compasión alguna en el interior de este, abriendolo para si mismo, deleitando se con la mirada del mayor.
–¿Te he dicho que me gustas más cuando tus pupilas se dilatan por mi y nor por esas mierdas que te metes?
–Que te la metan.
–Oh no cielo, mejor te la meto yo.
Tomando ambos tobillos para dejarlos tras su nuca, tomó su miembro para colocarlo en la entrada de este y empujar se rápidamente en este, dejando salir un gemido gutural de placer que retumbo en toda la habitación.
–Papi está en casa.
Sus caderas se empujaron aún más hasta sentirse por completo en el abrazado calor de su interior.
–Muévete.
Tal y como se le ordeno su pelvis se impulsó de adentro a fuera, acercándose a tomar control de aquella boca semi abierta, dejando que sus lenguas empezarán un baile y sus labios una lucha entre quien tenía o no el control, a pesar de lo ya evidente.
Sentir ambas manos del mayor impregnadas en su espalda era una de sus mayores adicciones, le gustaba el transcurso y el resultado. Con su dieztra, tomó el miembro ajeno para bombearlo al mismo ritmo de sus embestidas las cuales ya hacían eco en la calurosa habitación.
Besos y mordidas, chupetones y lamidas, embestida tras otra mientras aquella oleada ya bien conocida por ambos se formaba en ambos fue lo que en la no tan silenciosa habitación se escucharan aquellos gritos de placer ahogados por besos pasionales que culminaron aquel encuentro ya seguido desde hace más de un mes desde que los padres de ambos chicos los encontraran teniendo sexo en la alberca.
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Nightclub Love ||KaiSoo|| One Shot
FanfictionUn encuentro con enigmas, descaro, sobredosificacion e ironías son lo que Do Kyung Soo y Kim Jong In, buscan para sentirse completos cada viernes por la noche.